El Homeschooling es la opción elegida por un número cada vez mayor de padres, consistente en educar a los niños exclusivamente en el contexto del hogar familiar o en círculos un poco más amplios (vecindarios, parroquias, etc.), pero en todo caso de forma totalmente ajena al sistema de público de escolarización.
El Homeschooling nació a comienzos de los años 80 del siglo pasado en los EEUU. Quizás el detonante para la eclosión de este movimiento, fue la publicación en abril de 1983 de un informe demoledor del gobierno federal useño sobre el sistema educativo norteamericano, titulado “Una nación en riesgo”. Las conclusiones del documento, devastadoras, pueden resumirse en una frase extraída del mismo: “Si un poder enemigo extranjero hubiera intentado imponer en América el mediocre sistema educativo existente hoy en día, hubiera debido ser considerado como un acto de guerra”.
En la actualidad, sólo en los Estados Unidos se calcula que existen dos millones de niños en edad escolar que están siendo educados a través del Homeschooling. Este movimiento alternativo a la educación estatal cuenta con numerosas asociaciones encargadas de promocionarlo, facilitar a los padres los materiales educativos necesarios, organizar congresos y en general, apoyar a los interesados en abandonar el sistema de educación pública para proporcionar una enseñanza individualizada a sus hijos con todas las garantías y de acuerdo con los patrones morales y religiosos de su elección, quizás espoleados por el hecho de que la educación pública actual, como es bien sabido, no está ya consagrada a la transmisión del conocimiento sino a crear futuros ciudadanos sensibilizados con los problemas del medio ambiente, la necesidad del diálogo y la tolerancia, la belleza del mestizaje o los males del capitalismo neoliberal.
El sistema funciona, y lo hace bien, pues en todos los test de aptitud realizados, los niños que aprenden a través del Homeschooling superan de largo a los que son educados a través del sistema escolar público. En una de las investigaciones más exhaustivas realizadas al respecto, los escolares educados a través del Homeschooling en el Estado de Pennsylvania acreditaron como media un percentil 86 en lectura y un percentil 73 en matemáticas, tomando como percentil 50 la media nacional del sistema estatal. En cuanto a lo que la pedagogía moderna llama “socialización del niño”, los escolarizados en el sistema tradicional mostraron también más problemas de conducta que los educados en casa. Los expertos lo explican porque el primer modelo de los niños educados en el hogar es, evidentemente, el de los padres.
El Homeschooling es una alternativa no sólo válida, sino quizás la única pertinente frente a una educación pública masificada, inoperante, embrutecedora, diseñada por pedagogos que juegan a ingenieros sociales y dispensada por legiones de profesores apáticos, que se limitan a cubrir el expediente mal que bien durante las ventanas de lucidez que les permiten los ansiolíticos. Pero es que, además, esta actitud refractaria a la imposición estatal de modelos educativos es válida para cualquier segmento del espectro ideológico, pues cuando la decisión del sesgo ético, moral e ideológico de la educación la toman exclusivamente los burócratas, aunque ésta cuente con la aceptación mayoritaria de la sociedad, será terriblemente injusta para una porción de padres más o menos significativa a la que se estará privando de su derecho a elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos.
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