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La libertad suprema en la Biblia

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Todo individuo tiene plena autoridad moral sólo sobre sí mismo.

Este no es un artículo de religión porque no tengo una desde hace muchos años, pero sí conservo como muy valiosas varias enseñanzas de la que en su momento practiqué. Exceden por completo su sentido trascendente y, al menos para mí, contienen verdades universales.

El mayor de esos aciertos creo que está en la que posiblemente sea la idea más abstracta -y más liberal- de la Biblia. Nada contradice más al tipo de religiosidad que es un mero instrumento de justificación del abuso político. Se encuentra en Isaías 14, 12-15:

¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.

Y en Ezequiél 28, 12-19 (Reina-Valera 1960):

Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.

Se trata de la alegoría de Lucifer, el diablo. Era el favorito de Dios, el más perfecto, el que mejor entendía las enseñanzas divinas. Así está descrito como su “hermosura” y “sabiduría”. Pero a su vez es “el caído” porque se “enalteció su corazón con su hermosura” y corrompió su sabiduría “a causa de su esplendor”. Habla de tomar el lugar del propio Dios, lo que indica el traspaso de la “bondad” a la “autoridad moral”, que solo tiene Dios. Si Dios representa al bien, su opuesto es el que cree que puede representarlo mejor y tomar su lugar como autoridad del bien.

El diablo no es un ser que lleva adelante un programa de destrucción, no en su origen. El suyo es en realidad el de Dios, el del bien, como fuente de poder. Si Dios se supone que es el bien en sí mismo, la bondad consiste en seguirlo, en tener belleza y sabiduría a partir de entregarse a él. Eso se pierde cuando se quiere ser él.

¿Qué significa esto y por qué creo que es la más abstracta adhesión de la Biblia a la idea de la libertad? Pues que el bien es externo al hombre. Es algo que depende de conductas objetivas, no de quién es uno y que hay un paso apenas entre practicarlo y pasar a servir al principio opuesto, al pretender asumir la autoridad que lo “administra”. Nadie representa al bien, salvo el Dios externo a todos y que, más allá de la creencia mística, no otorga autoridad moral a ninguna persona. La Biblia considera a esa pretensión el mal en sí mismo. La asunción de autoridad moral, disciplinaria, es un acto de apostasía que lleva a la oscuridad. El diablo es la renuncia al bien objetivo por la asunción ilegítima de la autoridad de lo moral.

No hay bien que pueda ser ejercido en nombre de la fuerza, sin dejar de ser bien en sí mismo y esta es una gran enseñanza afín al liberalismo que va mucho más allá de la religión. Todo individuo tiene plena autoridad moral sólo sobre sí mismo.

Siguiendo ese mismo principio el poder no puede ser ejercido nunca en nombre del bien, lo que llevaría en realidad a su ejercicio en nombre del mal. El poder únicamente puede ser utilizado en nombre del mantenimiento de la libertad.

Esto es especialmente necesario de recordar en este momento en el que hay como un revivir de ideas arcaicas superadas por el pensamiento liberal, a veces disfrazadas de consignas “culturales” en lugar de religiosas, por las que se pretende ajustar a las personas a cierto modelo de conducta personal que forma parte de la disciplina católica. Hay un reciclaje en el que pareciera que la sociedad se perdería en el “pecado”, olvidando que el máximo pecado en la propia Biblia consiste en administrar condenas. También lo es para el pensamiento liberal que, de manera coincidente, no admite que el poder político pueda ejercerse como autoridad moral de ninguna naturaleza. No hay torquemadas en una sociedad libre y tampoco los debería haber de acuerdo a la Biblia. Sin comprender estas sutilezas, que son determinantes, se terminan entendiendo las cosas al revés, como la eterna lucha del bien contra el mal donde al final nada más el “mal son los otros”, como decía Sartre. Un viejo y burdo truco de todos los perseguidores.

4 Comentarios

  1. Inquieto espejo de una
    Inquieto espejo de una realidad imperfecta , sobrecogedora y angustiarte. Describes un dolor ya absurdo, ya kafkiano.
    Trasmites aquí la impotencia frente a lo externo ; ante ese monstruo llamado Codex, que cual nuevo rey secular, continua su pretencion de juzgarnos como inquisidor tras una mascara de legitimidad.
    Lo trascendente de esto es que esa dolorosa «metamorfosis» , que afecta a quien siente la lluvia y no solo se moja , nos da la sabiduría de lo vital.

  2. Arthur Machen, galés y
    Arthur Machen, galés y neopagano, en su grandiosa novela «El gran dios Pan», lo expresa igual. Uno de sus personajes describe el Mal, el Mal absoluto como «tomar el cielo por asalto». Pero también lo describe como una cosa solitaria, una pasión del alma pero algo muy excepcional además.
    Texto inspirador tu post José. Me revive antiguas lecturas. Gracias.

  3. En la izquierda hay aversión
    En la izquierda hay aversión a la pena de muerte (siempre que surge el tema me acuerdo de Aute, «al Alba», las últimas ejecuciones del periodo franquista). En cambio, no hay ninguna aversión a la «eutanasia», concepto que quizás sea la última forma de prolongar la vida del Estado de Bienestar. Pero la eutanasia defendida por la izquierda es comunitaria. No es el individuo, ni un médico, ni la Ciencia, ni la Compasión los que deciden si se induce la muerte o no se induce, sino la Comunidad política, la cual no solo se arroga la autoridad para otorgar licencia sino que recomienda quién debe recibir el último sacramento de la religión del Progreso.

    Ejecuciones Democráticas que no serán cantadas con pena interesada, como las de la criminal dictadura franquista.

    Cuando los liberales defienden la eutanasia, lo hacen siempre desde la idea que subraya el señor Benegas: la de la plena autoridad moral de cada persona sobre sí misma. La eutanasia liberal tampoco es compatible con la mayoría de las interpretaciones de la tradición judeocristiana, las cuales recomiendan aguantar el sufrimiento hasta el final natural, con el notable matiz de rechazar el llamado «encarnizamiento terapéutico», pero es la única forma de eutanasia que no es en realidad una cabriola intelectual para justificar el asesinato político.

  4. En definitiva,los Gobiernos
    En definitiva,los Gobiernos están imponiendo ,una moral coactiva y sistemática,por supuesto votada democráticamente(repiten siempre). Es lo que quieren ciudadanos atiborrados de sus mensajes,sobre lo que es bueno y lo que es malo,sirvientes,súbditos paganos de sus impuestos. Una buena campaña informativa contando su particular sentido de la moral. Por eso las religiones son un estorbo,claro los frutos están a la vista y se esconden, los suicidios reales(hoy la primera causa de muerte entre los menores de 40 años,se esconden los 120.000 abortos(soy partidario del aborto ,pero esa cifra es un escándalo)etc


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