Hemos hablado ya en varios artículos de este blog, e incluso tuve la oportunidad de dar una conferencia a finales del año pasado para el Instituto, sobre economía de la complejidad. Para refrescar conceptos, la teoría de complejidad en general, puesto que no existe una sola definición concreta generalmente aceptada, es una visión del mundo que pretende ir más allá que la visión de la física mecánica Newtoniana. Esto es, es una corriente nació entre los años 70 y 80 del siglo XX, a partir de aportaciones en termodinámica no lineal, biología, teoría del caos y como un desarrollo de la teoría de sistemas (Waldrop 1992). Frente a una visión mecanicista o estática del mundo, que se centra en estudiar estados de equilibrio, la complejidad adopta un enfoque dinámico y de incertidumbre, enfocado en el estudio de procesos emergentes (Wible 2000). Una manera muy sencilla de entender qué es la complejidad en rasgos generales, en comparación a otras visiones agregacionistas, es saber que para la complejidad el todo es diferente a la suma de las partes. Es decir, en sistemas complejos no hay una correspondencia lineal y directa entre los fenómenos micro y los fenómenos macro sino que, por el contrario, se dan dinámicas emergentes entre los dos niveles que en muchos casos son incluso impredecibles.
En economía, la complejidad es por muchos entendida como un movimiento donde han confluido varias corrientes heterodoxas: economía experimental, conductual, evolucionismo, institucionalismo, Escuela Austriaca e incluso marxismo (Potts 2000). De hecho, esto es algo que se ha sostenido también en trabajos como Colander et al. (2004) o Holt et al. (2011), a saber, que la economía de complejidad se integra por todos estos enfoques y herramientas heterodoxas que estaban cambiando de forma gradual lo que entendemos por mainstream económico. No debemos olvidar que, al igual que en otras ciencias, la economía dominante tiene una clara visión mecanicista que proviene de analogías con la mecánica clásica del siglo XIX (Mirowski 1989).
En este sentido, la economía de complejidad rechaza las teorías de equilibrio general, suposiciones como las de racionalidad perfecta, competencia perfecta o la exclusiva presencia de rendimientos decrecientes. Y, al contrario, sostiene que la economía no puede estar en equilibrio, que está en continua evolución, que existen fenómenos caóticos dentro de la misma y que los agentes están lejos de tener racionalidad perfecta, sino que son mejor representados por una racionalidad limitada (bounded rationality) y pensamiento inductivo (Arthur 2021).
De alguna manera, la visión de complejidad va impregnando distintas disciplinas. Comenzó en biología, luego llegó a la física y finalmente a la economía. No obstante, también ha llegado a otros campos como la teoría de las organizaciones o la ciencia política. En referencia a este último, desde un punto de vista económico para el diseño de políticas públicas, la complejidad supone un cambio en los fundamentos técnico-económicos de las políticas públicas, que incluso llega a condicionar su efectividad.
De alguna manera, muchas de las políticas públicas o intervenciones del gobierno en la economía se fundamentan en teorías de equilibrio como la de los famosos fallos de mercado. Esto quiere decir que, al no alcanzar el propio mercado una situación Pareto óptima, debido a asimetrías de información, presencia de bienes públicos o externalidades, por citar algunos ejemplos, existe justificación para que el gobierno corrija la situación y lleve al sistema a una situación de mayor bienestar y eficiencia. Sin embargo, desde la teoría de complejidad sabemos que no existen óptimos globales para un sistema complejo que está en continuo cambio y coevolución. También, que es imposible el control global del sistema, sino que este se controla a sí mismo a través de mecanismos impersonales de competencia y cooperación (Arthur, Durlauf, and Lane 1997). En consecuencia, el marco analítico de equilibrio que habitualmente se usa para identificar y corregir fallos de mercado no existe para la economía de complejidad.
Esto ha llevado a uno de los principales economistas de complejidad como es Vela Velupillai (2005), en su vertiente computacional, a afirmar que conseguir una política efectiva es imposible. Esto se debe a problemas de computabilidad y decidibilidad relacionados con el formalismo de equilibrio en sistemas dinámicos complejos. Por ello, este importante autor de la complejidad computacional argumenta que, de hacerse recomendaciones de política económica, no pueden estar basadas teóricamente en formalismos sino que, si acaso, deben descansar en actitudes de economía política tradicional como la compasión o la igualdad. Es decir, parece no existir justificación de tipo teórica o técnica para la intervención.
Esto no quiere decir que los economistas de complejidad hayan adoptado un enfoque anarquista sobre las políticas públicas. De hecho, hay amplia variedad al respecto. El factor que decanta la balanza es la concepción de Estado e intervención que pueden llegar a tener los distintos autores. Colander y Kupers (2014), por ejemplo, apoyan un enfoque policéntrico à la Ostrom (2010), donde el Estado se entienda como una organización descentralizada en distintos niveles, compleja, operando en simbiosis y a través de meras influencias, no intervenciones directas, en la economía. Otros autores más cercanos incluso a la Escuela Austriaca, como Wagner, apoyan lo que denominan entangled political economy (Devereaux 2021). Como el nombre indica, se trata de superar la tradicional dicotomía entre lo público y lo privado, para entender cómo las dos se relacionan entre sí y constituyen las complejas economías modernas que hoy día tenemos.
La complejidad no acarrea inevitablemente una visión anarquista de la economía o la política, puesto que esto depende de cómo se entienda la organización política, pero lo que sí implica de manera casi inexorable es que no existe justificación formal o técnica, como las de equilibrio general y fallos de mercado, para la intervención y del diseño de políticas públicas. Parece que solo cuestiones morales, como las de tipo igualdad o justicia, pueden ser justificaciones para la intervención.
Referencias
Arthur, W. Brian. 2021. “Foundations of Complexity Economics.” Nature Reviews Physics 3 (2): 136–45. https://doi.org/10.1038/s42254-020-00273-3.
Arthur, W. Brian, Steven N Durlauf, and David A Lane. 1997. “Introduction.” In The Economy as an Evolving Complex System II, edited by W. Brian Arthur, Steven N Durlauf, and David A Lane, 1–14. Reading: Addison-Wesley.
Colander, David, Richard Holt, and J. Barkley Jr. Rosser. 2004. “The Changing Face of Mainstream Economics.” Review of Political Economy 16 (4): 485–99. https://doi.org/10.1080/0953825042000256702.
Colander, David, and Roland Kupers. 2014. Complexity and the Art of Public Policy: Solving Society’s Problems from the Bottom Up. Complexity and the Art of Public Policy. Princeton, NJ: Princeton University Press. https://doi.org/10.1515/9781400850136.
Devereaux, Abigail N. 2021. Complex and Entangled Public Policy: Here Be Dragons. Edited by David J. Hebert and Diana W. Thomas. Cham, Switzerland: Springer Nature Switzerland. https://doi.org/10.1007/978-3-030-56088-1_4.
Holt, Richard P.F., J. Barkley Jr. Rosser, and David Colander. 2011. “The Complexity Era in Economics.” Review of Political Economy 23 (3): 357–69. https://doi.org/10.1080/09538259.2011.583820.
Mirowski, Philip. 1989. More Heat than Light. Cambridge: Cambridge University Press. https://doi.org/10.1017/CBO9780511559990.
Ostrom, Elinor. 2010. “Beyond Markets and States: Polycentric Governance of Complex Economic Systems.” American Economic Review 100 (3): 641–72. https://doi.org/10.1257/aer.100.3.641.
Potts, Jason. 2000. The New Evolutionary Microeconomics: Complexity, Competence, and Adaptive Behaviour. Cheltenham and Northampton: Edward Elgar.
Velupillai, Kumaraswamy. 2005. “The Impossibility of an Effective Theory of Policy in a Complex Economy.” In Complexity Hints for Economic Policy, edited by Massimo Salzano and David Colander, 273–80. Milan: Springer.
Waldrop, M. Mitchell. 1992. Complexity: The Emerging Science at the Edge of Order and Chaos. New York: Simon & Schuster Paperbacks.
Wible, James. 2000. “What Is Complexity?” In Complexity and the History of Economic Thought, edited by David Colander, 15–30. London and New York: Routledge. https://doi.org/10.4324/9780203436004-6.
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