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Las burbujas de Krugman

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La actual coyuntura económica da mucho de lo que escribir y discutir. Parece renacer el interés por los asuntos económicos y financieros: la crisis, el plan E, y la subida de impuestos está en la boca de todos. Se hace evidente la observación general de que cuando a uno le tocan el bolsillo, la pereza y pasividad se difuminan.

Un efecto interesante de la inesperada –para la mayoría– debacle financiera es el debate que se está levantando en torno a ella, las conversaciones que se están manteniendo públicamente entre economistas de diversas corrientes teóricas, y el descrédito parcialmente aceptado del paradigma dominante relativo a la macroeconomía, la economía monetaria y los mercados financieros. Aunque ya viene hablándose de esta cuestión desde hace tiempo –por ejemplo, el director del Observatorio de Coyuntura Económica de este Instituto ya calificó en 2007 la actual situación como "crisis económica e intelectual"–, ha sido el extenso artículo del Nobel Paul Krugman en el New York Times el que ha disparado el número de escritos, réplicas y reflexiones sobre este tema. Un ejemplo más de la vasta influencia de personajes mediáticos y controvertidos como él en el mundo intelectual y de la opinión pública.

En pocas palabras, Krugman viene a dar con un garrote en la cabeza a todos los que no comparten la doctrina del "viejo keynesianismo", muy especialmente, a monetaristas seguidores de la Escuela de Chicago, pero también a neokeynesianos, quienes, cual chico débil en el colegio se ve influido por la mala conducta de los chicos grandes y poderosos, éstos pobrecitos se vieron casi obligados a aceptar algunas de los supuestos de los otros. No sorprende que no dedique ni un solo párrafo a los autores de tradición austriaca, a quienes ridiculiza sin comprender llamándoles los "teóricos de la resaca" –en relación a la analogía ampliamente utilizada por autores y divulgadores austriacos de la borrachera-resaca con el fenómeno de auge-recesión económica.

Quizás sea más llamativa la ausencia de economistas austriacos en el apartado titulado "Nadie podría haberlo predicho…", donde dice que esta crisis fue predicha por "algunos economistas" a quienes se les ignoró, nombrando únicamente el caso de Robert Shiller de Yale. ¿Se hubiera citado a sí mismo en caso de que él sí hubiera previsto la crisis? No me extrañaría, pero el caso es que no aparece. ¿Desconoce por completo los exitosos casos de analistas austriacos que predijeron la recesión y alertaron de la burbuja? Lo dudo mucho.

Sin embargo, éstos han sido quienes más sistemáticamente han previsto lo que se avecinaba, y han sabido leer más acertadamente los acontecimientos. Por ejemplo, ahí tienen a Peter Schiff defendiendo a capa y espada la existencia de una burbuja inmobiliaria ante 1.000 agentes hipotecarios, y las nefastas consecuencias de su inevitable pinchazo. Es curioso, porque aplicando la lógica de algunas afirmaciones de Krugman, en las que critica a sus oponentes por obviar totalmente la presencia de burbujas de precios, debería alabar a los austriacos en lugar de denigrarlos, pues fueron quienes alertaron sobre las mismas.

Ahora Krugman critica a sus contrarios como si él hubiera ganado la batalla intelectual, como si la vuelta a Keynes fuera la única salida del atolladero. Pero, ¿dónde estaba él mientras otros alertaban sobre la presencia de la burbuja inmobiliaria y sus negativos efectos futuros? Si me permiten la malicia, Krugman estaba ocupado recomendando a las altas instancias monetarias el crear una burbuja para salir de la anterior recesión.

¿Qué dijo en agosto de 2002 el reputado economista? "Para combatir esta recesión… Alan Greenspan tiene que crear una burbuja inmobiliaria para reemplazar la burbuja del Nasdaq". ¿Y qué dice ahora, en 2009? Al preguntarse cómo Greenspan y Bernanke no se dieron cuenta de la burbuja inmobiliaria, responde: "Puede ser que quisieran celebrar el éxito de sacar a la economía de la recesión de 2001; reconocer que buena parte de ese éxito descansó en la creación de una monstruosa burbuja hubiera estropeado la fiesta".

Asimismo, destaca que la "teoría de los mercados eficientes –que según Krugman asegura que el precio de los activos siempre es el correcto y que no existen burbujas– jugó un papel significativo en inflar la burbuja". Permítanme añadir otro factor que ayudó a desencadenar la burbuja: el mismo Paul Krugman.

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