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La paradoja del patrón dólar y el impacto de la guerra en Ucrania

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En el artículo anterior señalábamos que existe una distorsión en el corazón del sistema financiero mundial causada por el patrón dólar estadounidense (USD). El centro de esta distorsión es que todos los países del mundo tienen la necesidad de acumular reservas de dólares para participar en el comercio internacional; de esta manera, el producto más importante de exportación que tiene Estados Unidos es el dólar que otros países pueden adquirir exportando bienes reales a cambio de papeles verdes o señales digitales de dólar.

Este proceso afecta tanto a Estados Unidos mismo como a los países exportadores.

Por lo que respecta a Estados Unidos, el dólar otorga al país un exorbitante privilegio,  ya que puede tener paralelamente un déficit comercial negativo y, al mismo tiempo, endeudarse. Desde los años sesenta, el déficit comercial y la deuda del estado ha crecido cada vez con más y más rapidez.

Tabla 1. El déficit comercial de Estados Unidos

Déficit comercial USA
Déficit comercial USA

Tabla 2. Endeudamiento de los Estados Unidos

US Public Debt
US Public Debt

Este privilegio ha hecho posible que Estados Unidos haga lo que ningún otro país puede: incrementar la deuda y el déficit comercial paralelamente a lo largo de décadas. Así, los Estados Unidos prácticamente no tienen freno para el crecimiento de su consumo.

La paradoja es que cuantos más productos extranjeros consume Estados Unidos, más posibilidad de crecimiento causa para el resto del mundo a través del desarrollo industrial con fines de exportación. Los países más exitosos en las últimas décadas han sido los que fueron capaces de desarrollar una maquinaria de industria exportadora como Alemania desde los años cincuenta, Japón desde los sesenta, Corea-Sur y Taiwán desde los años setenta o más recientemente China o Vietnam.  A cambio de sus productos, Estados Unidos exportaba dólares financiando así el crecimiento industrial en estos y los demás países.

Pero el patrón dólar es un sistema lleno con paradojas.

Por un lado, asegura beneficios a los dos participantes en las transacciones comerciales. Sin embargo y, al mismo tiempo, el sistema también tiene un tinte de comercio desigual; los bienes reales producidos por el trabajo duro son intercambiados por un crédito fácilmente creado, sin esfuerzo ninguno o casi ninguno, lo que implica un grado de explotación.

Con este mecanismo de comercio desigual, el patrón dólar ha creado el imperio más beneficioso conocido nunca jamás en la historia de la humanidad. Los viejos imperios se asentaban en las conquistas militares y en una brutal explotación. Las naciones y los territorios conquistados fueron aplastados, su crecimiento bloqueado y sus recursos explotados por el poder militar. Las colonias conquistadas sirvieron a la abundancia y el capricho de los colonizadores. En cambio, el patrón dólar estadounidense ha traído consigo la liberación del mundo de los imperios tradicionales, la difusión de la libertad y la democracia, y el desarrollo basado en la industrialización. Al mismo tiempo, Estados Unidos disfruta de un privilegio exorbitante, parecido al que tenían los viejos imperios, la posibilidad de tener un consumo exorbitante basado en el comercio desigual.

Un parte del consumo de Estados Unidos es su esfuerzo por mantener el ejército más grande y poderoso del mundo. Es por todos conocido que el gasto militar de Estados Unidos es exorbitante, y que destina proporcionalmente mucho más dinero a fines militares que el resto de los países detrás de él.

Teniendo en cuenta el enorme poder militar de Estados Unidos, se puede deducir que, a pesar de que el comercio entre la potencia americana y el resto del mundo es desigual, Estados Unidos da a cambio un servicio muy importante, garantizando el comercio global y la paz a nivel mundial. Los países que aceptan el liderazgo de Estados Unidos y están abiertos a implementar el modelo de la democracia liberal y derechos humanos con un mercado mixto del estado bienestar, pueden concentrarse en desarrollar sus economías y bajar sus gastos militares. Por ejemplo, el gasto militar de los países europeos, entre ellos España, ha bajado en las últimas décadas a un nivel históricamente muy bajo. El “dividendo de la paz” ofrece una oportunidad muy beneficiosa a los países que están bajo la tutela militar de los Estados Unidos.

Tabla 3. Bajada del gasto militar de España

Gasto en Defensa / EOM.
Gasto en Defensa / EOM.

Parece que el privilegio basado en el patrón dólar estadounidense solo tiene efectos beneficios. Pero, en realidad, también existen algunas desventajas.

A mi juicio, uno de los efectos más negativos de este patrón es el debilitamiento y la descomposición interna de Estados Unidos. El constante flujo de dinero fácil corrompe la moral y la pérdida de las virtudes cívicas tradicionales, como ya ocurrió en la antigua Roma. Por otra parte, el crecimiento de la burocracia y del aparato del estado va en detrimento de la iniciativa privada en la economía. El nuevo estado es el nuevo dios, y sus representantes ejercen un papel protector y paternalista que defiende a los ciudadanos de las vicisitudes de la vida provocando la infantilización de la sociedad y la constante demanda de protección para garantizar el continuo consumo.  

Pero incluso más problemático  para los líderes de Estados Unidos resulta la pérdida de las industrias. Estados Unidos era el taller del mundo que hizo posible el arsenal de las democracias durante la Segunda Guerra Mundial. Pero en la actualidad China le ha arrebatado ese papel y ha llegado a ser el taller del mundo.

El rápido crecimiento de China y su conversión en la mayor potencia industrial del mundo ha creado una enorme tensión dentro del seno del patrón dólar. Hasta el auge de China, los primeros rivales del poder industrial de los Estados Unidos fueron Alemania y Japón, países mucho más pequeños, que habían perdido la Segunda Guerra Mundial y cuya existencia, además, fue defendida por Estados Unidos frente a la Unión Soviética y a China. Así, en el momento que se erigían como posibles rivales en economía, Estados Unidos podía presionarlos para aminorar sus posiciones competitivas, tal y como ocurrió en los Acuerdos de Plaza en 1985.

Pero, con el auge del China ha cambiado el equilibrio de poderes en el mundo.

China no solo es mucho más grande en territorios y población que Alemania y Japón, sino que además ha preservado su independencia cultural a lo largo de la historia y ha alimentado cierto resentimiento frente a occidente provocado por la semi-colonización que sufrió en el siglo XIX a manos de las potencias occidentales.

Table 4. Balance comercial China y Estados Unidos

US-China trade deficit
US-China trade deficit

Los académicos y políticos chinos son conscientes de que el patrón dólar provoca una sensación agridulce en China. Por un lado, ofrece la oportunidad de desarrollar una maquinaria industrial con fines de exportación; por otro, consolida la posición de China como un poder de segundo rango dependiente de la benevolencia americana. A todo ello hay que añadir el conflicto geopolítico provocado por el estatus de la isla de Taiwán y el control de las rutas comerciales en los mares en Asia que enfrenta a China y Estados Unidos.

China en las últimas décadas, ha intentado establecer rutas comerciales alternativas (La nueva ruta de la seda) para reducir el efecto del dominio americano sobre las rutas del mar y crear una alianza de poderes en Eurasia, en la Isla Mundial de Harold Mackinder. Su principal aliado es Rusia. Ambas potencias han llevado a cabo esfuerzos coordinados para establecer un sistema comercial alternativo que incluye la intención de crear un nuevo patrón de dinero mundial que reemplace el papel del dólar americano. 

Como el patrón dólar es un sistema agridulce de paradojas resultaba muy difícil de cambiar. Pero las nuevas circunstancias han variado las reglas del juego; el fracaso por apaciguar Rusia dentro del sistema mundial provocado parcialmente por la expansión de la OTAN, la agresión rusa contra Ucrania y las sanciones económicas de los poderes occidentales contra Rusia, han hecho que Rusia haya decidido romper el sistema. Rusia ahora no tiene ningún interés en participar en el mantenimiento del sistema financiero mundial del patrón dólar. Al contrario, intenta derrumbar el patrón dólar y crear un nuevo sistema financiero con el fin de causar el colapso del sistema del modelo capitalista basado en la acumulación de los créditos.

Sin embargo, Rusia es consciente de que es un potencial económico demasiado pequeño como rival de Estados Unidos y sus aliados, especialmente los países de la OTAN y Japón. A pesar de que tiene una enorme riqueza de recursos naturales, sus industrias y su capacidad de innovación son muy limitadas. Por ello, intenta crear una alianza alternativa contando con China, Irán y los países que fueron colonizados por las potencias europeas en los siglos anteriores y que todavía guardan rencor a occidente por el pasado.

La clave actualmente es quién va a ganar la guerra en Ucrania.

Friedrich von Wieser,  unos de los grandes pensadores de la Escuela Austriaca, en su último libro, La Ley de Poder decía que tener éxito es el factor más importante en la lucha por el poder político. Solo el poder exitoso tiene seguidores. Si Rusia gana la guerra en Ucrania va a poder hacer nuevas alianzas para sustanciar su desafío al poder del Oeste. Si pierde la guerra, es posible que termine su desafío.

La Guerra de Ucrania no es una guerra local. Las sanciones económicas impuestas a Rusia y su desafío han hecho que nos enfrentemos a una guerra mundial, por suerte, hasta ahora solo en campo económico. Por el subyacente conflicto sobre el sistema financiero del mundo estamos al borde del abismo: la alianza occidental no puede dejar que Rusia gane la guerra porque su éxito acelerará sus esfuerzos por crear un sistema financiero alternativo. Y un sistema financiero alternativo podría suponer el colapso económico de Occidente y su orden político.

Independientemente de quién gane la guerra cinética en Ucrania, un futuro óptimo del mundo requeriría un sistema financiero más neutral que el patrón del dólar que presenta paradojas en su funcionamiento.

A mi juicio, la solución más razonable sería volver al patrón oro que proporcionó buenos resultados económicos y sociales durante el siglo XIX. Era un sistema que favoreció el equilibrio comercial entre los países y posibilitó el desarrollo de las naciones que adoptaron los principios del libre comercio. 

Teniendo en cuenta las enormes deudas acumuladas durante la existencia del patrón dólar y la desigualdad de sus beneficios, el mejor camino hacia un nuevo sistema financiero es un acuerdo internacional, como fue el de Bretton Woods en 1944, con los objetivos de reestablecer un mejor equilibrio entre países y asegurar el libre comercio, que es la más beneficiosa institución para lograr el desarrollo a nivel mundial. Sin duda alguna, es mejor negociar que llegar a una nueva guerra mundial entre las grandes potencias por el dominio del mundo.

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