Skip to content

Financiación de campañas electorales, un sistema perverso

Compartir

Compartir en facebook
Compartir en linkedin
Compartir en twitter
Compartir en pinterest
Compartir en email

¿Sirven para algo las campañas electorales? Parece ser que, en el caso de las últimas elecciones generales españolas, no han valido para nada. En opinión de analistas como José Ignacio Wert, los resultados finales de los comicios hubieran sido los mismos en el caso de haberse celebrado sin campaña o, incluso, de haberse ido a las urnas cinco meses antes de lo que se hizo. Dicho de otro modo, al menos en noviembre de 2011 los españoles nos podríamos haber ahorrado tener que ver las caras y lemas de los candidatos en los carteles que inundaban las calles de las ciudades. Esta propaganda no ha servido para que varíe el resultado. Y lo mismo puede decirse de todo el tiempo que los partidos han acaparado en la televisión y otros medios de comunicación.

Pero, con independencia de que sirvan o no para algo, las campañas tienen un efecto del que no se suele hablar: son uno de los innumerables gastos de los partidos políticos que tenemos que financiar los ciudadanos. Y, como en otros casos, pagamos de manera forzosamente generosa a los receptores del dinero. Las subvenciones que reciben las formaciones que se han presentado a los comicios (se pagan a posteriori, si bien se hace un adelanto a aquellos partidos que tienen representación parlamentaria en la legislatura que termina) son las siguientes: 21.167,64 euros por cada escaño obtenido, 0,79 euros por cada voto obtenido para el Congreso de los Diputados (siempre que se consiga, al menos, un escaño), 0,32 euros por cada voto logrado por cada senador electo y 0,21 euros por cada elector en concepto de mailing (siempre que se logre formar Grupo Parlamentario).

Sólo en lo referido al Congreso de los Diputados, y sin tener en cuenta el mailing, esto significa que las subvenciones(calculadas con los datos oficiales de los comicios) que van a recibir los partidos por la campaña de las elecciones del 20 de noviembre son las siguientes:

PP: Por 186 diputados: 3.937.181,04 euros; por votos: 8.556.247,47 euros. Total por el Congreso: 12.493.428,51 euros.

PSOE: Por 110 diputados: 2.328.440,40 euros; por votos: 5.509.365,2 euros. Total por el Congreso: 7.837.805,6 euros.

CiU: Por 16 diputados: 338.682,24 euros; por votos: 801.267,77 euros. Total por el Congreso: 1.139.950,01 euros.

IU-Los Verdes: Por 11 diputados: 232.844,04 euros; por votos: 1.327.839,90 euros. Total por el Congreso: 1.560.683,94 euros.

Amaiur: Por 7 diputados: 148.173,48 euros; por votos: 263.566,12 euros. Total por el Congreso: 411.739,6 euros.

UPyD: Por 5 diputados: 105.838,20 euros; por votos: 900.791,18 euros. Total por el Congreso: 1.006.629,38 euros.

PNV: Por 5 diputados: 105.838,20 euros; por votos: 105.838,2 euros. Total por el Congreso: 361.416,63 euros.

ERC: Por 3 diputados: 63.502,92 euros; por votos: 202.550,47 euros. Total por el Congreso: 266.053,39 euros euros.

BNG: Por 2 diputados: 42.335,28 euros; por votos: 144.790,41 euros. Total por el Congreso: 187.125,69 euros euros.

CC: Por 2 diputados: 42.335,28 euros; por votos: 113.404,50 euros. Total por el Congreso: 155.739,78 euros euros.

Compromis: Por un diputado: 21.167,64 euros; por votos: 98.868,50 euros. Total por el Congreso: 120.036,14 euros.

Foro: Por un diputado: 21.167,64 euros; por votos: 78.346,67 euros. Total por el Congreso: 99.514,31 euros.

G-Bai: Por un diputado: 21.167,64 euros; por votos 42.490 euros. Total por el Congreso: 63.657,64 euros.

Las sumas de las anteriores cantidades dan como resultado 7.408.674 euros por 350 diputados y 18.295.106,60 euros por los votos obtenidos por aquellos partidos que han logrado representación parlamentaria. Así, teniendo en cuenta tan sólo las cifras generadas por el Congreso de los Diputados, a las formaciones políticas les corresponden subvenciones por un total de 25.703.781 euros. Es, sin duda, una cifra nada desdeñable en una época en la que resulta más evidente que nunca la necesidad de mantener una absoluta austeridad presupuestaria.

Las campañas deberían pagarlas los propios partidos con los fondos conseguidos de forma exclusiva entre sus afiliados y simpatizantes. En la actualidad, todos los españoles nos vemos obligados a financiar la carrera electoral de todos los partidos que vayan a logren representación parlamentaria, con independencia de a cuál votemos o de que seamos abstencionistas. Además, el sistema vigente supone dar una importante ventaja inicial tanto a las formaciones políticas ya presentes en el Parlamento como a aquellas con posibilidades reales de conseguir escaños.

Respecto de las primeras, el Estado les puede adelantar parte de la subvención (el resto se entrega después de los comicios), en concreto el 30% de lo que conseguiría en el caso de repetir los resultados de las elecciones del mismo tipo inmediatamente anteriores. En cuanto a los segundos, tienen una ventaja de partida para pedir un préstamos bancario para financiar la campaña, puesto que las entidades financieras tan sólo se lo concederán a aquellos partidos que vayan a poder pagarlo, que además serán los que tengan influencia en la siguiente legislatura.

El sistema de financiación de las campañas electorales es, por tanto, perverso por partida triple. En primer lugar, por obligar a todos los ciudadanos a financiar la propaganda de muchos partidos a los que puede incluso detestar (lo que le ocurre, y con motivo sobrado, a gran parte de los españoles con Amaiur). En segundo, por favorecer de partida a unos partidos respecto a otros. Y, en tercero, por favorecer un intercambio de créditos pre-electorales fáciles de cobrar a cambio de favores políticos posteriores.

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más artículos

Trump 2.0: la incertidumbre contraataca

A Trump lo han encumbrado a la presidencia una colación de intereses contrapuestos que oscilan entre cripto Bros, ultraconservadores, magnates multimillonarios y aislacionistas globales. Pero, este es su juego, es su mundo, él es el protagonista.