Así que no, los tecnócratas no son la solución.
Hace unos días pudimos asistir a algo insólito, Pablo Iglesias alabando a José María Aznar por tener la habilidad de “hacer convivir diferentes familias de la derecha española, desde neoliberales y democristianos hasta ultracatólicos y sectores de la extrema derecha” dentro del PP, y evitar que existiera ningún otro partido a la derecha del PSOE.
Esto, dejando a un lado la definición sesgada de las distintas familias de la derecha, es una verdad incuestionable. Los políticos tienen como razón de ser alcanzar el poder, y cualquier político de centro derecha en España sabe que debe monopolizar todo el voto de su espectro si quiere tener alguna oportunidad de llegar a presidente del gobierno.
El problema es que dos décadas de monopolio han hecho que el PP, sus medios de comunicación e intelectuales afines, hayan distorsionado la realidad hasta tal punto que no saben lidiar con la aparición de un partido a su derecha, que según sus algoritmos mentales no debería existir.
Antes de nada, me permito recomendar un artículo mío de 2016 donde intento explicar las diferentes ramas que forman actualmente la derecha en España. Es importante entender esto porque la propaganda política hace que exista bastante confusión al respecto. Por ejemplo, el PP y Ciudadanos, aunque no les guste, son partidos mayormente conservadores. Entendiendo conservadores como aquellas personas que quieren conservar el statu quo (de ahí que ambos hayan pasado de atacar la ley de violencia de género a defenderla en tan pocos años). No son unos veletas ni unos acomplejados, ni mucho menos cobardes. Son conservadores del statu quo: una vez que unas ideas se imponen en la sociedad, ellos las defienden como propias.
El problema es que años de propaganda electoral han denigrado el término conservador, haciendo que estos partidos se autocalifiquen de centro o (suspiro) liberales. Dejando vía libre a los ultraconservadores (aquellos que atacan el statu quo actual, idealizando el statu quo de décadas pasadas) para quedarse con la etiqueta conservadora por derecho.
Así que por no entrar en alterar los esquemas mentales de tanta gente vamos a simplificar las cosas y vamos a aceptar que Vox es conservador, y que el resto de los partidos de centro derecha no lo son.
El problema que tiene el PP y Ciudadanos, y aquellos que se identifican con ellos, es que no existe una filosofía moral de centro. Existe una filosofía moral progresista, otra conservadora y, por último, la liberal/libertaria. Claro está, no son categorías absolutas. Uno puede tener una moral en parte conservadora, y en parte liberal. O liberal y progresista. Pero al final, una de ellas se va a imponer en nuestro cerebro a la hora de determinar nuestros sesgos, y estos van a dirigir a nuestro pensamiento racional a unas posturas políticas u otras.
Por lo tanto, intelectualmente, es bastante más poderoso identificarse únicamente con una de las filosofías morales, que hacerlo con varias a la vez. Nuestro cerebro es capaz de racionalizar teorías mucho más coherentes cuando la aguja moral marca claramente en norte, que cuando da vueltas según el tema que toques.
Y sí, que sean más coherentes no las hacen más veraces, sino más persuasivas. Es algo que les gusta remarcar a aquellos que suspiran por un gobierno de tecnócratas que dirija nuestras vidas desde la falta absoluta de pasión. El problema es que esa gente solo existe en su imaginación, y al final tenemos en los estamentos del poder a personajes grises, que desprecian cualquier idea intelectual que no le atornille al poder unos meses más.
Mariano Rajoy ha sido el mayor exponente de tecnócrata que hemos tenido en España, y sus logros para la derecha están a la vista todos. Y podría haber sido peor, podríamos estar como Chile, quizá el mayor fracaso de una derecha que, teniéndolo todo de cara para vender el progreso, está dejando que el país arda mientras compra un nuevo paquete de malas ideas a no se sabe quién y por qué.
Así que no, los tecnócratas no son la solución, y es extremadamente difícil que en personas de centro surja ningún conjunto de ideas que sea mínimamente sólido. Ahí está Ciudadanos con sus contradictorias propuestas, y sus peleas y dimisiones por estar muy a la derecha o la izquierda para el gusto de sus militantes. Es lo que tiene alimentarse de varias filosofías morales según te da el viento. Queda muy bien sobre el papel, pero es incompresible para el común de los mortales.
Así que esa es la principal ventaja de Vox: se basan en una moral clara. A mí no me gusta, y la veo muchos fallos y cosas peligrosas, pero al menos sé que tengo delante. ¿Podemos decir eso con el resto de los partidos del centro derecha?
Y sobre las críticas de populismo y ciertas tendencias frikis que arrastra el partido. ¿Quién tiene la culpa de eso? ¿Quién ha condenado a toda una filosofía moral al ostracismo durante décadas? ¿Quién hacía llamamientos a la derecha social para combatir a ETA o al independentismo para luego echarle tierra encima cuando se tenía el sillón garantizado? ¿Quién mantuvo a las televisiones sin mencionar al partido verde, condenándoles a años de marginalidad, hasta que el PSOE levantó la prohibición por su propio interés?
Los conservadores tienen derecho a existir. Es posible que Vox no sea el partido que se merecen, pero es lo que tienen. Y podría haber sido peor. Desde el liberalismo haríamos muy bien en atacar sus ideas cuando amenazan la libertad (cosa que harán), sin caer en absurdas teorías centristas sobre la unidad tecnócrata que debería mantener la derecha. Aunque solo sea porque en esa unidad no solo tienen prohibido expresarse los conservadores, a nosotros nos encerrarían en un sótano más profundo.
5 Comentarios
Excelente artículo; lo ha
Excelente artículo; lo ha clavado Vd. ; La Tecnocracia o Ingeniería social ; Consecuencialismo y Utilitarismo sin una ética racional basada en la Propiedad; Neopositivismo «Lógico», Behaviorismo , «liberalismo» sin alma o economicista; todo esto en esencia es Chile; y los cachorros de sus centros de pensamiento (Los Estudiantes por la Libertad) van por el mismo camino; formaran parte del Capitalismo de amiguetes de las élites extractivas. (No querían Friedmanismo de Chicago y relativismo ?, pues ya lo tienen en todo su esplendor; y seguirá siendo así; no hay mas que leer el articulo que precede al suyo.
Un saludo
¡Ah! se me olvidaba; cuanto
¡Ah! se me olvidaba; cuanto mencionen a los «Populismos», para ser rigurosos y no sectarios, convendría poner las cosas en su sitio; incluir de pasada al Populista del Vaticano, porque el daño que está haciendo este es inmenso; que yo sepa, no es incompatible con ser un buen Católico; porque el «Franciscano del Vaticano» y sus seguidores sigue a rajatabla el «Dogma de Montaigne», aunque el primero en ponerlo por escrito fue uno de los Patriarcas de la Iglesia Catolica , San Isidoro; sin duda influido por el error de Aristóteles referido a que los intercambios económicos tienen que ser «sustancialmente» iguales o equivalentes en Valor; » equimarginales»; el «Precio Justo» matemático de los escolásticos y de la economía mainstream; el Valor como sustancia; El Valor Total Abstracto resultante de la agregación de «sustancias» equimarginalmente iguales; bueno, esta falacia tuvo que refutarla otro Aristotélico amigo de Franz Brentano llamado Carl Menger; Jevons, Walras y Gossen permanecieron en el error Aristotélico.
La SUPERSTICIÓN ESTATISTA
– Fernando Parrilla: Lúcido análisis.
– Crego: Muy acertada esa puntualización final sobre la naturaleza o esencia del valor. Con relación al papa actual, si fuera «franciscano» de verdad, y no solo de nombre, otro gallo nos cantaría….
Señalo que la SUPERSTICIÓN ESTATISTA se basa (casi siempre, según sus recurrentes versiones) en ese Dogma de Montaigne, que conlleva a su vez entender el intercambio voluntario como un «juego de suma cero». Ambos errores teóricos (errores manifiestos de concepción que, además, implican un entendimiento estático, «fijista» o anti-evolutivo de la realidad) llevan, por un lado, a interpretaciones erróneas de la historia, y por otro, inducen prácticas políticas contraproducentes en relación a los fines postulados por sus propios impulsores.
Ese error teórico (dogma de
Los resultantes (históricos y políticos) de ese error teórico de base
(dogma de Montaigne, intercambio entendido como un juego de suma cero),
se muestran en el libro de Amity Shlaes «Great Society. A New History»: https://www.independent.org/events/detail.asp?id=186&s=em1
«La asunción de que el futuro próximo se parecerá mucho al pasado reciente puede llevar incluso a las personas mejor intencionadas e informadas a perseguir políticas que se acaban volviendo contrarias al propósito y a menudo destructivas».
«El coste de los compromisos de derechos que el Gran Gobierno asumió hace medio siglo están bloqueando las oportunidades que se necesitan ahora y en el futuro para todos los estadounidenses, especialmente los más desfavorecidos.»
A Ciudadanos lo gafó
A Ciudadanos lo gafó Escohotado.
A quién se le ocurre defender que en España se normalice la cocaína y la heroína sin dar nada a cambio a los que se benefician de la prohibición, como los omnipresentes productores de licores y fermentados. Eso es como ir a decirle a los miembros de la casta funcionarial que se les va a bajar el salario porque hay que bajar la recaudación por IRPF porque hemos descubierto que es un impuesto inmoral y corrompe a la sociedad, y sin darles nada a cambio. Lo lógico es que se opongan y se ofendan un rato.
No veo que Vox sea tan de derechas como nos lo pintan. Hoy en día no hay nada más de derechas que criticar a la Unión Europea. No se atreven ni ellos. Quizás después del día 12 (elecciones en UK) se atrevan a decir algo ligeramente mordaz, pero no lo espero. Los muy idiotas de Vox se creen que la UE les ayudará con su proyecto de ilegalizar a los partidos separatistas y comunistas. Me troncho solo de imaginarlo.
Es realmente triste que en España el partido político con el programa económico más liberal sea Vox. Pero la situación ha mejorado un poquito. Hace diez años la única «liberal» en el Congreso era Rosa Díez, que no era nada liberal por más coloretes que se pusiera. Pero fingía muy bien. Algo era algo. Luego vino el choque de egos. A Rosa le ha costado mucho «irse» al PP. ¿Cuánto tiempo tardará Albert en pedir el voto para el PP frente a los marditoh roedoreh populihtah de Vox? Le doy entre seis meses y un año. Los hombres aguantan menos que las mujeres. De toda la vida.
Y hay que mencionar el 11M. ¿Le queda algo que esconder al PSOE? ¿Por qué no se libera toda la información y se zanja el asunto de una vez? ¿O será que es el PP quien tiene algo que esconder? Que tengan cuidado los de Vox con el tema, no vaya a ser que lo remuevan más de la cuenta y nos llevemos un soponcio todas y todos. ¿Y si al final resulta que todos los medios de comunicación (pero todos, todos, el inefable inclusive) nos han estado mintiendo todos estos años?
Qué dramón sería ese.