Hay una parte que sí podemos controlar: la creación de líderes o proyectos influyentes desde los que poder “vender nuestro mensaje”.
(Este artículo es un extracto de la charla que realicé el pasado agosto en Argentina durante el evento organizado por la Fundación Bases).
Las personas que me conocéis, o que sencillamente habéis leído mis anteriores artículos (“Mercado de las ideas frente a batalla de las ideas”, “Austria, tenemos un problema” y “Un enfoque gramsciano sobre el Libertarismo”), sabréis que una de mis pasiones es la de intentar difundir las ideas de la libertad de la manera más efectiva, inteligente y realista posible. Hasta la fecha me he enfocado en reflexionar en torno a las posibles estrategias de difusión de las ideas de la libertad.
Si tuviera que resumir mis tesis, diría que creo que tenemos mucho que aprender de los conservadores americanos, también creo que debemos entender más de marketing y de estrategia militar y finalmente creo que deberíamos leer a marxistas como Antonio Gramsci para ser conscientes del poder de la dialéctica y de las consecuencias de influir en la cultura popular.
Quizás podríamos decir que este cuarto artículo será el último que haga en torno a esta interesante temática. Es por ese motivo que lo he titulado “La Foto completa”, ya que para que las ideas de la libertad puedan fructificar y empezar a calar en nuestra sociedad, para crear nuevas hegemonías culturales, hay que tener en cuenta una serie de factores que se deben alinear.
En la siguiente foto, “La foto completa”, podéis ver que considero que hay una serie de actores en nuestra sociedad que necesitan interconectarse, para que realmente estas ideas puedan empezar a ser cada vez más y más populares.
Creadores culturales liberales
Javier Milei en Argentina, Axel Kaiser en Chile, Gloria Álvarez en Guatemala o Juan Ramón Rallo en España, son algunos ejemplos de líderes intelectuales/creadores de opinión que dan un “golpe en la mesa”. Estas nuevas figuras tienen una repercusión en la audiencia preexistente o incluso hacen que surja una nueva audiencia liberal que antes no existía. Es muy importante ser consciente de que esta es la única parte que nosotros, como creadores de opinión o “intelectuales culturales”, sí podemos controlar: la creación y emisión de nuevas ideas.
Influencia cultural-vox populi
La difusión de nuevas ideas (a veces con más efectividad y a veces con menos), ocasiona una influencia cultural. Por una parte, podemos ver que poco a poco surgen partidos políticos (por ejemplo, cabe destacar la labor del Partido Libertario Argentino, que creo que está naciendo con mucha fuerza e ilusión). También podemos ver que asociaciones como Students for Liberty cada vez están mejor organizadas, ya sea creando eventos con más influencia social o creando campañas online con un notable impacto. Digamos que después del trabajo de los creadores culturales, surgen proyectos que “mastican” las ideas de la libertad y que ulteriormente ponen una “semilla en el cerebro” de ciertas personas que se sienten atraídas por estas ideas.
Votantes/consumidores
Estas personas que se sienten atraídas por estas ideas, seguro que han cambiado su forma de pensar, además de que seguro que han intentado comunicarlas a sus amigos o familiares. Pero lo más importante aquí es que todos los ciudadanos somos (lo queramos o no) votantes y consumidores. Tanto en la política, como en el mercado, podemos ver que hay un nuevo colectivo de personas que tienen unas nuevas ideas y, en última instancia, eso tendrá influencia tanto en el voto como en el consumo.
Políticos/empresarios
Si vemos que hay un nuevo sector de votantes/consumidores liberales, son los políticos y los empresarios los que se darán cuenta de este nuevo mercado. Y lógicamente, lo querrán capitalizar. Pensemos por un segundo: el empresario, ¿qué quiere? Quiere consumidores. Si él ve que hay una nueva cantidad de gente a la que le pueda vender cualquier producto (libros, contenido online, asesoría, mentoría, etc.), lo hará. Por otra parte, ¿qué quiere el político? Quiere votantes. Si éste se da cuenta de que hay una parte de la sociedad que se siente atraída por las ideas de la libertad, las ideas que propugnará en su programa político, serán estas.
Leyes más liberales
Si hay más políticos o empresarios con más poder e influencia, eso tenderá a repercutir en la creación de leyes más liberales. Es decir, se legalizarían ciertos comportamientos legítimos, como, por ejemplo, el matrimonio gay, la marihuana o la gestación subrogada… O se crearían entornos más “business friendly”, ya sea bajando impuestos, regulaciones o incentivando la atracción de capital o de talento. Si los políticos o empresarios creen en las ideas de la libertad, y éstos están en deuda con sus votantes o consumidores, lógicamente tendrán que cambiar las reglas del juego, y eso sólo se puede hacer con el BOE en tus manos.
Libre empresa/libertad individual
Si un país cambia sus leyes, inevitablemente cambiarán los incentivos de los ciudadanos. El que antes parasitaba, ahora tendrá que competir y, por el contrario, el que antes daba valor a la sociedad, ahora será menos parasitado. Por otra parte, el que antes tenía que irse a otro país a realizar una actividad considerada ilegal en su país de origen, podrá hacerla en su propio país. Todos estos nuevos incentivos crearían una sociedad más dinámica y cambiante.
+ Progreso y + clase media
Si en una determinada sociedad hay una cantidad de personas que creen en la responsabilidad individual, en la tolerancia, en el esfuerzo personal y en la sana competitividad, eso nos llevará indefectiblemente a una sociedad con más clase media en la que haya más progreso generalizado. Pensémoslo: si hay más inversión económica, significa que habrá más empresarios compitiendo para dar mejores bienes y servicios a la sociedad. Eso significa que se abrirán nuevas empresas, con lo que caerá el desempleo y se incentivará la profesionalización y especialización de nuevos trabajadores. Si hay menos desempleo, el trabajador común podrá estar más capitalizado, con lo que podrá ahorrar más, dar mejor educación a sus hijos, consumir más bienes o servicios a los que antes no tenía alcance, etc. En resumen: emergería un modelo de sociedad que todo liberal considera deseable.
Hegemonía cultural y moral
Si finalmente vemos que en dicha sociedad hay una nueva clase media que disfruta del sano capitalismo y de las ideas de la libertad (ya sea porque tiene un mejor trabajo o porque tiene menos impedimentos a la hora de realizar su proyecto de vida), este nuevo grupo social no querrá perder dichas libertades. Es decir, que podríamos afirmar que finalmente se habría creado una nueva hegemonía cultural y moral.
Y volvemos al punto 1: ¿qué tipo de creadores de opinión consumirían dichas personas? Pues consumirían líderes de opinión con tendencia liberal, que recuerden y reafirmen la importancia de las ideas de la libertad en la sociedad, ya se trate de la libertad económica como la libertad relacionada con los derechos individuales.
Así que esta es “La foto completa”. Desde mi punto de vista, siendo realistas, honestos y autocríticos, creo que aún estamos bastante “en pañales”, pero como mínimo debemos tener consciencia de que hay una parte que sí podemos controlar, que es la creación de líderes o proyectos influyentes desde los que poder “vender nuestro mensaje”. En resumen: podemos controlar la oferta para poder crear nuevas demandas, pero siempre teniendo en la mente esta foto completa, en la que varios actores en nuestra sociedad deben remar juntos.
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