Si una figura ha tenido especial protagonismo durante ese tiempo, ésta ha sido la del profesor Jesús Huerta de Soto.
Diez años no pasan en balde. El Instituto, como muchos de los que siguen sus derroteros conocen a estas alturas, cumplió en marzo su décimo aniversario.
Si una figura ha tenido especial protagonismo durante ese tiempo, ésta ha sido la del profesor Jesús Huerta de Soto. Hace unos días, mientras grabábamos un Foro Libertad, se dio una escena que marca el paso de los tiempos y de las generaciones que se asoman por las actividades del IJM.
Estaban Francisco Capella, miembro fundador del IJM, y varios jóvenes cercanos al Instituto, Gustavo Vargas y Jorge García, charlando desenfadadamente de los inicios del Instituto. Es una lástima no haber tenido una cámara en ese momento para tomar nota de lo lejano (lógico) que a un chico le resultan esos diez años (apenas era un niño) y lo rápido que estos diez años han transcurrido para quienes han sido protagonistas.
Pero diez años, más allá de la relatividad del tiempo de la que gusta hablar en sus clases a Jesús Huerta de Soto, dan para mucho en lo que se refiere a los cambios sociales que hemos experimentado. Esto es como cuando un niño pega un estirón en cuestión de meses y sus familiares cercanos, que le ven todos los días, apenas lo perciben salvo por las marcas de lápiz que van dejando en los azulejos de la cocina cuando toman sus medidas. En cambio, sus familiares lejanos, en la distancia, son perfectamente conscientes de los cambios desarrollados. Obviamente, hoy, con la inmortalización de cada segundo por el que pasa la vida de una persona a través de las cámaras de los móviles, ni siquiera esta analogía sirve de mucho…
La metáfora, en cualquier caso, me sirve para ilustrar una idea. Quienes lo hemos vivido de primera mano, con nuestra particular y subjetiva interpretación de las cosas, no somos tan capaces de sentir ese contraste del antes y el después como resultado del paso del tiempo.
Al Instituto, a sus diez años de edad, se está acercando una hueste de jóvenes con la que era impensable soñar por aquel entonces. Estoy segura de que Gabriel, persona que huye bastante de los corsés academicistas, pero a quien las enseñanzas válidas y provechosas para los jóvenes le parecen esenciales para una formación satisfactoria –no en vano, ha acabado como rector en la universidad más liberal que existe, la Universidad Francisco Marroquín-, seguramente esté apabullado de los resultados.
Obviamente, el futuro, “por hacer” (otra frase típicamente huertiana), siempre acaba por sorprendernos. El mérito, no obstante, no recae en el Instituto en sí. Se trata, fundamentalmente, de algo que ha sido resultado de muchos factores combinados al unísono; se trata, pues, de algo histórico y que debemos aplaudir y seguir reforzando.
Para que algo como las ideas liberales vaya alcanzando nuevos mercados, una única propuesta de valor (la del Instituto en este caso) nunca puede ser suficiente. Cualquier idea, producto, tecnología debe originarse en torno a un tipo de público muy específico, habitualmente conformado por friquis. En el campo de la empresa, a los primeros grupos que adoptan un producto o tecnología (en torno al 15%) se les divide entre “innovadores” y “early adopters” (primeros seguidores). Son personas con un perfil muy característico: son visionarios en algunos casos, con un perfil muy técnico, están absolutamente apasionados por esa tecnología, idea o producto; lo desarman, lo prueban, lo rearman, lo recomponen y hacen crecer con su ingenio.
¿A qué nos suena? Pues en el campo de las ideas al ámbito “académico”. El Instituto Juan de Mariana nace, como les contaba Paco Capella a sus dos interesados interlocutores, del seminario de Jesús Huerta de Soto y de las reuniones paralelas que se llevaban a cabo. Además del profesor, tres o cuatro personas (estudiosos, si bien para nada necesariamente atraídos por el mundo universitario, pero sí el de las ideas, algo muy propio de la Escuela Austríaca, por cierto) fueron el embrión del Instituto. Poco después llegaría Gabriel con un ímpetu empresarial (en esta ocasión, no en el sentido huertiano, quien define la empresarialidad de manera algo amplia, a mi entender) difícil de congeniar muchas veces con personas de corte académico.
Las herramientas disponibles en aquel momento eran muy escasas, y la cantidad de liberales también. Ni era fácil ponerse en contacto con potenciales interesados por cuestiones meramente técnicas y económicas (interactuar con alguien del extranjero era costosísimo y raro), ni había un núcleo especialmente llamativo de personas al que acercarse.
Después de varios años y de pasar Gabriel una temporada como investigador en el Mises Institute (Auburn, Alabama), la idea de forma una asociación de ideas liberales (think tank) tomó forma. Al mismo tiempo, Daniel Rodríguez Herrera andaba dando vueltas a esa misma idea. En 2005, cuando se fundó el Instituto, el panorama era bien distinto. La capacidad de encontrar a nuevas gentes a través de internet era un hecho. La cara del Instituto, trasladada en una página web, permitía cualquier interacción directa. El mundo se estaba abriendo y globalizando también a través de la tecnología. El resultado de buenos análisis de investigación puso al Instituto en la órbita internacional, en especial, aquel informe del despilfarro energético verde en España, en el que también participé de manera muy directa e intensa.
A eso se han ido sumando los blogs (en su día, todo un invento), el teléfono móvil inteligente, las redes sociales y más tarde aún la economía colaborativa (tecnología barata y versátil con potencial infinito de destronar a los dinosaurios de la comunicación o la empresa). Y, al mismo tiempo, surgían jóvenes con un hambre infinito de abrirse camino en la comunicación y la universidad, simultaneando dos áreas que no siempre se entienden bien: la de las ideas y la de la batalla de éstas. Hablamos de Juan Ramón Rallo, quien ha sabido hacer una transición perfecta entre los viejos tiempos (estudio y ética del trabajo incuestionables) con los nuevos tiempos (inmediatez, ideas metidas en 140 caracteres y bastante descaro mediático). Y créanme que no es precisamente fácil hacer esto con los incentivos por los que nos guía el presente.
Obviamente, el éxito relativo de las ideas pasa por muchos factores al mismo tiempo. Que las ideas nazcan de las universidades (o el movimiento intelectual) no es algo nuevo ni debería sorprendernos. Quizás por eso siento tanta animadversión a las mismas, aunque resulte paradójico. Las ideas malas, nocivas para la libertad, tienen por costumbre salir de esos mismos ámbitos (qué es Podemos si no, como también lo fueron los Jemeres rojos saliendo de la Sorbona o Sendero Luminoso, de la universidad de Ayacucho). Y como el mal encima se subvenciona, protesta airadamente cuando se le quitan unas “migajas”, se retuerce y manipula para ofrecer los programas que garantizan al poder político su control sobre las personas, mi indignación se acrecienta por momentos.
De la idea al sometimiento y la esclavitud hay pocos pasos. Al final, ¿creemos que el mal reside en el Estado en sí o en las personas con liderazgo (un Júpiter) que se acompañan de otras personas con ganas de soltar mandobles (los Ares de turno) y, sobre todo, y para dulcificar el golpe, de brillantes y empollones eruditos (una mezcla de elocuentes Demóstenes y sofistas Georgias)? Sinceramente, me da igual la cara o el nombre que le pongan al diablo. No acabo de ser demasiado optimista en lo que a la naturaleza del ser humano se refiere. Por eso hay que estar vigilante. No queda otra.
Pero las ideas que nacen de aborrecer que se atente por sistema contra la voluntad del prójimo, si bien minoritarias, también han surgido de este ámbito y debemos rendir el debido reconocimiento.
A Jesús Huerta de Soto le gusta decir a los jóvenes que comiencen por el estudio, por la esencia, leyendo a los clásicos de la Escuela Austríaca, y que, una vez bien formados y con buenos fundamentos, salten a la batalla de las ideas si así lo desean. A mí esto me parece muy sensato, en especial, si tu intención es desenvolverte en el campo de la economía académica, o si te quieres dedicar a la comunicación y no pretendes ser un iletrado.
Pero ¿y si tú vienes de otro campo? Que unas ideas sean capaces de saltar un «abismo» que engulle todas aquellas ideas inútiles e inservibles para la sociedad depende de que no queden circunscritas a la esfera de los friquis, esto es, de los individuos con perfil estrictamente académico, que constituirían nuestra fase 0 en la evolución de una idea exitosa.
Para saltar ese abismo, las ideas han de llegar a perfiles personales y profesionales diferentes al que componen los techies (estudiosos, en este caso). Serían los integrantes de la fase 1. Por poner algunos casos, los miembros de esta fase 1 de difusión de las ideas de la libertad podrían estar entre los: empresarios, grandes, pequeños y medianos, profesionales, periodistas, cineastas, documentalistas, escritores, creadores de opinión de redes sociales, televisión u otros medios, jueces, profesores de distintos niveles y especialidades, jóvenes estudiantes (estudien lo que estudien) … Y en la fase 2, por seguir más allá en la difusión, se debería hacer atractivo y práctico ese producto o idea a segmentos de población que para nada se habrían acercado a ellos motu proprio. Esta podría estar encarnada, en distintos niveles, por: médicos, taxistas, asociaciones de caridad, Iglesia (bastante tomada por la izquierda), futbolistas, amas de casa, el habitual que mata las horas en el bar de abajo, peluqueras, nuestros vecinos y, en fin, lo que se tercie. Conste que esta enumeración no pretende estar basada en ningún análisis profundo o documentado. Se trata de una hipótesis a vuelapluma para ilustrar la idea de fondo.
Cruzar el abismo, esto es, pasar de la fase 0 a la fase 1 en la difusión, es la parte más difícil y la que más nos aleja de resultados más gloriosos del liberalismo. Centrarnos en lo académico, ciertamente, en el estadio de evolución de las ideas en que estamos, y quince o veinte años después de revolotear en torno al seminario de Huerta de Soto, nos condenaría al ostracismo (aún más…). La lucha de las ideas no reside exclusivamente en discurrir y debatir en torno a ellas, sino también en exponerlas de tal forma que sean internalizadas y abrazadas por crecientes capas de población, las cuales, al mismo tiempo, tendrán esferas de influencia sobre nuevas capas de población.
No se me malinterprete. En ningún caso, hablo de una hoja de ruta ni de ingeniería social, ojo. Solo relato los elementos históricos, evolutivos que acompañan a los casos de éxito empresarial o de ideas. Y aquí es donde se hacen hoy día imprescindibles personas clave en otros campos profesionales bien alejados de la universidad. Parece imprescindible, por tanto, transitar esta ruta: pasar del think (Academia) al tank (creación de opinión, comunicadores) y finalmente la opinión pública (la gente de a pie).
El público integrante de la fase 1 (sean quienes sean, pero seguramente se moverán en la comunicación o la empresa) son la clave para el éxito real de estas ideas. Serán los que ayuden a cruzar el citado abismo. De lo contrario, lo que sigue a innovadores y primeros seguidores es presenciar cómo sus bien hiladas ideas se despeñan por un implacable abismo. Simplemente, se deja de existir, como ocurre con tantos productos que quedan en el olvido tras ser adquiridos solamente por unos pocos usuarios apasionados.
El testigo, pues, está pasando de las manos del IJM a vosotros. Podemos formar en los rudimentos básicos de estas ideas económicas o filosóficas, pero sólo vosotros gozáis de una formación específica y especializada en otras áreas que nos son ajenas y desconocidas, y que en verdad han de explotarse e implementarse para el éxito (o al menos proliferación) de estas ideas.
Para que veamos cómo ha crecido el niño tras estos diez años, nos gustará compartir con vosotros, gracias al esfuerzo de edición realizado por Gabriel Calzada y su equipo, la primera conferencia que se celebró en las instalaciones del IJM, que fue impartida por el Prof. Jesús Huerta de Soto.
Las instalaciones del IJM siempre han sido las mismas (misma ubicación), pero el aspecto nada tiene que ver tras unas cuantas remodelaciones. Además, como se ha comentado, las tecnologías y acceso a las pocas que había nada tiene que ver con el potencial que nos ofrece el mercado hoy. Lamentamos que la grabación no tenga la mejor calidad posible, pero lo entrañable de esto es precisamente que la criatura, diez años después, ha mutado en muchas facetas de su vida y en sus capacidades. Y que escuchar a Jesús Huerta de Soto levanta el ánimo a cualquiera. Este vídeo también puede consultarse aquí.
También os ofrecemos el vídeo, grabado este año, con el que Jesús Huerta festejaba el décimo aniversario del IJM. Aquí tienen, por tanto, a Jesús Huerta de Soto en un antes y un después. Puede verse asimismo aquí.
Los vídeos conmemorativos del décimo aniversario del IJM pueden revisarse en este enlace.
11 Comentarios
Agradeceros a todos el
Agradeceros a todos el formidable esfuerzo que realizáis para difundir tantas ideas a favor de mas libertad. Me alegro de todo lo que dices en tu artículo pues lo necesitaremos en breve en este estatalizado país.
Felicitaciones por la
Felicitaciones por la evolución del Instituto Juan de Mariana.
A los que la vida nos impone un escaso tiempo intelectual, hemos aprendido mucho gracias a las lecturas y debates de este magnífico Think Tank . Especialmente de debates como los que sostuve hace algún tiempo con un tan excelente como apasionado didacta Paco Capella sobre la reserva fraccionaria, aunque creo con Paco aun diferimos si los ciclos son el resultado excluyente de la banca central 😉
Agradezco a todos los integrantes de este Instituto por su dedicación a la libertad. Porque como dijera Zanotti : si la verdad nos hará libres, la libertad nos hará verdaderos.
Todos y cada uno de los que
Todos y cada uno de los que defienden ideas antiliberales y votan a
los actuales partidos políticos del gasto
público/impuestos/deuda/intervención…, todos, se comportan de manera
liberal, es decir, con respeto a la propiedad privada ,y a los
contratos, y con acuerdos voluntarios y mutuamente beneficiosos, en
sus familias, trabajos y al consumir. No cabe un liberal más.
No le pedimos a nadie que se haga liberal, solo que extienda su
comportamiento liberal.
Este instituto es un crack aportando bases teóricas a una corriente
que consideramos anti-intuitiva pero que en realidad es un anhelo
humano: quiero relacionarme con los demás sin violencia, quiero
acuerdos voluntarios y de beneficio mutuo, quiero respeto para mí y
mis pertenencias a cambio de respetar a los demás y sus
pertenencias.
Tanto el profesor Huerta de Soto como esta casa son fuentes de ideas
liberales con éxito de difusión. Ojalá sean en el futuro, luz que
alumbre en vez de agua que tragar.
Mis más sinceros
Mis más sinceros reconocimientos y agradecimientos a Jesús Huerta de Soto y a ese pequeño grupo de «adelantados» que han hecho posible el éxito del liberalismo moderno en nuestro país.
Sintámonos orgullosos que inspirándonos en los que nos precedieron en las ideas de la Libertad, ello haya sido el gran motivador para que posteriormente en nuestros ámbitos geográficos respectivos nos hayamos sentido ilusionados para continuar avanzando en la lucha por la libertad.
Fernando nogales
En este relato falta la tarea
En este relato falta la tarea de dos personas en la sombra, que han estado pie al cañón, han aportado, ayudado, callado y hablado cuando era necesario, y que jamás han reclamado nada para sí, dando el ejemplo de quienes tienen un corazón noble y generoso (además de liberal). Una persona es Raquel Merino, y la otra su señor esposo. Se agradece mucho que estéis ahí, contar con vosotros, vuestro talante, es un honor compartir trinchera y da gusto trabajar con vosotros. Y con el resto del IJM, claro. Pero tenía que decirlo.
Hay mucho para agradecer al
Hay mucho para agradecer al IJM y al Profesor Huerta de Soto. En América Latina se están dando pasos importantes por la Libertad. Respecto al artículo, hice un «experimento» de la fase 2 y en un taller con amas de casa me atreví a hablar de la función empresarial como lo hace el profesor y los resultados fueron magníficos, prueba de que las ideas están al alcance de todos.
Muchas gracias a todos por
Muchas gracias a todos por los comentarios en lo que toca a la labor del Instituto (en nombre del profesor, no podría responder, pero seguro que le agradan las buenas palabras sobre su impacto).
Y a María en particular, qué decir. Siempre tan generosa con nosotros, y lo agradecemos de corazón. En realidad, no es que me haya dejado fuera sólo a nosotros, sino a otras muchas personas relevantes que, de manera efímera o más permanente, han tenido una gran contribución. Somos demasiados para poder ser justos con todos, así que casi deliberadamente me centré en quienes me venían a la mente sin enfangarme en nombres. Lamento omisiones, entre ellas, la tuya. Lo bueno es que, aunque nos gusta ir un poco de «víctimas» como movimiento minoritario, tan pocos, tan pocos no somos. Afortunadamente. Un día habrá que contarlo bien. Queda para un próximo libro… je. De nuevo, gracias, Mary.
Abrazos y a seguir, que hay tela por delante.
Felicidades, soy ingeniero de
Felicidades, soy ingeniero de Caracas – Venezuela. Sin ustedes aun estaría dando vueltas entre los diferentes partidos políticos estatistas. Me considero como parte de esa Fase 1 que están buscando. Tengo como 5 anhos dedicado en serio la difusión de las ideas de la libertad, comencé con mi familia y hasta ahora solo 1 tiene lo que hace falta para seguir la difusión. Como usted dice es un trabajo muy difícil pero no me rindo. Éxitos!!!
Con un poco de retraso,
Con un poco de retraso, suscribo a lady Godiva. Un abrazo para Raquel, María y las (pocas) chicas del IJM: a ver cómo hacemos para aumentar la cuota…!
Raquel, enhorabuena. No ya
Raquel, enhorabuena. No ya por el brillante artículo, que tamibén, sino por esos 10 años de vida de esta maravillosa institución.
Los avances del liberalismo en nuestra sociedad no se producirían sin personas como tú, o como Gabriel Calzada, Juan Ramón Rallo, José Ignacio del Castillo, Jesús Huerta de Soto, y tantos otros. Vuestra lucha y trabajo diario sin descanso por conseguir «provocarnos» a los demás a que nos unamos en la transmisión del mensaje liberal, en esa fase 1 que mencionas en tu artículo, debe ser inspiradora e impulsora para tantos otros, que iniciarán su andadura y os acompañarán en este largo camino. Gracias a vuestras enseñanzas y vuestro ejemplo cada día seremos más dando la batalla de las ideas.
Un abrazo y a por otros diez años de éxitos!
Soy admirador de la escuela austriaca y de las ideas de la libertad