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La destrucción de la economía alemana

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Alemania ha sido históricamente una de las economías de mayor crecimiento en la Unión Europea y el núcleo de la columna vertebral de la Eurozona en sus peores momentos. En épocas de boom Alemania siempre destacaba por su robustez, y en momentos de recesión, era de las pocas economías de la Eurozona que aguantaba el tipo o de las que antes sacaba la cabeza. Hasta ahora.

Alemania en recesión

Hace poco conocimos los datos de crecimiento del Q4 2023 de Alemania y, con ello, el dato de crecimiento para el conjunto del año 2023, que en el caso del país bávaro se situó en un -0,3%, un retroceso pocas veces visto en Alemania en momentos de no-recesión. De hecho, según muchas estimaciones, esta contracción probablemente no vaya a ser un factor exclusivo de 2023, ya que algunas previsiones como la del Instituto de Economía Alemana o Deutsche Bank sitúan la tasa de crecimiento de Alemania para 2024 en un -0,5% y -0,2%, respectivamente. Si bien es cierto que la estimación del gobierno alemán es mucho más positiva, proyectando un crecimiento del 1,3% para el año 2024, ni siquiera instituciones como la Comisión Europea ni el Fondo Monetario Internacional pronostican cifras tan elevadas, situando sus previsiones en el 0,8% y 0,9%.

A pesar de las discrepancias entre las diferentes estimaciones, si algo hay claro es que Alemania ha entrado en recesión técnica y que, cara a 2024, como poco, observaremos una notable desaceleración del crecimiento económico alemán y, en el peor de los casos, una confirmación y prolongación de su recesión.

A la hora de buscar motivos de peso que logren explicar la actual situación alemana y, sobre todo, su transición desde ser el motor de Europa a hallarse en el presente escenario, son muchos los que nos vienen a la cabeza. Sin embargo, la política energética alemana de las últimas décadas y sus efectos sobre la industria priman por encima del resto.

La política energética alemana

La política energética alemana, como la mayoría de los lectores de esta columna conocerán, fue -hasta la invasión de Ucrania- enormemente dependiente de la energía rusa por su menor coste. Durante el mandato de Merkel, Alemania se convirtió en un país estrictamente dependiente del gas ruso a través del gasoducto Nordstream, lo que contribuyó a abaratar los costes energéticos alemanes durante bastantes años, pero que, finalmente, generó una situación de inestabilidad e inseguridad de suministro y terminó por degradar la industria germana.

Tras la explosión de la guerra en Ucrania, se trató de cubrir la falta de suministro ruso con un mayor peso de las energías renovables, ya que el gobierno bávaro se negó a dar marcha atrás en el medio plazo al cierre de sus centrales nucleares y de carbón, con el llamado “apagón nuclear” en 2023. De hecho, en 2023, el 50% del mix energético alemán proviene de fuentes renovables. Claramente, esto ha tenido graves efectos sobre la industria alemana, pero, para comprenderlos, primero hemos de hacernos una idea del tamaño y relevancia de dicho sector.

En perspectiva europea, en Alemania el sector industrial mantiene un peso muy relevante, representando el 24% de su PIB, muy por encima de la media de la eurozona en 2023. Además, el 10% del total de las empresas manufactureras europeas son de Alemania y representan un 30% del total del valor añadido bruto del conjunto de la UE. A pesar de esta foto estática, Alemania lleva algunos años perdiendo su posición como cabeza de la construcción e industria europea, sumando a ello las dificultades que atraviesan importantes firmas alemanas, con expectativas nada halagüeñas para 2024, ya que se espera una aceleración del proceso de desindustrialización alemán.

Una situación política crítica

Los elevados costes energéticos que hemos comentado con anterioridad es la principal causa de la rápida contracción del tejido industrial alemán desde el estallido de la invasión de Ucrania, arrastrando al gobierno del canciller Scholz a unas cotas de impopularidad inimaginables en un país como Alemania, al menos en las décadas previas.

Además, esta situación ha hecho que el gobierno alemán, siendo realmente responsable, pusiera sobre la mesa un programa de recortes de gasto en el cual se incluyera el gasto social como, por ejemplo, una disminución de las ayudas sociales al desempleo si previamente se hubiera rechazado un determinado número de ofertas de empleo. Aunque desde el punto de la sostenibilidad fiscal y económica dicho programa pueda tener sentido y ser responsable, la sociedad alemana no se lo ha tomado demasiado bien y esto está llevando a una gran inestabilidad política que puede redundar en innegables efectos económicos.

Apostar por una energía escasa y cara

A pesar de todos estos problemas, si observamos la situación en el largo plazo, veremos que la industria alemana solo ha sufrido realmente en los últimos 2-3 años, ya que mientras en 2008 Alemania concentraba el 40% de la actividad industrial total de la Eurozona, hoy en día esa cifra ha descendido solamente hasta el 36%, habiéndose producido además esta contracción principalmente desde 2020. En cambio, si analizamos los datos por industria y en un periodo de tiempo más reciente y corto, la imagen se torna algo más grave.

En concreto, la industria del automóvil se contrajo un 3,5% en 2023 con respecto al año anterior, a pesar de un muy buen primer trimestre de crecimiento. Por otro lado, el sector de la construcción se contrajo cerca de un 3% en 2023 en comparación al ejercicio previo, lo que se explica principalmente por la fuerte desinversión de las principales constructoras alemanas en el país, que están comenzando a focalizarse en territorios con menores costes.

En definitiva, podemos ver como el motor bávaro se encuentra gravemente gripado a causa principalmente de décadas de una política energética equivocada. Durante muchos años el gobierno alemán dio la espalda de manera irracional a la energía nuclear (y forzó el cierre de sus centrales) mientras potenciaba la dependencia energética con una de las principales oligarquías del mundo, conscientes del riesgo sistémico que esto entrañaba, sobre todo en un país con un peso tan elevado del sector industrial.  

Ver también

El ‘plan verde’ de Merkel. Una oportunidad para corregir errores. (Daniel Lacalle).

Algo está pasando en Alemania. (Luis Ignacio Gómez).

1 Comentario

  1. Parece que la estatua tenía los pies de un material distinto al del resto del cuerpo!…


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