El presente análisis se asienta en trabajo previo realizado por Walter Block (2013) también intentando responder a la pregunta de si Friedrich Hayek era un economista austríaco. Muchos estarán sorprendidos de que siquiera uno se llegue a preguntar si Hayek, probablemente el economista más famoso comúnmente asociado con la Escuela Austríaca de Economía, era un auténtico austríaco. El objetivo de este artículo es delimitar cuáles son los criterios que un economista ha de cumplir para ser reconocido como un economista austríaco y así entender mejor esta escuela.
El nombre de la Escuela Austríaca de Economía proviene del lugar de residencia y formación de Carl Menger, Eugen von Böhm-Bawerk y Ludwig von Mises. Menger fue parte de la revolución marginalista, caracterizándose por el empleo de una metodología que pasaría a ser la base de la escuela austríaca: el individualismo metodológico. Menger centró todo su análisis elaborado en Principios de Economía (2007) alrededor del individuo y cómo actúa este, en contraposición al frecuente estudio de la economía como estudio de la empresa. A raíz de su trabajo creció el resto de la escuela con discípulos suyos como Böhm-Bawerk.
Mises, discípulo de Böhm-Bawerk, elabora un estudio metodológico más detallado y desarrolla el concepto de praxeología o estudio de la acción humana, primero en Epistemological Problems of Economics (1978) y después en su tratado económico La Acción Humana (1949). Para autores como Hans-Hermann Hoppe (1995), toda la Escuela Austríaca se reduce al uso de la praxeología. Para intentar realizar la mejor defensa posible de que Hayek era de hecho un economista austríaco, escojo unos criterios más amplios. El profesor Jesús Huerta de Soto (2012, 16–17) enumera hasta doce características propias del paradigma austríaco en contraposición con el neoclásico. En primer lugar, ‘‘teoría de la acción humana entendida como un proceso dinámico’’, es decir, la praxeología, y no una teoría de la decisión asentada en la racionalidad del ser humano, siendo para Huerta de Soto la diferencia esencial entre esta escuela metodológica y otras. En segundo lugar, el punto de partida metodológico austríaco es el subjetivismo y no el objetivismo neoclásico. Tercero, para los economistas austríacos el centro del estudio es el empresario creativo; para los neoclásicos es el homo economicus. Cuarto, los austríacos aceptan que el ser humano puede cometer errores empresariales que les causen seguir caminos que produzcan un menor beneficio relativo. Quinto, el conocimiento es subjetivo, disperso y cambia constantemente como resultado de la creatividad empresarial. Sexto, los austríacos estudian los problemas económicos de forma interrelacionada sin distinguir entre micro y macroeconomía. Séptimo, la competencia es un proceso de rivalidad empresarial y no una competencia perfecta. Octavo, la Escuela Austríaca se caracteriza por la concepción subjetiva del coste. Noveno, el formalismo se obtiene con un lenguaje verbal, no matemático. Décimo, la Escuela Austríaca defiende que cualquier formulación sobre conocimiento de las ciencias sociales debe realizarse mediante razonamientos apriorístico-deductivos y que cualquier contrastación empírica de hipótesis es innecesaria e incorrecta. (Mi crítica favorita al empirismo puede encontrarse en el trabajo de Hoppe citado previamente y en el capítulo 6 de su libro A Theory of Socialism and Capitalism (1989)). Undécimo, los austríacos creen que la predicción es imposible, ‘‘pues lo que suceda depende de un conocimiento empresarial futuro aún no creado’’. Y en último lugar, la predicción viene a cargo del empresario. Para un análisis más detallado sobre cada punto, recomiendo leer el citado libro de Huerta de Soto.
Ahora ya tenemos los requisitos metodológicos de la Escuela Austríaca. Block, tras deliberar con Per Bylund, Thomas J. DiLorenzo y otros austríacos, elabora la siguiente lista de campos de investigación pertinentes a la Escuela Austríaca: la banca, el cálculo económico, las comparaciones interpersonales de valor, la competición, el conocimiento, el derecho y la economía, el dinero, la economía del bienestar, el emprendimiento, el equilibrio, la estructura de la producción, las expectativas, la historia del pensamiento económico, el intervencionismo, el marginalismo, la metodología, los monopolios, el patrón oro, la planificación central, la praxeología, la preferencia temporal, las preferencias demostradas, la probabilidad, los procesos de mercado, la racionalidad, la reserva fraccionaria o el coeficiente de caja, los sistemas económicos comparados, el socialismo, el subjetivismo, la teoría del ciclo económico, las teorías del capital, las teorías del Estado, las teorías del interés, el tiempo, la utilidad ordinal y no cardinal, la utilidad.
El trabajo de Hayek cumple con la mayoría sino todos menos dos de los requisitos de Huerta de Soto y abarca muchos de las áreas mencionadas por Block —sería irrazonable demandar que hubiese escrito sobre todas estas ya que posiblemente ningún otro miembro de la escuela lo haya hecho—. No obstante, Hayek rechaza lo que para Huerta de Soto, Block y Hoppe (y muchos otros citados en el capítulo de Block como Mises, George Selgin, Mario Rizzo o Jörg Guido Hülsmann) es el elemento esencial de la Escuela Austríaca, la praxeología. Si los otros representantes de la Escuela Austríaca estiman que es el método praxeológico el que diferencia a esta escuela de otras, es cuestión de cada cual creer cuan importante este elemento es sobre el resto y si el hecho de rechazar la praxeología es compatible con ser un economista austríaco. Block contesta negativamente a esta cuestión en su capítulo.
Hayek repudia de la praxeología en varias ocasiones. Primero, afirma que:
Yo mismo originalmente abordé mi tema, la economía, completamente imbuido de la creencia en la validez universal de los métodos de las ciencias naturales. No sólo mi primera formación técnica fue en gran medida científica en el sentido estricto de la palabra, sino que la poca formación que tuve en filosofía o método fue enteramente en la escuela de Ernst Mach y más tarde de los positivistas lógicos (1943).
Además, en una entrevista para el Cato Institute (Blanchard 1984), Hayek dice que Mises ‘‘nunca hizo lo que para mí [(Hayek)] ha sido el paso decisivo para alejarme del racionalismo. Permaneció hasta el final como un racionalista convencido y utilitarista ético […]’’. Un tercer momento de rechazo viene cuando en su autobiografía Hayek afirma que:
Lo que solo veo ahora claramente es el problema de mi relación con Mises, que comenzó con mi artículo de 1937 sobre la economía del conocimiento, que fue un intento de persuadir al propio Mises de que cuando afirmó que la teoría del mercado era a priori, estaba equivocado; que lo que era a priori era solo la lógica de la acción individual, pero en el momento en que pasaste de esto a la interacción de muchas personas, ingresaste al campo empírico (1994, 62).
Con esta cita se puede ver por qué digo anteriormente que son dos los criterios de Huerta de Soto que incumple, el primero y el décimo.
Selgin (1990, 27) también coincide con que Hayek se apartó la praxeología, precisamente con su ensayo Economics and Knowledge (1937). Selgin, sobre Hayek dice:
Aunque [Hayek] admitió que la economía austriaca poseía un componente ‘formal’ (que Hayek llamó la ‘lógica pura de la elección’), Hayek consideró que el significado y la verdad necesaria de este componente formal estaban severamente circunscritos. De hecho, consideraba que la praxeología solo se aplicaba de manera contingente a la cataláctica, es decir, a la elucidación de los fenómenos del mercado. En lo que respecta al mundo social, la lógica pura de la elección era simplemente una colección de tautologías empíricamente vacías. La praxeología, al buscar conclusiones ‘apodícticamente ciertas’, se había despojado tanto de contenido que se había vuelto inútil como medio independiente para derivar verdades útiles sobre la realidad (1990, 27–28).
Según Lawrence White (2003, 21) existe un Hayek I y un Hayek II, y el Economics and Knowledge fue un antes y un después dtras el que Hayek pasa a ser popperiano.
A algunos quizás se les ocurra la contestación de que entonces Menger y Böhm-Bawerk tampoco deberían de ser considerados austríacos ya que ellos nunca aceptaron la praxeología. Esto es cierto, pero porque Mises empieza a desarrollar esta metodología en 1933 si nos basamos en la fecha de publicación de Epistemological Problems of Economics o 1949 si usamos la fecha de La Acción Humana. Por aquel entonces ambos economistas ya habían fallecido. Mi suposición es que si hubiesen estado vivos sí que habrían aceptado la praxeología como metodología correcta para el estudio de los fenómenos sociales porque en su trabajo ya se puede apreciar una metodología muy similar sino idéntica por quizás la falta de explicitación o sistematización. Lo que vería difícil de argumentar sería decir que alguno de ellos la hubiese rechazado. Por tanto, yo los consideraría protopraxeólogos.
El repudio hayekiano de la praxeología y la aceptación del empirismo para las áreas de estudio de ‘‘intervención de muchas personas’’ imposibilitan, en la opinión de algunos, que Hayek sea un economista austríaco, más allá de su nacionalidad. Creo que mi opinión aquí es secundaria, ya que estoy lejos de ser un experto en el tema. No obstante, querría al menos cuestionar la posición de Hayek como economista austríaco. Quizás, como dice Block (2013, 82), sea algo así como un imperfecto neoclálsico o un afín a la economía conductual. Tal vez deba reconocérsele simplemente como un hayekiano. Sea como fuere, es importante recalcar que las aportaciones de Friedrich Hayek a la ciencia económica han sido cuantiosas y admirables. Nada querría más que fuese incontrovertiblemente austríaco (y praxeólogo).
Referencias
Blanchard, James U. 1984. “Exclusive Interview with F.A. Hayek.” Cato Institute. Disponible en: https://www.cato.org/policy-report/mayjune-1984/exclusive-interview-fa-h….
Block, Walter E. 2013. “Was Hayek an Austrian Economist? Yes and No. Was Hayek a Praxeologist? No.” In Hayek and Behavioral Economics, editado por Roger Frantz y Robert Leeson, 70–89. Nueva York, Estados Unidos: Palgrave Macmillan.
Hayek, Friedrich A. 1937. “Economics and Knowledge.” Economica 4 (13): 33–54.
—. 1943. “The Facts of the Social Sciences.” Ethics 54 (1): 1–13.
—. 1994. Hayek on Hayek: An Autobiographical Dialogue. Londres, Reino Unido: The Bartley Institute.
Hoppe, Hans-Hermann. 1989. A Theory of Socialism and Capitalism. Boston, Estados Unidos: Kluwer Academic Publishers.
—. 1995. Economic Science and the Austrian Method. Auburn, Estados Unidos: Ludwig von Mises Institute.
Huerta de Soto, Jesús. 2012. La Escuela Austríaca: Mercado y Creatividad Empresarial. 2nd ed. Madrid, España: Editorial Síntesis.
Menger, Carl. 2007. Principles of Economics. Auburn, Estados Unidos: Ludwig von Mises Institute.
Mises, Ludwig von. 1949. Human Action: A Treatsie on Economics. New Haven, Estados Unidos: Yale University Press.
—. 1978. Epistemological Problems of Economics. Auburn, Estados Unidos: Ludwig von Mises Institute.
Selgin, George. 1990. Praxeology and Understanding: An Analysis of the Controversy in Austrian Economics. Auburn, Estados Unidos: Ludwig von Mises Institute.
White, Lawrence. 2003. “The Methodology of the Austrian School Economists.” Ludwig von Mises Institute. Disponible en: https://cdn.mises.org/methfinb.pdf.
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