Si bien las economías de mercado han ganado la lucha económica, esto no significa que la competencia entre los sistemas se haya ganado de una vez por todas.
Angela Merkel
Siguiendo con el orden de pensamientos y opiniones de la hoy excanciller, Angela Merkel, arriba citados, los cuales fueron divulgados por su biógrafo Stefan Kornelius, antes del final de su gobierno en el año 2021, la otrora Canciller Alemana sostuvo según Kornelius, «que el sistema liberal podría no sobrevivir y que la economía de mercado y la democracia podrían ser muy debiles al final». Su mensaje fue que “La prueba de fuego para la libertad aún está por llegar para Occidente”. Thorsten Benner Germany’s Sep 2021 Acid Test: Systemic Competition, published in lnternationale Politik Quarterly. Pag 1.
Estas tres importantes reflexiones, más allá de reafirmar un tema que ha venido preocupando a los defensores del Orden Liberal Internacional en los últimos diez años, principalmente a ciertas comunidades académicas, como a algunos actores políticos del citado orden. Las mencionadas reflexiones de la excanciller alemana configuran el triángulo de un complejo juego de competencia sistémica de alcance global, donde las democracias que sustentan las sociedades abiertas y los principios básicos de la economía de mercado, están siendo desafiadas tanto desde dentro, como desde fuera por fuerzas autoritarias y totalitarias disfrazadas en algunas ocasiones con un velo «democrático».
Competencia sistémica
Competencia sistémica que ha comenzado a endurecerse no sólo en el ámbito geopolítico, como lo demuestra la guerra contra Ucrania, y las tensiones militares de carácter geoestrategia en el sureste asiático. Si no en el escenario geoeconómico internacional, con el incremento de las restricciones comerciales a ciertos sectores de alta tecnologías entre los Estados Unidos y China, principalmente.
Las respuestas dadas por los Estados Unidos y sus aliados occidentales a estos desafíos han sido tardías y más reactivas que proactivas. Como lo ejemplifican las iniciativas tanto individuales como colectivas tomada por los EE.UU. y la Unión Europea, dentro de sus respectivas estrategias comerciales y económicas, como en el marco del G7. Podemos citar como ejemplo, en materia de asistencia económica y financiera, las iniciativas hacia África principalmente y en menor grado las dirigidas hacia la América Latina y el Caribe, con el fin de contrarrestar o equilibrar la presencia económica de China en estos espacios geográficos. Iniciativas que tienen como telón de fondo una competencia estratégica para asegurar el acceso a materias primas vitales para la revolución energética global que está en ciernes.
Fricciones UE-EEUU
En el ámbito militar nos encontramos, exceptuando la ayuda militar a Ucrania, y la coordinación de ejercicios y presencia militar en el sudeste asiático, con la existencia de un discurso ambiguo que pone en duda la voluntad política de occidente a mediano y largo plazo de hacer frente en el estrecho de Taiwán a una operación militar liderada por China a gran escala. Las razones de estos juegos de palabras reflejan, por un lado, la diversidad y mezcolanza de intereses, capacidades, tanto económicas, como políticas y militares de las naciones occidentales, a la hora de delinear una acción común frente a los desafíos existenciales que enfrentan.
Otro elemento de mayor peso aún dentro de este complejo juego de competencia sistémica global ha sido el establecimiento de medidas de orden geoeconómico que parecerían perseguir un objetivo común, pero han terminado creando fricciones entre los Estados Unidos y la Unión Europea, principalmente. Muchas de estas medidas, no sólo han afectado la libertad de los mercados de bienes y servicios internacionales, sino que han creado un escenario de diferencias comerciales y económicas entre los EEUU y el bloque europeo, en lo referente a las políticas de nearshoring y offshoring, específicamente en el caso las de empresas de alta tecnología.
Orden Liberal Internacional
Siendo esto un grave error no sólo en términos políticos, sino económicos y comerciales, pues la competencia que se debe dar entre EUA y sus aliados europeos, tiene que estar enmarcada dentro del contexto del Orden Liberal Internacional y sus instituciones. No dentro de una competencia geoeconómica que se libra contra China principalmente y en segundo orden contra Rusia. Pues esto ha dado pie a que naciones como Francia busquen acercamientos económicos con China, así como otros socios importantes países de la Unión Europea. Esto debilitaría el accionar de las estrategias comunes que son requeridas en estos momentos, frente a la competencia sistémica global que estos enfrentan frente al modelo sistémico global chino-ruso.
En el orden interno de las sociedades democráticas de occidente se pueden observar la carencia de una visión compartida, frente a los riesgos antes mencionados, valdría la pena citar la reflexión hecha por el Presidente de los Estados Unidos, John Biden, en el marco de su discurso por la celebración de la independencia su país en este 4 de julio,
El 4 de julio llega en un momento crítico. Nuestra economía está creciendo, pero no sin dolor. La libertad está bajo asalto. Asalto tanto aquí como en el extranjero. En los últimos días, hubo razones para pensar que este país está retrocediendo. Esa libertad se está reduciendo. Que los derechos que asumimos que estaban protegidos ya no lo están. Recordatorio de que seguimos en una batalla continua por el alma de Estados Unidos, como lo hemos hecho durante más de 200 años.
Joe Biden.
China
Estas palabras reflejan el fuerte deterioro interno no sólo en los Estados Unidos, base principal del Orden Liberal Internacional, sino en el marco de las democracias del bloque económico y militar europeo, que de igual manera han venido enfrentando fuertes cuestionamientos internos, en contra el citado orden, impulsados por las crisis migratorias, los movimientos xenofóbicos y nacionalistas, más el resurgir de grupos proclives al proteccionismo económico.
La competencia sistémica contra el modelo chino, el cual ha estado basado en un sistema Estado-partido de carácter políticamente totalitario, con un capitalismo de Estado, combina cada vez más su totalitarismo político radical con su éxito económico. Por ende, el estilo chino de capitalismo de Estado autoritario plantea el reto más difícil en marco de la competencia de sistemas global.
Los sistemas políticos autoritarios y totalitarios, no sólo responden a sus críticos internos con acciones brutales, también se sellan a sí mismos de influencias no deseadas del exterior. Rusia, por ejemplo, impone prohibiciones a las organizaciones no gubernamentales extranjeras. De igual, restringe el trabajo de los periodistas extranjeros independientes. En el caso chino vemos un patrón de conducta similar a través de las restricciones del acceso a internet. El sistema de Estado-partido chino solo tolera la cooperación internacional en investigación, que sirva principalmente a los intereses tecnológicos y económicos propios de Beijing.
Un rumbo diferente
Las democracias occidentales, por otro lado, son en gran medida abiertas, lo cual le permite a los sistemas autoritarios y totalitarios utilizar esta asimetría de la apertura unilateral para ejercer influencia, ya sea, a través, de la desinformación y la propaganda, o construyendo dependencias económicas, o “comprando” élites democráticas, tanto académicas, empresariales, y políticas. Algo que no sólo ocurre en los países desarrollados, sino, de manera más patética en los países en vías de desarrollo, donde la corrupción institucional y social está bien arraigada como forma de sobrevivencia económica y política, lo que les facilita aún más el trabajo.
Frente a esta situación cabría citar dos expresiones adicionales hechas por la ya citada excanciller alemana, según su ya mencionado biógrafo, “Liberemos las fuerzas del despertar”. Esta consigna no es más que un llamado a la concienciación en todos los sectores de las sociedades occidentales democráticas del peligro que se enfrentan las mismas, tanto en sus ámbitos internos como externos, frente esta amenaza sistémica de alcance global, autoritaria y totalitaria. Según Merkel «La alternativa es clara, queridos amigos: o ser invadidos por el cambio, o cambiar de forma». Lo cual implicaría, a nuestro juicio y entender, que según ella, los Estados Unidos como el resto de sus socios occidentales deberán cambiar la forma en la cual han comenzado a enfrentar esta amenaza. Sin sacrificar sus valores y principios democráticos, así como los fundamentos básicos de las economías de libre mercado.
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Viene cambio en la economía global entre estados unidos Rusia y china