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Javier Milei y la bandera de libertad

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Los albores de un liberalismo pragmático afloraron el domingo en el país del sur de una América Latina sumida en la incertidumbre y el caos político. Que aquel ‘bicho raro’ de Javier Milei se haya hecho con una primera victoria en un país aquejado por la descomposición institucional, por la ruina económica ocasionada por la inflación y la crisis social y, sobre todo, por la domotización perpetrada por más de setenta años de peronismo es un hecho histórico que sorprende para bien de la democracia en el continente Latinoamericano y en occidente.

Este acontecimiento ejemplifica una cuestión de orden social y político muy importante. Más allá de los esquemas peligrosos en los que algunos se empecinan en insistir. Toda vez que la izquierda más radical trata de encasillar cualquier alternativa a su proyecto rupturista en un extremismo insalvable o cuando se repite un descalificativo que para el análisis es poco útil. Categoriza de ultra una verdad a secas: la libertad como principio rector en la vida de los individuos.

La propuesta de Milei

La propuesta liberal de Milei no hace más que determinar con certidumbre cuestiones que los ciudadanos de cualquier país en quiebra reconocen sin paliativos. El Estado no genera trabajo (empleo) ni riqueza por sí mismo. La burocracia es un mal endémico ineficaz propio de la administración pública que se traduce en dificultades para el ciudadano. El derecho a decidir lo que es mejor para uno corresponde a la misma persona que es capaz de discernir su conveniencia por encima de las imposiciones de un Estado que también vela por sus intereses. En conclusión: menos poder para el Estado es sinónimo de mayor capacidad y ventaja para las personas, quienes son los actores reales de su propio bienestar.

Esto es, en resumen, lo que ha venido defendiendo el candidato de La Libertad Avanza y aquello que los ciudadanos argentinos han reconocido como una propuesta pragmática a la situación en la que se encuentra el país que antes del afloramiento del peronismo era una potencia económica mundial. 

La libertad importa a los ciudadanos

No es baladí detenerse a analizar un elemento clave a la hora de estudiar aquel principio que Montesquieu había establecido: la libertad es poder hacer lo que debemos. Y en ello se enmarca una idea sobre tal virtud que permite reflexionar acerca de las cuestiones que condicionan la vida de los individuos. La protección de sus derechos y la estricta garantía del principio de subsidiariedad que debe revestir todo Estado democrático que reconozca el Estado de Derecho como la base de la convivencia entre los ciudadanos y su relación con el poder público.

Que un liberal pueda ser el próximo presidente de uno de los países más debilitados por décadas de socialismo pone sobre la mesa un hecho incontrastable. La libertad es una cuestión que importa a los ciudadanos y es deber de los líderes de aquellos países que padecen el malestar del igualitarismo y la corrupción de una casta política pervertida ofrecerlo a los ciudadanos como un elemento constructivo de bienestar, superación y enriquecimiento en clave propositivo.

El enemigo del Kirchnerismo

Sobre el terreno hay dos cuestiones clave para analizar. Las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), como su nombre indica, son obligatorias. Por tanto, ofrecen una fotografía bastante aproximada de lo que puede acabar ocurriendo en las elecciones generales de octubre en Argentina. Y a eso se suma el hecho de que Javier Milei haya ganado el pasado domingo en plazas tradicionalmente peronistas. Y en segundo lugar, Milei se ha convertido en el enemigo número uno a batir en los dos meses que quedan hasta las elecciones. Enemigo, sobre todo, del kirchnerismo que, de confirmarse el resultado del pasado domingo, tendrá que buscar refugio tras años de corrupción, enriquecimiento ilícito y crisis económica y social.

Milei está muy bien posicionado para ser el próximo presidente de Argentina, con un programa con un claro horizonte de ampliación de las libertades de los argentinos. El bagaje liberal del candidato es una ventana de oportunidad para un cambio real que vendrá acompañado de una idea que pone al ciudadano en el centro.

Respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo

Fue lo manifestó en su alocución tras conocerse los primeros resultados del domingo, citando al profesor Alberto Benegas Lynch. La libertad es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia entendida como libre entrada y salida, la división del trabajo y la cooperación social.

Quedan alrededor de ocho semanas difíciles que serán la antesala de un desafío a la altura de las circunstancias: un país roto económicamente, donde las políticas liberales pueden ser difíciles de aplicar en el corto plazo e, incluso, impopulares en cuanto al cambio de modelo económico, y una sociedad polarizada en la que el peronismo continuará perfectamente organizado y con las herramientas dispuestas para hacer tambalear un gobierno centrado en el cambio radical no solo de la económica o las políticas públicas, sino en la percepción que el individuo tiene sobre su trabajo frente al poder público. Cuestión que resulta nada sencilla en un país dilapidado por la ruina del peronismo y el socialismo. Por ello, en estos momentos históricos es cuando resulta más importante aún elevar la bandera de la libertad, asumiendo que su precio es la eterna vigilancia.

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