Hoy voy a hacer un paréntesis en la serie sobre la cardinalidad, para tratar una cuestión que llevo ya un tiempo analizando. Se trata del concepto de escasez económica como causa única del valor, al margen de la utilidad.
Desde un punto de vista práctico creo que es un asunto muy interesante que puede servir para aportar una mejor explicación teórica a fenómenos especulativos que nos suelen producir rechazo o incluso nos cuesta comprender hasta el punto de calificarlos como irracionales.
Por poner ejemplos reales voy a referirme a obras de “arte” moderno que deliberadamente no eran tales, como los cuadros pintados por un chimpancé en 1964 que se vendieron por unos 650 dólares actuales, a ciertas criptomonedas como Dogecoin, y también a Bitcoin.
En el caso de Bitcoin y otras criptomonedas, es interesante que algunos Bitcoiners critiquen duramente a Dogecoin y otras “shitcoins” por ser especulativas y sin utilidad más allá de encontrar a alguien que te pague más de lo que tú pagaste por ellas. Pero cuando personalidades como Warren Buffet o Steve Hanke critican a Bitcoin exactamente por lo mismo, montan en cólera defendiendo a Bitcoin. Pero claro, si Bitcoin no sirve para otra cosa que para comprarse y venderse, ¿no aplicaría a los Bitcoiners el dicho de “le dijo la sartén al cazo…”? Lo intentaré responder al final del artículo.
La utilidad no es condición suficiente
Pues esto es lo que quiero analizar y explicar hoy. Antes de responder a la pregunta que titula este artículo, podemos afirmar con total tranquilidad que la utilidad no es una condición suficiente para que exista valor. No hay nada más útil que el aire que respiramos y no tiene ningún valor económico. Visto que no es condición suficiente, ¿es condición necesaria en el sentido de requisito previo al valor? Para responder a esta pregunta, cómo no, voy a recurrir a los Principios de Economía Política de Carl Menger.
Uno de los logros históricos de esta obra es explicar la causa del valor, y el concepto clave que maneja Menger para investigar esta cuestión tan importante es la necesidad humana en relación con la cantidad disponible del objeto que puede satisfacer dicha necesidad. Muy resumidamente podemos decir que mientras no haya cantidad suficiente de un objeto para satisfacer una necesidad, el objeto es escaso y por tanto tiene valor en proporción a la importancia que para nosotros tenga la insatisfacción. Y podemos resumir el concepto de utilidad de Menger como la capacidad de un objeto para satisfacer una necesidad humana.
Si el objeto satisface una necesidad será porque le reconocemos cualidades intrínsecas para satisfacer esa necesidad, ¿no? Por ejemplo, el pan satisface la necesidad de alimentarnos. Pero, ¿Es posible que existan objetos que satisfagan necesidades solo bajo el requisito previo de ser escasos?
Utilidad frente a escasez
Mi respuesta es un rotundo sí. Esto es así para los objetos cuya única utilidad es ser medios de intercambio indirecto, y la demostración es muy sencilla. Si por ejemplo Bitcoin fuera útil independientemente de su escasez y por la razón que fuese aumentara su cantidad de manera ilimitada, dejaría de tener valor pero tendría que seguir siendo útil. Y esto claramente no es así. Si Bitcoin no tiene valor, deviene totalmente inútil para el intercambio. El pan no, el pan seguirá siendo útil aunque lloviera del cielo y dejase de tener valor económico.
Antes nos hemos preguntado por “objetos que satisfagan necesidades solo bajo el requisito de ser escasos”. Y aunque considero que el ejercicio mental del párrafo anterior resuelve toda posible circularidad, es pertinente considerar que el concepto de escasez implica si o si demanda, y nadie demanda cosas inútiles. Bien, esa utilidad aunque sea entendida como la capacidad de satisfacer la necesidad de intercambiar en el futuro, ciertamente tiene que existir aunque sea como una consecuencia esperada. Y en ese caso la utilidad sería empresarial o especulativa y condicionada a la escasez, a la futura relación cuantitativa entre la cantidad total del objeto y cantidad que potencialmente se especula que se podría necesitar.
La expectativa de utilidad futura no implica “utilidad presente” en un sentido estricto, sino valor presente. Pretender que la utilidad futura es utilidad presente sería como decir que los futuros peces que esperas obtener y que imputas al valor presente de una caña de pescar, existen en el presente. No, los peces no existen, lo que existe es el valor presente de esos peces futuros, que proyectamos en la caña.
El «billete de lotería»
Si otros agentes llegan a la misma conclusión que yo y acaban otorgando valor presente a un objeto como potencial medio de intercambio, entonces aparece por fin la utilidad para intermediar intercambios. Pero esa utilidad aparece una vez que escasea el objeto. Es consecuencia, no causa.
Si no aparece ningún otro agente que llegue a la misma conclusión y el coste de poseer el objeto es muy bajo o casi nulo, yo podría poseer el objeto indefinidamente aunque no se cumpliera en plazo mi expectativa de escasez, debido a que la ecuación coste beneficio puede seguir siendo muy positiva aunque el beneficio sea muy improbable, porque el coste es ínfimo.
Esta última demanda a modo de “billete de lotería” se justifica con el valor presente (no con utilidad presente). Es una demanda del todo racional y empresarial y salvo que el demandante exprese claramente otra cosa, no veo pertinente que el economista asigne causas a su criterio unilateral como el coleccionismo o el cariño, que si bien se pueden dar, son cuestiones psicológicas complejas que no solo quedan fuera del campo de especialización del economista, sino que además no le competen porque semejante precisión y detalle solo lo puede conocer el sujeto que valora. La explicación de la empresarialidad en anticipación a la escasez es más general pues abarca cualquier posibilidad, incluyendo la de coleccionismo y similares, y toda teoría que ofrece una explicación más general de manera satisfactoria y con menos excepciones ad-hoc, es una teoría superior.
Rareza y escasez
Como decimos, la demanda por “billete de lotería” es una razón natural y racional para demandar objetos raros o únicos, porque la probabilidad de que acaben siendo escasos es elevada. Debido a su cantidad limitada, a nada que se demanden serán escasos y por tanto hay una oportunidad de ganancia. Esa ganancia puede producirse porque se le descubra al objeto alguna utilidad de consumo. Pero también puede ser especulativa donde la utilidad sería una consecuencia esperada de la escasez. Ya que la especulación, el trasiego con el valor, si se acaba dando, también es útil. Especialmente en una economía altamente especializada donde la necesidad de traficar con el valor en el espacio y en el tiempo es descomunal.
¿Y qué es un objeto “raro”? Desde un punto de vista puramente físico, todo objeto material sería raro porque es imposible que existan dos objetos absolutamente idénticos. Desde un punto de vista económico lo relevante para lo que estamos analizando aquí es que sea muy fácilmente identificable y distinguible de manera que facilite mucho la coordinación espontánea en torno a él. Es decir, un Punto Focal.
El ejemplo de la wikipedia ilustra magníficamente como el cuadro rojo es el punto focal por el mero hecho de distinguirse muy claramente de los demás. No sería así, por ejemplo, para los granos de arena del desierto que son para nosotros difícilmente distinguibles por mucho que cada uno de ellos sea físicamente único analizado al microscopio.
Bitcoin: distinguible y delimitable
El objeto raro puede ser una unidad, como un cuadro de arte moderno muy distinguible aunque su valor ornamental o artístico sea nulo o muy dudoso, o un conjunto fungible de unidades como es el caso del oro o de Bitcoin. Es preciso tener en cuenta que la “rareza” (en realidad ya hablaríamos de escasez) también puede ser inducida vía acaparamiento. Esto parece bastante claro en el caso de Dogecoin, Shiba Inu o Ripple. Nos puede parecer injustificado el valor de estas shitcoins, pero es un hecho indiscutible que una hábil y deliberada gestión de la escasez puede generar mayor valor aunque sólo sea temporalmente, a costa, eso sí, de intensificar el carácter de activo financiero del objeto al “centralizarse” en el acaparador.
Cabe distinguir entre el concepto de Punto Focal que presentó Thomas Schelling en 1960 y el concepto de concurso de belleza que presentó Keynes en 1936. El concepto de Schelling llega al fondo de la cuestión y nos proporciona un por qué: La distinguibilidad y delimitación del objeto, las cualidades del punto focal para servir como elemento de coordinación, mientras que Keynes se queda en el argumento circular de intentar anticiparse a lo que otros van a hacer.
Aplicando el concepto de punto focal a Bitcoin, su distinguibilidad y delimitación es muy destacable porque de manera muy sencilla y barata cualquiera puede identificar y delimitar tanto el conjunto total de unidades de Bitcoin como cada unidad en particular. Además, tiene otra serie de propiedades como la facilidad de transporte, atesoramiento, divisibilidad, etc.
NFTs
Estas propiedades no lo hicieron útil porque sin la escasez no sirven para nada, pero es más que probable que los primeros demandantes las tuvieran en cuenta anticipándose a que otros agentes también las apreciaran posteriormente, y las probabilidades de devenir en escaso fueran mayores. Pero a lo sumo serían causas coadyuvantes que no son ni suficientes ni necesarias, pues pueden existir objetos valiosos destinados exclusivamente al intercambio de pobre vendibilidad. Por ejemplo que sean poco divisibles como los NFTs, o no tan fáciles de transportar como cualquier objeto físico que solo sirva para intercambiar.
Considero también importante analizar la persistencia en el tiempo de un Punto Focal y ver hasta qué punto se puede reemplazar por otro mejor. Un punto focal genera efecto red, y el efecto red realimenta a su vez al punto focal. Pero en mi opinión el efecto red no aguantaría mucho si un competidor representa un punto focal significativamente mejor. Bien es cierto que si la necesidad de unificación no es crucial, los puntos focales no tienen porqué ser excluyentes, y el mercado puede utilizar varios de manera simultánea.
Pero volviendo a la posibilidad de reemplazo, hay puntos focales que dada su simplicidad, una vez concebidos es difícil que otro candidato pueda desbancarlos o que “les robe cuota de mercado”. Tal es el caso de nuestro abecedario o de los numerales indoarábigos posicionales de nuestro sistema numérico. Y también podría ser el caso de Bitcoin frente a otros candidatos sí, nótese el condicional, lo que al mercado le importa sobre todo fuera el carácter de conjunto fijo de unidades de un activo real digital.
Punto Focal
Esta simplicidad no se debe confundir con el concepto de first mover, pues la simplicidad genera un punto focal muy persistente. Ser el primero en llegar no significa mucho si se trata de un punto de coordinación complejo que puede se puede mejorar ampliamente. Eso sucedió con la red social msn o con el estándar Betamax. El efecto red que se consiguió por ser el primero se viene abajo fácilmente ante una alternativa significativamente superior. También puede pasar, ojo, que los sistemas simples queden superados, pues los numerales indoarábigos predominan hoy porque doblegaron al anterior punto focal que ostentaban los numerales romanos. Pero en los sistemas simples es en principio más difícil y menos frecuente que suceda el reemplazo.
En conclusión, la utilidad no es la causa del valor. A lo sumo es una condición coadyuvante, pero no es ni condición necesaria ni suficiente. Es la escasez económica lo que determina si un objeto es valioso o no. Y en particular para los objetos que solo sirven para intercambiar es muy relevante el carácter de Punto Focal. La delimitación y distinguibilidad de un objeto es crucial para traficar con el valor utilizando ese objeto como elemento de coordinación. Este carácter de Punto Focal puede ser más o menos persistente en el tiempo según lo difícil que sea que otro Punto Focal lo desbanque. Y este carácter de Punto Focal y su persistencia es en mi opinión una explicación perfectamente racional de los fenómenos puramente especulativos.
16 Comentarios
CRÍTICA al autor de este artículo:
Cada vez que comienzo a leer un artículo de Manuel Polavieja me viene a la cabeza la idea de que el autor no ha leído y no conoce (en realidad saco la conclusión de que no tiene ni p. idea de) el trabajo de Carl Menger (1871) «Principios de Economía Política» [1].
Me llama la atención, sin embargo, que suele ser típico que o bien en el siguiente artículo o bien «a continuación» cite a Menger… como si fuera parte u origen de (o intentando justificar) su propio planteamiento. Me deja perplejo. Desde luego, es muy difícil de entender o de explicar (paso a paso desde los elementos más simples) sus planteamientos desde los mismos o similares presupuestos adoptados por Menger y la Escuela Austriaca.
También es verdad que esperaría ver aparecer en la sección de comentarios de los lectores críticas puntuales y generales a sus planteamientos (en esta misma línea que señalo, u otras), pero no los encuentro (quizás porque los críticos se han dado por vencidos por aburrimiento y agotamiento).
Me deja perplejo. La teoría del valor de Menger es muy clara y expresada dentro de su teoría de los bienes ‘paso a paso’: utilidad percibida, BIEN (las cuatro condiciones necesarias y universales en donde se concreta esa utilidad percibida), bien ECONÓMICO (escasez, mayores requerimientos que disponibilidades de ese objeto o actividad), VALOR como un ranking implícito en el actuar humano en pos de satisfacer nuestras necesidades más urgentes e importantes primero (en realidad como un ranking de eventuales satisfacciones de esas necesidades percibidas), la teoría señalando las condiciones que facilitan la aparición de concretos INTERCAMBIOS entre dos personas (posibilidad que tiene un límite en cada determinado contexto), etc. La única interpretación que encuentro es que el autor desarrolla una idea (al margen de todos los trabajos de la Escuela Austriaca, especialmente Menger), y luego, busca encontrar acomodo («encajar» o meter con calzador) a esa idea o ese planteamiento haciendo alguna referencia puntual ex post a Menger.
No digo que alguna de las cuestiones señaladas no tengan interés por sí misma y no merezcan ser estudiadas, pero…
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[1] Por ello he intentado complementar alguno de dichos artículos aportando en los comentarios un enlace tanto al propio libro de Menger como al trabajo de Jeremie Rostan (2008) «Study Guide to Carl Menger’s Principles of Economics»: https://cdn.mises.org/Principles%20of%20Economics%20Study%20Guide_2.pdf
… sin ningún éxito, sin respuesta, excepto más de lo mismo: decir Mises no entendió a Menger, fulanito no entendió a menganito, versión uno, dos, tres… veintitres, versión uno bis, dos bis, tres bis…, etc.
No veo necesidad alguna de atacar al autor (no es que me importe ni me moleste), pudiendo refutar mis argumentos y dejarlos en evidencia sin ese innecesario preámbulo.
Sobre el fondo del asunto, la primera condición de Menger es que tiene que existir una necesidad humana. Y según Menger también, el valor es la significación de la importancia de una necesidad. Es decir, desde el momento que identificamos una necesidad insatisfecha y su intensidad (cuyo reflejo es el valor), dirigimos nuestra actividad planificadora para buscar o crear bienes que sean apropiados para satisfacer esa necesidad (Condición 2)
Si identificamos una necesidad insatisfecha, por ejemplo, la sed, esto solo puede ser porque no tenemos a nuestra disposición la cantidad de bienes necesaria para satisfacerla (agua). Es decir, padecemos lo primero que identificamos es **escasez**. Luego puede resultar que encontremos muchisima más agua de la que necesitamos desparaciendo la escasez y quedandose el agua en un status de bien útil. Pero lo que en un principio dirige nuestro curso de acción es la escasez (el valor).
No puede ser de otra forma, pues así es como priorizamos nuestra actividad planificadora, guiándonos por la necesidad o escasez (y Menger define valor como significación de la necesidad).
Que la escasez o necesidad, y por tanto el valor, es la primera causa de actuar y lo que determina si algo es un bien o no, lo deja muy claro Menger en su ejemplo del tabaco. Si desparaciera totalmente la necesidad de fumar, todos los bienes relacionados con el tabaco (herramientas, libros, etc) dejan de ser útiles y pasan a ser simples cosas.
La definicón de valor de Menger. Cito:
«La significación que los bienes tienen para nosotros, y que llamamos valor, es solamente una significación figurada o metafórica. En principio, lo único que tiene significación es la satisfacción de nuestras necesidades, porque de ella depende la conservación de nuestra vida y nuestro bienestar. Pero luego, y con lógica consecuencia, trasladamos esta significación a aquellos bienes de los que sabemos que depende la satisfacción mencionada»
Lo primero que se identifica es la necesidad insatisfecha y su intensidad o importancia, que es lo que determina el valor. Que **luego** trasladamos a los bienes. Pero solo si son escasos, porque si no son escasos para satisfacer esa necesidad, obviamente no habría ninguna necesidad insatisfecha.
En definitiva: Una necesidad insatisfecha implica si o si escasez.
Disculpa (o perdona, tú como autor, Manuel, y los eventuales lectores) por el Preámbulo (y lo de p. idea). Tienes razón en que no hace/hacía falta; pero también te digo que la serie ‘Mises no entendió a Menger’ me ha causado (me ha ido causando) un malestar que ha irrumpido así al principio de mi crítica a este artículo (aunque este artículo no pertenezca estrictamente a aquella serie).
Mi crítica, en realidad se extiende más allá de ti (como autor) y este artículo (o serie de artículos), y abarcaría a casi toda la aproximación main stream en Economía (incluyendo todo lo que utiliza la gráfica/gráficas marshalliana o las aproximaciones mecanicistas). Creo que: (a) en general se le da la vuelta a la relación causal en la mayoría de las aproximaciones al estudio de la Economía (relación causal que viene muy bien expuesta y explicada por Menger en su aproximación causal genético-evolutiva, si se sigue con detenimiento desde el principio de su libro y ‘paso a paso’ como viene expuesta); (b) y en particular creo que tu lectura del libro de Menger adolece de ese mismo defecto (típico de la aproximación/aproximaciones main stream, pero que es más llamativa viniendo de alguien que escribe en un ámbito austriaco y habiendo leído el libro).
Es posible que también esté influyendo la traducción al castellano del libro de Menger. Debió de haber una traducción pobre al inglés que fue superada por la más reciente que publica el Mises Institute. Puede que pase algo parecido con la tradución castellana, que no la conozco, pero por ejemplo, donde tu escribes ‘significación’ yo hubiera leído o traducido ‘importancia’ (que siempre es relativa –en relación a otras necesidades– y subjetiva, pues es cada persona, cada actor, el que la atribuye, el que hace ese ranking). He adjuntado un enlace a la Guía de Rostan porque creo que ahí está todo incluso más claro. Y desde una lectura sosegada del libro de Menger tus argumentos no se siguen, no se entienden (no digo que quizás no puede haber otra manera diferente de exponer esa misma idea o una idea parecida siguiendo los argumentos de Menger, pero… realmente yo no los entiendo como lo explicas).
Por ejemplo, «En definitiva: Una necesidad insatisfecha implica sí o sí escasez» (?) ¡O no!: Una persona puede no encontrar lo que necesita, y encontrarlo más adelante (o no) por mediación de un cambio en sus ideas o planteamientos, que también son un recurso pero no son una realidad escasa en sí misma (a diferencia de los bienes económicos). «I can’t get no satisfaction» cantaba Mick Jagger cuando era joven, y no creo que tenga mucho que ver con la escasez ni con los bienes económicos…
Por ejemplo: Es cierto que «primero… se identifica… la necesidad insatisfecha» y SÍ que «luego… trasladamos a los bienes» (a ese objeto o actividad, en realidad: «thing» dice en la traducción al inglés), dentro de la 4 condiciones o prerrequisitos que deben darse conjuntamente para que un objeto o actividad llegue a alcanzar (eventualmente) el carácter de ‘BIEN’. Pero NO «y su intensidad o importancia, que es lo que determina el valor». Esto ya refiere a otros pasos más adelante (a otros capítulos más adelante, más allá de la teoría del bien); esto pertenece ya a la teoría de los BIENES ECONÓMICOS (antes de la teoría del valor, pues Menger iguala bien económico –mayores requerimientos hacia la cosa que disponibilidades de la misma le aparecen al actor– con VALOR, y con economizar). Pero te estás saltando pasos. Y por eso uno (alguien que ha leído a Menger con detenimiento) se queda perplejo con lo que dices…
No sé si soy yo solo (por eso me extraña que no aparezcan más críticas en los comentarios; sí que aparecieron en tus primeros artículos de esa serie…).
Lo que es cierto es que como esas críticas que te he hecho, te podría hacer una casi por cada cosa que escribes… pero antes de hacerla me cuesta bastante trabajo recomponer toda tu argumentación, para poderla contrastar con la (muy clara) línea argumental (relaciones causales, que en realidad también son históricas, y tanto constructivas como desconstructivas, pues las condiciones de bien, bien económico, valor, etc., se pueden perder, cuando alguno de los requisitos ‘empieza’ a faltar, desaparece), paso a paso, de Menger.
En cualquier caso, disculpa por mis exabruptos, y agradezco tu/vuestro trabajo y esfuerzo…
Me temo que como muchos austriacos lees a Menger con las gafas de Mises. Yo mismo lo hice y tuve que releer a Menger de nuevo. Trabajo con las versiones en inglés y en castellano. También con la edición en alemán. Y también contrasto con la segunda edición de «Principios» que Menger estuvo 40 años revisando, para ver que cosas mantuvo igual, que cosas modificó y que cosas eliminó.
La primera frase de Menger en «Principios» es que todo tiene una causa y un efecto y que nada escapa a esa ley universal.
Fíjate en la definición del valor de Menger que te he citado como dice: «Pero LUEGO, y con lógica CONSECUENCIA, trasladamos esta significación a aquellos bienes de los que sabemos que depende la satisfacción mencionada» Hay que estar atentos a la secuencia lógica y a la la premisa fundamental de Menger causa->efecto. La causa de todo es la necesidad, por eso es la primera condición. Por tanto, la causa del valor es la necesidad insatisfecha. La escasez. Y esa es, lógicamente, la primera condición de Menger.
Cuando dices que no encuentras lo que necesitas, eso es de hecho la máxima expresión de escasez. Cuando la cantidad de objetos que pueden satisfacer una necesidad es CERO, cualquier cantidad necesitada por mínima que sea ya implica si o si escasez. Escasez = Necesidad Insatisfecha.
Dices: «Hay que estar atentos a la secuencia lógica y a la la premisa fundamental de Menger causa->efecto. La causa de todo es la necesidad, por eso es la primera condición.» O.K.
La aparición de una necesidad o un deseo (sentido o imaginado) es la primera condición o prerrequisito de las 4 que deben darse conjuntamente para que aparezca un BIEN [1]. Ninguna de esos 4 prerrequisitos es la escasez.
Pero continúas: «Por tanto, la causa del valor es la necesidad insatisfecha. La escasez. Y esa es, lógicamente, la primera condición de Menger.» Pues NO, no «se sigue», no es la primera condición, ni enlaza lógica ni directamente (necesidad insatisfecha con escasez). Y es una puntualización importante, porque si empezamos a mezclarlo todo y a no distinguir, al final sale cualquier cosa.
En el libro de Menger (me imagino que en cualquiera de sus versiones) en el primer capítulo («The general theory of the good»), no se habla de escasez. La idea de escasez solo aparece en el segundo capitulo «Economy and economic goods»), que es cuando trata de la aparición de BIENES ECONÓMICOS, que es cuando se añade una nueva condición. Y ello dentro de un nuevo contexto… añadido y diferente del expuesto en el primer capítulo.
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[1] Reproduzco el principio del… Chapter I: THE GENERAL THEORY OF THE GOOD
1. The General Theory of the Good
All things are subject to the law of cause and effect. This great principle knows no exception, and we would search in vain in the realm of experience for an example to the contrary. Human progress has no tendency to cast it in doubt, but rather the effect of confirming it and of always further widening knowledge of the scope of its validity. Its continued and growing recognition is therefore closely linked to human progress.
One’s own person, moreover, and any of its states are links in this great universal structure of relationships. It is impossible to conceive of a change of one’s person from one state to another in any way other than one subject to the law of causality. If, therefore, one passes from a state of need to a state in which the need is satisfied, sufficient causes for this change must exist.
There must be forces in operation within one’s organism that remedy the disturbed state, or there must be external things acting
upon it that by their nature are capable of producing the state we call satisfaction of our needs.
Things that can be placed in a causal connection with the satisfaction of human needs we term USEFUL THINGS. If, however, we both
recognize this causal connection, and have the power actually to direct the useful things to the satisfaction of our needs, we call
them GOODS.
If a thing is to become a good, or in other words, if it is to acquire GOODS-CHARACTER, all FOUR of the following PREREQUISITES must be simultaneously present:
1. A human NEED.
2. Such PROPERTIES as render the thing capable of being brought into a causal connection with the satisfaction of this need.
3. Human KNOWLEDGE of this causal connection.
4. COMMAND of the thing sufficient to direct it to the satisfaction of the need.
Only when ALL FOUR of these prerequisites are present simultaneously can a thing become a GOOD. When even one of them is absent, a thing cannot acquire goods-character, and a thing already possessing goods-character would lose it at once if but one of the four prerequisites ceased to be present (Nota).
Nota: From this it is evident that goods-character is nothing inherent in goods and not a property of goods, but merely a relationship between CERTAIN THINGS things and men, the things obviously ceasing to be goods with the disappearance of this relationship.
Te sigues aferrando a la mera secuencia expositiva, identificando los bienes no económicos desde tu sillón de economista teórico (i.e. «el aire es un bien»). El objetivo de Menger no es teorizar por teorizar sino explicar la realidad, el comportamiento del hombre práctico.
Crusoe ni se plantea ponerse a buscar bienes no-económicos como el aire. Crusoe no se para a pensar en las necesidades ya satisfechas sino que ordena sus necesidades insatisfechas por orden de importancia según el valor de satisfacerlas. Las necesidades insatisfechas son aquellas para las que padece escasez de bienes que las satisfacen. Escasez = insatisfacción = Valor. Esta escasez es la que opera de manera real en la condición uno.
Veamos que dice Menger sobre los bienes no económicos:
«¿Qué sentido tendría, por ejemplo, cuando se da esta circunstancia [que la cantidad necesitada es mayor que la disponible], la preocupación por elegir entre satisfacer las necesidades con la cantidad de bienes de que se dispone o renunciar a ello, allí donde ni siquiera con la más completa satisfacción se disminuye la cantidad total de bienes disponibles? ¿Ni qué podría mover a los hombres a conseguir los mejores resultados posibles con una cantidad dada de bienes, o alcanzar un determinado resultado empleando la menor cantidad posible de estos bienes?» (Capitulo II.3.b Los bienes no económicos)
Los bienes no económicos no son objetos de la economía, de la actividad previsora de los hombres, ni del deseo de poseerlos, y si ni deseas poseerlos, menos aun perderás el tiempo en buscarlos.
Las condiciones 1 a 4 se deben entender en el marco de la actividad previsora, y no son blanco o negro en el sentido de que o se dan todas o no se da ninguna. Se puede dar la primera y no las 3 restantes.
Que no se den las condiciones 2, 3 y 4 implica que el sujeto no encuentra ningún objeto que satisfaga una necesidad existente. Que no exista el bien de ninguna manera implica que desaparezca la necesidad ni el valor de satisfacerla. Estás confundiendo bien con valor. El bien económico no es el valor ni tampoco contiene valor, simplemente reflejamos en él el valor. El valor es causalmente anterior al bien económico.
Sobre el caso que planteas, puede valer como ejemplo el personaje de Tom Hanks en la película naufrago, cuando quiere hacer fuego. El tiene la necesidad de hacer fuego para llamar la atención de los barcos, y también para cocinar comida.
Que no tenga mecheros ni cerillas no implica que su necesidad desaparezca, al revés, es más acuciante aun si cabe. Sigue siendo una necesidad imperiosa para él, y padece una escasez total, absoluta, de herramientas para hacer fuego.
Como CONSECUENCIA de esa escasez total de herramientas para hacer fuego (0 bienes de ese tipo), nuestro Crusoe dirige su curso de acción para encontrar o inventar herramientas que satisfagan su necesidad de avisar barcos o de cocinar. Esas herramientas, si acaban por existir, serán bienes por CAUSA de la necesidad que tiene el naufrago.
It is somewhat difficult to believe now that Menger was the first to base the DISTINCTION between FREE (GOODS) and ECONOMIC GOODS on the idea of scarcity. But, as he himself says, while the very concept was not known in the English literature, the German authors who had used it before him, and particularly Hermann, had all been trying to base the distinction on the presence or absence of cost in the sense of effort. But, very characteristically, while all of Menger’s analysis is grounded on the idea of scarcity, this simple term is nowhere used. “Insufficient quantity” or “das ökonomische Mengenverhältnis” are the very exact but somewhat cumbersome expressions which he uses instead.
It is characteristic of his work as a whole that he attaches more importance to a CAREFUL DESCRIPTION of a phenomenon than to giving it a short and fitting name. This frequently prevents his exposition from being as effective as might have been wished. But it also PROTECTS HIM AGAINST a certain one-sidedness and a tendency towards OVERSIMPLIFICATION to which a brief formula so easily leads. The classic instance of this is, of course, the fact that Menger did not originate—nor, so far as I know, ever use—the term marginal utility introduced by Wieser, but always explained value by the somewhat clumsy but precise phrase, “the importance which concrete goods, or quantities of goods, receive for us from the fact that we are conscious of being dependent on our disposal over them for the satisfaction of our wants,” and describes the magnitude of this value as equal to the importance which attached to the least important satisfaction which is secured by a single unit of the available quantity of the commodity.
…
Even more remarkable is the prominent role which the element of time plays from the very beginning. There is a very general impression that the earlier representatives of modern economics were inclined to neglect this factor. In so far as the originators of the mathe
matical exposition of modern equilibrium theory are concerned, this impression is probably justified. Not so with Menger. To him economic activity is essentially planning for the future, and his discussion of the period, or rather different periods, to which human forethought extends as regards different wants has a definitely modern ring.
…
On yet another and a more interesting point in connection with the pure theory of subjective value Menger’s views are remarkably mod
ern. Although he speaks occasionally of value as measurable, his exposition makes it quite clear that by this he means no more than that the value of any one commodity can be expressed by naming another commodity of equal value. Of the figures which he uses to represent the scales of utility he says expressly that they are not intended to represent the absolute, but only the relative importance of the wants, and the very examples he gives when he first introduces them makes it perfectly clear that he thinks of them not as cardinal but as ordinal figures.
Next to the general principle which enabled him to base the EXPLANATION OF VALUE ON UTILITY the most important of Menger’s contributions is probably the application of this principle to the case wheremore than one good is required to secure the satisfaction of any want. It is here that the painstaking analysis of the causal relationship between goods and wants in the opening chapters and the concepts of complementarity and of goods or different orders bears its fruits.
(Extracto de la Introducción de Hayek)
Y estoy de acuerdo en que hace muy bien Menger en no usar el término escasez. Pero hoy día se usa y quiere decir cantidad disponible menor que cantidad necesitada.
¿En que cambia mi argumento si sustituyo escasez por cantidad de objetos disponibles?:
«Que no tenga mecheros ni cerillas no implica que su necesidad desaparezca, al revés, es más acuciante aun si cabe. Sigue siendo una necesidad imperiosa para él, y padece una falta total, absoluta, de cantidad de de objetos disponibles para hacer fuego.»
No cambia en nada.
Respondo aquí al siguiente comentario o respuesta de Manuel Polavieja (porque no veo link para responder bajo su respuesta):
Cuando dices ‘significación’, esta palabra enlaza mejor con la caracterización que Menger hace de BIEN (capítulo I; y es –al menos así la veo o entiendo yo, como– una realidad estrictamente individual y creativa, que requiere imaginación en la persona, y propiedades –imaginadas o imaginables– en la cosa, y capacidad de disposición de la persona sobre la cosa). Pero NO escasez.
Cuando dices ‘importancia’ (en realidad hablamos de importancia «relativa», y atribuida ex ante a una eventual futura satisfacción de una necesidad imaginada o percibida por la persona en relación a otras posibles alternativas –imaginadas o imaginables–), esta palabra enlaza mejor con la caracterización que Menger hace de BIEN ECONÓMICO (capítulo II; consecuencia de la percepción de una situación en que existen mayores requerimientos que cantidades disponibles de ese… bien; lo que hace que aparezca la actividad o actividades implícitas en la palabra «economizar», y que se le asigne a ese bien –ahora ya «bien ‘económico’ «–, un –mayor o menor, en un ranking o escala individual– VALOR, que es una cualidad atribuida subjetiva e históricamente, ordinal y no cardinal, referida a concretas cantidades vistas o imaginadas como disponibles, y que no viene dada –capítulo III–).
Y sí que cambia… en TODO. Para empezar: la flecha temporal —-> , un PROCESO estrictamente unidireccional, lógica e históricamante (teoría e historia, decía Mises), contingente, dependiente del camino. Para continuar, su carácter tentativo, de la empresarialidad, por prueba y error y la inerradicable incertidumbre del resultado. Casi todos los ERRORES en este campo vienen de NO DISTINGUIR, de considerarlo como una realidad ESTÁTICA o ATEMPORAL, y de darle la vuelta a la flecha del tiempo, a la flecha causal (y hacerla bidireccional ) con lo que les parecería una realidad DADA, ahistórica.
Me temo que no has leido con ninguna atención la definición de valor de Menger:
«La SIGNIFICACIÓN que los bienes tienen para nosotros, y que llamamos VALOR , es solamente una significación figurada o metafórica. En principio, LO ÚNICO QUE TIENE SIGNIFICACION ES LA SATISFACCIÓN DE NUESTRAS NECESIDADES, porque de ella depende la conservación de nuestra vida y nuestro bienestar. Pero LUEGO, y con lógica CONSECUENCIA, trasladamos esta significación a aquellos bienes de los que sabemos que depende la satisfacción mencionada.»
Con «significación» Menger se refiere al valor, y significación tiene que ver con la satisfacción de las necesidades, ¡¡¡no con los bienes!!!. La necesidad existe antes y con independiencia de que existan bienes o no para satisfacerla. Además, no hay valor si la necesidad está plenamente satisfecha. La necesidad de respirar en condiciones normales no tiene ninguna significación o valor. No hay valor si no hay escasez / instasifacción.
También vuelvo a insistir en que el valor está en la satisfacción de la necesidad, que «LUEGO y con logica CONSECUENCIA» se traslada a los bienes (si es que se encuentra el bien que la satisfaga, que podría no encontrarse).
No sé en que cambia la flecha temporal por decir «cantidad disponible inferior a la necesitada» en lugar de «escasez».
Aquí Huerta de Soto explica lo mismo que pretendo explicar yo: https://www.youtube.com/shorts/Q0mowJgZDMY
Lo primero que determina el sujeto es la escasez, la falta de medios para satisfacer fines: La escasez total de medios que tiene el naúfrago para su fin de encender fuego.
¿Y hacia que dirige su acción el naufrago? A buscar cosas que puedan satisfacer su necesidad de encender fuego (condición 2), y lo hace precisamente porque la condición 2 no se cumple ya que no existe ni una sola cosa (bien o medio) que satisfaga esa necesidad. El valor, la escasez, es la causa de la utilidad, es lo que impulsa al hombre a buscar relaciones causales «cosa satisface necesidad» (condición 2).
No encuentro en la edición inglesa (https://cdn.mises.org/Principles%20of%20Economics_5.pdf ) la frase que reproduces. Lo más parecido que encuentro es lo siguiente en la página 139 (que creo que es la frase paralela que tú reproduces):
«If we summarize what has been said, we obtain the following principles as the result of our investigation thus far:
(1) The importance that goods have for us and which we call value is merely imputed. Basically, only satisfactions have
importance for us, because the maintenance of our lives and well-being depend on them. But we logically impute this
importance to the goods on whose availability we are conscious of being dependent for these satisfactions.»
Si te das cuenta, en el lugar en que en español figura ‘significación’, en inglés figura ‘importance’. Y importancia cuadra más con lo que es la ‘utilidad marginal’, esencia del valor (dentro del proceso personal de economizar). Date cuenta: UTILIDAD marginal; utilidad, satisfacción marginal, NO «escasez» marginal, pues precisamente con la escasez de unidades de que disponemos podemos hacer varios usos, destinarla a diferentes finalidades (con su ‘significación’ cada una de ellas), a las que atribuimos distintas UTILIDADES previstas o imaginadas, que ordenamos como un ranking de mayor a menor (‘importancia’).
Por otra parte, cuando Robinson Crusoe, o un hombre primitivo no tiene mechero ni cerillas (no puede ni imaginarlas siquiera en realidad) la aventura de crear fuego, de descubrir el fuego (había una película titulada «En busca del fuego») va más allá, es anterior a la actividad de economizar: primero tendría que «descubrir» algún medio para prender fuego, inventar el fuego (existe una necesidad, tiene capacidad de disposición de diversos materiales a su alrededor, que quizás pudieran tener propiedades para ello, pero falta el conocimiento de la relación causal que pudiera ligar esos recursos con esa necesidad). Luego los palitos o las piedras no son bienes (no digamos ya bienes económicos, para lo que haría falta –ahora sí– escasez, mayores requerimientos hacia ese tipo de material que disponibilidades percibidas, en esa sociedad. Falta encontrar el significado… de los procesos causales que harían comenzar a arder dos palitos a partir del rozar sistemáticamente uno con otro, o de rozar dos piedras para que surja una chispa y sobre un lecho de hojas o ramas secas puedan comenzar una hoguera.
De todas formas, ME ARREPIENTO de haber escrito el comentario/respuesta que comienza con «Respondo aquí… (porque no veo link debajo…)», porque a partir de ahí ya nos salimos de la crítica a tu propuesta, a tu artículo, y ya nos adentramos en diferentes traducciones y pequeñas diferencias entre las propuestas teóricas de los diferentes autores de la Escuela Austriaca (que por no estar aquí, este no es el lugar para debatirlas).
Y acabo. Porque si tuviera que debatirte punto por punto cada uno de los «non sequitur» (o «oversimplifications») no acabaríamos nunca. Remito al siguiente artículo que publicas, que llevas tu argumento al extremo.
Si, es ese mismo pasaje. En la traducción al español «importancia» y «significación» es lo mismo. En la versión original utiliza la palabra «Bedeutung» que quiere decir «significado» o «importancia», en ese orden. En inglés Bedeutung es «meaning», «importance» o «significance» en ese orden ( https://dictionary.cambridge.org/dictionary/german-english/bedeutung?q=Bedeutung).
Darle vueltas a importancia o signficación no tiene ningún sentido porque son sinónimos. En todo caso es lo relevante es que la importancia, el valor, surge de la necesidad, no está en los bienes: «The importance that goods have for us and which we call value IS MERELY IMPUTED. Basically, ONLY SATISFACTIONS have importance for us»
Sobre utlidad marginal y escasez. Escasez no tiene nada que ver con utilidad sino con marginal. El valor de la unidad marginal es mayor que cero solo cuando hay escasez. Meter en el debate el término «utilidad marginal» que Menger nunca usa, embarra el debate y lo hace más pesado.
Lo mismo que poner ahora otro ejemplo distinto al que puse sobre el naufrágo que SI conoce los mecheros y las cerillas. Ahora tengo que argumentarte el caso del hombre primitivo, pero vamos, lo que tú mismo dices va en linea con mi argumento: El hombre primitivo tiene la necesidad de calentarse, y para el calentarse tiene valor. Pero no sabe con qué cosas puede encender fuego. Ergo el valor de satisfacer la necesidad de calentarse existe ANTES de que exista ningún bien que la satisfaga. El valor es siempre previo porque surge de la necesidad, no está en los bienes.
Desde el principio me está dando la sensación de que estuvieras argumentando contra un supuesto artículo que se titularía «¿Es la utilidad un requisito previo de los bienes?, pero ¡¡NO!! el artículo se titula: ¿Es la utilidad un requisito previo AL VALOR?
Estoy de acuerdo con usted en las críticas que dedica a los artículos de Manuel Polavieja. También en el arduo trabajo que es necesario para recomponer sus argumentos y desmontarlos. Y, precisamente por eso, no es extraño que aquellos que en algún momento refutamos sus posiciciones hayamos abandonado esa tarea. Evidentemente, el hecho de no seguir replicando sus artículos no quiere decir que los compartamos, simplemente no le encontramos ya sentido.
En mi opinión, lo más triste de todo es que estos artículos lo único que consiguen es sumir en la confusión a los lectores más inexpertos. Principalmente a aquellos que por afinidad libertaria o bitcoiner tienen a Polavieja como referente y asumen sus comentarios acríticamente.
Pero como os gusta el salseo, de verdad. ¿Por qué hay que pensar que la gente es tan superficial como para asumir lo que yo pueda decir sin ningún cuestionamiento? Si lo que digo son cosas sin sentido, como vosotros de hecho pensáis, pues nadie me hará ni caso. Por mi parte, siempre he intentado dedicar tiempo y esfuerzo en argumentar mi postura y contra-argumentar las críticas a mi postura, que son siempre bienvenidas. Prefiero mil veces una crítica a un halago.