Como otros países de la Unión Europea, Eslovaquia acaba de celebrar elecciones generales. Y como en otros lugares, se ha certificado que en el Viejo Continente la izquierda está en franco retroceso. A pesar de ser la fuerza más votada, el socialdemócrata SMER no podrá repetir la coalición de Gobierno que mantenía con el partido nacionalista y xenófobo SNS y el populista HZDS, que no ha logrado ningún escaño. El primer ministro saliente, Robert Fico, ha dicho que no quiere volver a gobernar junto con el SNS. Pero aunque quisieran, socialistas y nacionalistas juntos no logran conformar una mayoría suficiente como para formar gobierno.
Todo apunta, por tanto, a que se formará una amplia coalición del centro-derecha, en la que entrarán dos partidos democristianos, la formación magiar moderada Most-Hid ("puente" en eslovaco y húngaro) y los liberales de Sloboda a Solidarita (SaS, Libertad y Solidarita), que con un 12% de los apoyos electorales ha resultado la tercera fuerza más votada del país y la segunda dentro de la futura coalición gobernante. Estos últimos tendrán, casi con toda seguridad, el ministerio de Finanzas y otras tres carteras más. Lo sorprendente de SaS es que ha logrado estos resultados cuando ha pasado poco más de un año desde que vio la luz como partido político. Su congreso fundacional se había celebrado en marzo de 2009.
¿Dónde radica el secreto de un éxito tan rápido por parte de un partido liberal? Si somos capaces de desentrañarlo, tal vez podamos extraer lecciones útiles para el liberalismo hispano (sobre todo español, pero también de países americanos), con independencia de que se aspire a crear formaciones políticas o no. Una de las claves, y es en ésa en la que nos vamos a centrar, ha sido la comunicación. Esto se aplica tanto a los temas tratados como a la configuración de los mensajes.
El liberalismo español en demasiadas ocasiones resulta críptico y demasiado económico para el gran público, con sesudos análisis sobre política monetaria o fiscal. Por el contrario, y sin abandonar esas cuestiones, desde el eslovaco SaS se ha hablado de cuestiones que cualquier ciudadano puede entender y compartir: se exige el fin de la inmunidad parlamentaria (un privilegio comprensible en el siglo XIX pero totalmente injustificado en la actualidad), poner un límite al precio que se puede pagar por los coches oficiales o ampliar la libertad de prensa (que ha sido restringida durante el mandato social-nacionalista-populista).
Además, se apuesta por una imagen joven (casi todos sus candidatos son menores de 40) y en ocasiones muy gamberra. Muestra de ello es que en algunos de sus logos aparezcan unas figuras que están a medio camino entre unos espermatozoides y unos renacuajos, justificadas en un lema que proclama que se trata del partido "de las futuras generaciones". En las campañas personales de los candidatos hay una aspirante a diputada (que ha logrado su objetivo) que llegó incluso a tratar de convencer de las virtudes de su programa a unas muñecas hinchables con un humor y una irreverencia difícilmente imaginable en el liberalismo de habla española.
El que se presenta como el único partido de Eslovaquia "sin comunistas ni agentes de la Seguridad del Estado" (la KGB de la Checoslovaquia comunista) ha sabido conectar con amplios sectores de la población de su país. En buena medida lo ha hecho gracias a un mensaje claro, con temas de interés inmediato para muchos ciudadanos y lejos del elitismo intelectual (casi siempre inconsciente) que, por desgracia, caracteriza en demasiadas ocasiones al liberalismo de otros lugares. Ésta es tal vez la principal lección que se puede extraer de SaS para aplicar en España (y otros países) para la difusión de las ideas liberales, con independencia de que se trate de formar un partido o no. Esto es un debate para otra ocasión.
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Juventud y gamberrismo. Igual
Juventud y gamberrismo. Igual que el PLib.