La teoría de juegos se ha convertido en un paradigma dominante dentro de la ciencia económica actual. De hecho, no hay más que comprobar la cantidad de recientes ganadores del Premio Nobel de Economía que son considerados teóricos de juegos. Desde Nash, Harsanyi, Aumann o Schelling, pasando por Myerson o Tirole, y acabando con Milgrom y Wilson, últimos ganadores del premio. Una herramienta fundamental dentro de la presente ciencia económica no puede pasar desapercibida a ojos de una escuela de pensamiento que se supone que tiene unos fundamentos teóricos y epistemológicos diferenciadores. Es por eso que la teoría de juegos necesita ser estudiada desde la Escuela Austriaca y sus fundamentos comparados con los de la misma. Seguramente encontraremos numerosas diferencias, pero también, similitudes que puedan animar a la síntesis, a la retroalimentación, a la mejora, entre ambas posturas. Por el momento, el trabajo que recoge de manera general este análisis de diferencias y similitudes entre la Escuela Austriaca y la teoría de juegos es el de Foss (2000), aunque podemos encontrar otros trabajos que también han tratado la cuestión de manera menos general (Cevolani 2011; Arena and Larrouy 2016). En ellos nos basaremos para escribir este artículo, además de algunos comentarios propios que haremos adicionalmente.
Similitudes: alternativa al paradigma del equilibrio competitivo
Antes que nada, llama la atención que uno de los desarrolladores más famosos de teoría de juegos aplicada a la economía sea precisamente economista austriaco. Es más, está considerado miembro de la cuarta generación de la Escuela, es decir, compañero de Hayek, Machlup o Haberler. Estamos hablando de Oskar Morgenstern, coautor junto al conocido matemático John von Neumann, de The Theory of Games and Economic Behavior (1944). Esta obra está calificada de revolucionaria y se la reconoce como iniciadora de un campo de investigación interdisciplinar de la teoría de juegos. Es decir, si de similitudes comenzamos a hablar, hemos de saber que uno de los primeros pensadores que empezó a aplicar la teoría de juegos en la economía fue, justamente, economista austriaco.
En línea con lo anterior, uno de los argumentos que Foss (2000) presenta en busca de las similitudes entre Escuela Austriaca y teoría de juegos es que la teoría de juegos podría ser considerada parte de la tradición austriaca. Él mismo matiza que es una idea un tanto atrevida, pero, si entendemos el “Austrianismo” en un sentido amplio, podríamos decir que la teoría de juegos hace hincapié en bastantes elementos austriacos: el subjetivismo de los planes individuales (beliefs, estrategias en los juegos), crítica del equilibrio competitivo, y defensa de la naturaleza secuencial de las acciones en los procesos de mercado. Estas primeras similitudes pueden tener su razón de ser en la idea de que el libro de Von Neumann y Morgenstern se consideró como un ataque a la ortodoxia (emergente por aquel entonces) de Hicks y Samuelson. Y es que, en efecto, el hecho de que la teoría de juegos se centrara en el análisis de las interacciones humanas a pequeña escala fue provocativo ante la ortodoxia, que pretendía fundamentar el análisis económico en el modelo de equilibrio competitivo. Es más, con los años, Morgenstern llegó a afirmar que los economistas tenían que abandonar la fijación Pareto-Walrasiana por el equilibrio competitivo y empezar a preguntarse por cosas como la formación de creencias, la rivalidad, o competencia (Morgenstern 1972).
Otra similitud la encontramos en ideas como la función empresarial y los procesos de mercado. La teoría de juegos permite introducir el papel del empresario y modelarlo. El hecho de que en muchos juegos haya múltiples equilibrios choca con la idea de la existencia de “el equilibrio” y abre la puerta al papel del empresario como aquel agente que impulsa al sistema desde un equilibrio a otro. Otros trabajos de teoría de juegos que se centran en los procesos de aprendizaje, es decir, en cómo los jugadores aprenden a hacer mejores respuestas. Incluso es interesante la relación que muchos teóricos de juegos hacen entre un equilibrio perfecto en subjuegos y su dependencia con algún punto focal, y la idea austriaca de que no existe un punto de equilibrio de manera ontológica separado del proceso de coordinación, sino que depende del proceso de formación de ese orden. En ese sentido, hablando de emergencia y órdenes, otro punto a tener en cuenta es que muchos autores austriacos y no austriacos, aunque simpatizantes, han usado como herramienta la teoría de juegos para analizar la teoría austriaca de las instituciones y el orden espontáneo (Foss 2000).
Por su parte, Cevolani (2011) también destaca las similitudes de la Escuela Austriaca con la teoría de juegos, añadiendo también la economía experimental. Aunque destaque al principio de su trabajo que tanto Mises como Hayek se opusieron a la idea de hacer experimentos en ciencias sociales, también cita numerosos trabajos como los de Vernon Smith, donde el propio autor reconoce que su investigación es una demostración de muchos de los puntos clave de la Escuela Austriaca. Otro punto en común que Cevolani destaca es la centralidad del problema del conocimiento Hayekiano, que implica reconocer que la información no es perfecta o que los agentes tienen racionalidad limitada. Por ello los austriacos y los teóricos de juegos se han focalizado en estudiar las capacidades epistémicas, limitaciones cognitivas y creencias de los sujetos. Algo que también, añade al autor, se ha comprobado en la economía experimental. Por último, destaca que la economía experimental puede ser entendida como un método empírico que permita hacer las “pattern predictions” propuestas por Hayek.
Diferencias: fundamentos epistemológicos divergentes
Las principales críticas que Foss (2000) recoge tienen que ver con la formalización, la mala representación de la acción humana y la metodología del equilibrio. En primer lugar, una de las grandes diferencias entre teoría austriaca y teoría de juegos tiene que ver con la formalización. Los austriacos, por lo general, no son partidarios de ella, mientras que la teoría de juegos se encuentra altamente formalizada. Los austriacos pueden argumentar motivos suficientes para no seguir recurriendo a esta formalización, e incluso algunos como el propio Foss, piensan que la formalización, dentro de unos límites, puede ayudar a simplificar la complejidad del mundo real.
El siguiente problema, que sí es mucho más importante, alude directamente a cómo la teoría de juegos estándar equipa con hiper racionalidad a sus jugadores, o como la teoría de juegos evolutiva los toma por sujetos programados que no actúan por sí mismos. Esto choca con el carácter praxeológico de la acción humana. Además, esto continúa en la línea del paradigma neoclásico del equilibrio general. En esencia, estas representaciones de la acción humana por parte de la teoría de juegos implican la supresión del carácter empresarial de toda acción.
Por último, Foss destaca que muchos teóricos asumen, sin dar explicación alguna, que los agentes pueden coordinarse en un equilibrio deseado sin necesidad de aprender, descubrir o topar con sorpresas, sino que pueden hacerlo mediante un mero ejercicio de racionalidad. Esto, dice Foss, se debe a que la teoría de juegos descansa en las nociones neoclásicas de equilibrio y sus teóricos han pasado muy poco tiempo intentando explicar los procesos de ajuste hacia el equilibrio.
A estas críticas, sería bueno también añadir una cuestión epistemológica más. Esta tiene que ver con el uso de la probabilidad en la resolución de muchos juegos. Tradicionalmente, la teoría de juegos recurre al uso de la probabilidad por dos motivos principales: (1) para caracterizar movimientos aleatorios, y (2) para describir varias clases de estrategias aleatorizadas, como las estrategias mixtas o estrategias conductuales (Harsanyi 1982). En ambos casos, la probabilidad se entiende como objetiva (ver aquí la diferencia entre probabilidad objetiva y subjetiva). Incluso en juegos de información incompleta, donde se ha hecho mayor uso de probabilidades subjetivas que expresan las expectativas de los jugadores sobre algunos parámetros desconocidos para ellos, las probabilidades se interpretan finalmente como objetivas mediante distribuciones de la misma forma matemática (Harsanyi 1982). Un austriaco podría presentar serias objeciones a este uso de la probabilidad objetiva para resolver situaciones que están dentro del mundo de las ciencias de la acción humana.
Rothbard (1975; 2011) destaca la reconocida contribución de Richard von Mises a la teoría de la probabilidad, que además fue adoptada por su hermano Ludwig von Mises (L. von Mises 2011) –aunque no lo mencione en ninguna de sus obras– para establecer la diferencia entre la probabilidad de caso y de clase. Mises (1957) fue el fundador y principal proponente de la interpretación frecuentista de la probabilidad. El propio Mises estableció que solo es posible hacer cálculo con probabilidades objetivas, no subjetivas. Además, señaló que el término probabilidad no puede aplicar a casos únicos, sino que se enmarca en colectivos homogéneos de eventos. Siendo esto así, austriacos como Rothbard (1975; 2011) y, de manera más profunda y refinada Hoppe (2007), han dicho que es un sinsentido aplicar probabilidad objetiva a fenómenos humanos, donde hablaríamos de casos únicos, probabilidad subjetiva o, directamente, de incertidumbre, lo que implica desconocimiento sobre el futuro. De esta manera, los austriacos pueden criticar la aplicación de la probabilidad objetiva en teoría de juegos para la economía, calificándolo de error epistemológico que es consecuencia de no haber seguido coherentemente una de las contribuciones más reconocidas dentro de la teoría de la probabilidad; esta es, la de Richard von Mises.
Referencias
Arena, Richard, and Lauren Larrouy. 2016. “Subjectivity and Coordination in Economic Analysis.” Oeconomia 6 (2): 201–33. https://doi.org/10.4000/OECONOMIA.2348.
Cevolani, Gustavo. 2011. “Hayek in the Lab. Austrian School, Game Theory, and Experimental Economics.” Logic & Philosophy of Science 9 (1): 429–36.
Foss, Nicolai. 2000. “Austrian Economics and Game Theory: A Stocktaking and an Evaluation.” Review of Austrian Economics 13 (1): 41–58. https://doi.org/10.1023/A:1007802112910.
Harsanyi, John C. 1982. “Uses of Bayesian Probability Models in Game Theory.” In Papers in Game Theory, 28:171–83. Dordrecht: Springer Netherlands. https://doi.org/10.1007/978-94-017-2527-9_9.
Hoppe, Hans-Hermann. 2007. “The Limits of Numerical Probability: Frank H. Knight and Ludwig von Mises and The Frequency Interpretation.” The Quarterly Journal of Austrian Economics 10 (1): 1–20. https://doi.org/10.1007/s12113-007-9005-3.
Mises, Ludwig von. 2011. La Acción Humana: Tratado de Economía. 4a. Madrid: Unión Editorial.
Mises, Richard von. 1957. Probability, Statistics, and Truth. New York: Dover Publications.
Morgenstern, Oskar. 1972. “Thirteen Critical Points in Contemporary Economic Theory: An Interpretation.” Journal of Economic Literature 10 (4): 1163–89. https://www.jstor.org/stable/2721542?seq=1.
Rothbard, Murray N. 1975. “The Correct Theory of Probability.” Libertarian Review 9 (2): 9.
———. 2011. “What Is the Proper Way to Study Man?” In Economic Controversies, 25–28. Auburn: Ludwig von Mises Institute.
1 Comentario
Excelente artículo, es el inicio de una nueva línea de investigación. Gracias!