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Hayek y la economía de la información

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Friedrich August Von Hayek fue un visionario de la ciencia económica, siendo capaz de exponer una teoría como la del orden espontáneo décadas antes de que se produjesen los grandes avances modernos en la economía de la información y sus respectivos modelos. Hayek puso de relieve cómo el orden emerge a partir de millones de acciones individuales que parten de un conocimiento limitado, localizado e individualizado, pero que se coordinan a través del sistema de precios para dar lugar a un equilibrio dinámico. La defensa del libre mercado de Hayek en el plano económico surge precisamente a partir del argumento de que la institución del mercado, sometida a mínimas restricciones, sería la más eficiente a la hora de coordinar la inmensidad de conocimiento disperso existente en la sociedad.

A través de argumentos como el expuesto, la teoría hayekiana rompe de plano con los modelos clásicos de equilibrio general que se emplean como base teórica para la construcción de los teoremas fundamentales de la economía del bienestar, los cuales derivan de la teoría de la eficiencia paretiana y el equilibrio walrasiano. A la par, Hayek pretende alejarse de las teorías de la competencia perfecta para introducir un concepto de competencia asociado a la innovación y el descubrimiento constante de nueva información afectando las acciones de los agentes y a su vez el equilibrio de mercado, siendo, por ende, dinámico. Muchas de las premisas establecidas por Hayek al respecto de los procesos de mercado han sido y son tomadas por los teóricos de la economía de la información para la creación de modelos de procesos de agregación informacional.

La definición que Hayek da al concepto de equilibrio se basa en un conjunto de planes de acción individuales capaces de ser llevados a cabo sin interferencia mutua, dando lugar a un uso eficiente de la información disponible y dispersa entre los individuos, La noción de equilibrio de Hayek es dinámica y por lo tanto muy diferente de la de los modelos de equilibrio general de precios públicos y agentes precio-aceptantes (al menos en el plano más sencillo de los modelos de equilibrio walrasiano). Por lo tanto, Hayek establece que una de las principales ventajas comparativas del libre mercado es precisamente la capacidad de este de aunar información difusa y generar un mayor conocimiento a través de un mecanismo transmisor de señales al respecto, como son los precios. En el mecanismo descrito por Hayek, la generación de nueva información es constante, siendo por naturaleza la competencia un proceso dinámico. Estas nociones han formado la base (y así ha sido reconocido por gran parte de la academia) de gran cantidad de modelos actuales de competencia estratégica, que a su vez establecen fundamentales históricos para el estudio de las acciones de los agentes económicos, junto a variables exógenas aleatorizadas que tratan de replicar las siempre cambiantes condiciones del mercado.

Asimismo, Hayek destaca la capacidad coordinadora de la función empresarial asumiendo que la función empresarial daría lugar a un proceso de descubrimiento e innovación dinámico y continuo, en el que las oportunidades de beneficio se mostrarían en momentos de desequilibrio del mercado, siendo estas aprovechadas por empresarios innovadores que estabilizarían el mercado en el corto plazo, dando lugar a un proceso constante, tal y como señaló más adelante Israel Kirzner en su teoría de la competencia y la empresarialidad.

Por otro lado, el marco teórico hayekiano en lo referente a los procesos de orden espontáneo, a la dispersión de la información y a la función de transmisión de ésta de los precios, puede ser aplicado al estudio de los mercados financieros. En los mercados financieros, la información que se obtiene de los precios da lugar en muchas ocasiones a divergencias de los fundamentales de los modelos teóricos, cuyo efecto reflejado en el mercado es una mayor volatilidad de precios en el corto plazo, causando que, en posiciones muy apalancadas, cualquier pieza de mínima información puede afectar a los precios de suficiente manera como para desestabilizar carteras de inversión completas. Tal es el poder de la información y su rol en los procesos de mercados dinámicos.

Actualmente, muchos modelos que estudian la economía como un sistema adaptativo complejo en el que las variables dependientes se hallan determinadas por procesos de interacción social y transmisión de información, beben de la teoría hayekiana para construir sus bases. Algunos autores, como es el caso de Vriend o Rosser, incluso han explicitado la deuda intelectual que tienen con Hayek. Estos autores y sus modelos han garantizado un estudio mucho más complejo y profundo de los agentes económicos, pudiendo ser optimizadores intertemporales o disponer de racionalidad limitada, como expuso Herbert Simon; uno de los pioneros de la economía conductual.

Algunos de estos modelos han sido empleados para el estudio de los mercados financieros, sobre todo en lo referente a tendencias, volatilidad, shocks intertemporales y medición de periodos de regresión a la media, tal y como mostraron, incluso antes de la Gran Recesión, estudiosos de los mercados financieros influidos por la economía de la información.

En las últimas décadas, autores como Axel Leijonhufvud han publicado papers dónde desarrollan modelos de dinámicas macroeconómicas en los cuales los agentes individuales tienen una mucha mayor relevancia que la que en muchas ocasiones se le ha dado en el corpus teórico de la macro. Esta hibridación de la macro y la micro es realmente interesante. Hayek ha sido, es y será un autor esencial para el estudio de ciertos aspectos de la economía, como son las dinámicas de cooperación, el funcionamiento y rol de los precios en el mercado y las asignaciones intertemporales de recursos, convergiendo todo ello en la teoría del orden espontáneo. Pero, la relevancia de Hayek no termina ahí. Hayek es asimismo un enorme filósofo político y combatiente intelectual de los totalitarismos de todo signo. Un verdadero defensor de la libertad. De todo ello ya hemos hablado o hablaremos en otra ocasión.

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