Vivimos en una sociedad en la que no se enseña a pensar en el colegio, ni en las universidades. Nos venden mentiras y nosotros alegremente nos dejamos vender y compramos a ciegas.
La falacia llamada de composición consiste en generalizar. Es decir, inferir que algo es cierto respecto a un todo porque lo es una parte. Vivimos en una sociedad en la que no se enseña a pensar en el colegio, ni en las universidades, se aparta la filosofía de la formación adolescente y juvenil, no se estudia lógica ni retórica, pero en la que nos quejamos de las mentiras veladas, las manipulaciones y las falacias que unos y otros nos venden. Nos venden y nosotros alegremente nos dejamos vender y compramos a ciegas. ¿Es realmente culpa exclusivamente de quienes se aprovechan de las carencias de la sociedad? Yo creo que no.
El caso es que en esta semana las redes sociales estaban repletas de ejemplos de esta falacia en la que seguramente caemos todos, antes o después, sin querer.
El primer ejemplo es la protesta, especialmente en Facebook, de muchos cristianos frente al carnaval del Día del Orgullo Gay. Para protestar por ello han colgado fotografías de participantes de otros años en actitud obscena con la famosa estatua del oso que se apoya en un madroño de la Puerta del Sol, una parodia de la crucifixión en la que un gay besa al supuesto Cristo en la cruz, fotos de personas semidesnudas (¡es un carnaval!), vestidos estrafalariamente, y cosas así.
Yo he estado en varios desfiles del Día del Orgullo. La asistencia es voluntaria. Como sucede en todos los carnavales y todos los desfiles. Quien no quiere, no lo ve. Supongo que los pacifistas convencidos no estarán contentos con el Día de la Fuerzas Armadas. O que quienes no comparten la religión católica ni entienden la Semana Santa se sentirán molestos por la emisión de películas monotemáticas sobre el tema.
¿Qué necesidad tienen de exhibirse “así”?, me preguntan. Pues seguramente es un efecto rebote del número de años en los que jovencitos “bienpensantes” salían a meterse con los travestis que trabajaban la noche en Castellana y, si alguno se ponía tonto, le daban una paliza (entre varios). Hay vicerrectores de universidad que dan clase a jóvenes del siglo XXI que alardean de ese tipo de cosas. La policía se propasaba, no podían dar la cara, eran la vergüenza de la familia (aunque tus padres en el fondo te quieren mucho, y “no pasa nada, es muy buen chaval”), y si eras mujer directamente ni se te ocurría insinuarlo. Han pasado los años y a pesar de que parte de los madrileños no entiendan por qué han de exhibirse “así”, muchos gays no pueden llevar a sus parejas a la cena de empresa de Navidad, o en oficios como el deporte, el toreo, la copla, etc., no se puede decir porque hay una discriminación sorda e hipócrita. Pues por eso se manifiestan. Porque lamentablemente es algo normalizado.
Si me repugnan las fotos que denuncian en redes sociales algunos cristianos (y no cristianos) y me parecen una falta de respeto a las creencias de otros, también creo que esas personas no representan a los homosexuales españoles. Hay muchísimos que trabajan de asistentes sociales, maestros, policías, profesores de universidad, empresarios, políticos, médicos… y ellos y ellas no hacen daño a nadie. No es justo que se englobe en el mismo grupo a todos por lo que hacen algunos.
El segundo ejemplo se refiere a la Ley Mordaza. La controvertida ley que para unos es un engaño de la izquierda pero no quita derechos y para otros, los mismos que le pusieron el nombre de “Mordaza”, es propio de un régimen dictatorial. No puedo sino reconocer que no la he estudiado a fondo, pero sí he preguntado. Dos de los puntos que me han explicado me parecen representativos de lo que me creo que es el error principal de esta ley. Antes, un acto de desacato leve, mostrar reticencias a identificarte o formar un cordón ante un desahucio estaba penado con una multa entre 100 y 200€ con garantía de intervención judicial; ahora, los mismos hechos están penados con una multa entre 600 y 3.000€ de multa que decide la administración, si no pagas puedes recurrir por vía contenciosa, pero mientras tanto te embargan. Al parecer muchos aspectos de esta ley estaban en la “ley Corcuera» del PSOE de 1992 como permitir el acceso a domicilios sin mandato judicial, pero el Tribunal Constitucional acabó con ello. Otro punto es el derecho a identificar a ciudadanos en la calle por la policía y el Tribunal Supremo lo acotó señalando que se puede identificar solamente si el identificado es sospechoso de que ha podido cometer un delito, o de que puede cometerlo. Eso ha llevado a millones de identificaciones masivas ilegales para justificar rendimiento policial. Me lo cuenta un policía que sí ha estudiado la ley. Se trata de una modificación acometida tras los escraches y actuaciones anti desahucio, las manifestaciones con enfrentamientos con la policía, etc. de estos dos últimos años. ¿Justifica la actuación concreta de quienes agredieron a policías (no entro en quién dio primero, si el de la porra o el del cocktail Molotov) esta ley de aplicación general? ¿Hemos de ser tratados todos los ciudadanos como presuntos delincuentes y ser privados de la figura del juez que intermedie entre la policía y el detenido? No lo creo. Esperemos que el Tribunal Constitucional y el Supremo, de nuevo, frenen este exceso de celo para que no nos “cuiden” tanto que acaben encerrándonos a todos para que no nos hagamos daño.
8 Comentarios
Correcto, lo que hacemos
Correcto, lo que hacemos afecta a los demás y trae consecuencias para nosotros, para segundos y para terceros, aunque no las mismas.
Bin Laden tuvo una ideíca y se encontró una bala en su cabeza, un porrón de neoyorquinos se encontraron con una muerte absurda y desde entonces millones de aeropasajeros somos escrutados como presuntos.
Enseñar a pensar es también ilustrar sobre las consecuencias que nuestros actos libres tienen sobre los demás. Las personas vemos y enjuiciamos los actos de los demás y si nos parecen perjudiciales, tomamos medidas correctoras.
Cuando este elemental proceso lo ejecutan los políticos entonces es la fiesta de los despropósitos, pero claro, ese es el peaje por delegar en el Estado nuestro cuidado.
Convendría que, ya que sabe
Convendría que, ya que sabe de muchos asuntos y bien, trate la próxima vez de algo que si sepa y no que le haya contado.
Soy liberal y acostumbro a
Soy liberal y acostumbro a seguir los artículos del Instituto, generalmente de muy elevado nivel intelectual. Pero este artículo…deja bastante que desear. Mezcla peras con manzanas…no tiene nada que ver el Orgullo Gay con la «Ley Mordaza». Y me parece un poco fuerte que la propia autora hable de un tema reconociendo que no sabe del tema y que se basa en opiniones de terceros para opinar sobre la Ley de Seguridad Ciudadana.
Perdone que me entrometa,
Perdone que me entrometa, señor, pero lo que tiene que ver el Orgullo Gay con la «Ley Mordaza» viene en el título y la autora lo desmenuza hasta la saciedad ¿De verdad usted no lo ha pillado?
Me parece un poco fuerte que opine de algo sin leer, resulta evidente, ni el título. Y no digo que necesite recitar lo glosado de memoria, ni siquiera leerlo en su totalidad; con captar por encima el aspecto relevante hubiera bastado.
La mal llamada Ley mordaza,
La mal llamada Ley mordaza, no es ningún atentado, identificarse ante un policía es algo eminentemente racional, y no supone ningún ataque a la libertad. Supone no tratar a la gente como presuntos delincuentes sino simplemente prevenir posibles lesiones al orden público algo que es de recibo en un Estado liberal de derecho, un Estado mínimo para los que somos minarquistas.
Y formar un cordón para obstaculizar a un deshaucio es obstrucción a la justicia. No se puede usar la fuerza para impedir la aplicación de la Ley y en este caso una Ley racional que protege el derecho de propiedad. Si alguien es desahuciado es porque o carece de título que en justicia le habilite para poseer el inmueble que posee o porque ha incumplido una obligación esencial que hace que el título se extinga en derecho.
Apoyo dicha Ley, es lo que necesitábamos desde hace mucho.
Lo que necesitamos desde hace
Lo que necesitamos desde hace mucho es una justicia sometida a la eficiencia del libre mercado, no matar moscas a cañonazos por un puñado de votos. Soy muy consciente de la necesidad de salvaguardar a rajatabla esos valores que citas. La pregunta es: ¿el monopolio de la fuerza es el mejor camino? ¿En qué medida nos protege otorgar carta blanca al Estado-delincuente para que elimine a los delincuentes comunes, aunque de paso se lleve a algún inocente por medio?
Precisamente porque es preciso salvaguardar esos valores con el máximo rigor, el cortoplacismo y la histeria no son los mejores consejeros.
Es posible incluso que, circunstancialmente, esa ley devenga mejor que su ausencia, como, qué sé yo, fuera preferible un gobierno socialdemócrata al estado islámico. Pero debería estar claro que no es la solución última. Y hay que decirlo.
Querida María, el ejemplo que
Querida María, el ejemplo que pones de las quejas en FB de colectivos cristianos (me considero cristiano pero no sé si eso me incluye en algún colectivo, al igual que dudo que por ser gay debas ser incluido en otro) me parece inapropiada por lo siguiente:
No se trata de hacer cargar a todas las «personas que muestran alguna orientación sexual no mayoritaria» con la falta de estética de un puñado de exhibicionistas horteras trasnochados. Se trata, símplemente, de hacer ver que no es ético utilizar políticamente un sano movimiento por los derechos civiles metiendo en el mismo saco a personas con un comportamiento público ejemplar (el comportamiento privado del que respeta la libertad ajena me la repanpinfla) para ser utilizados como lobby-cuña de maniobras laicistas, colectivistas y totalitarias de ingeniería social. Me extraña ver que has entrado en ese juego. El cambio social lleva su tiempo y la lucha, aquí también, está en el plano micro y no macro. La pareja de un gay no irá a la comida de empresa por que unos alocados se emborrachen envueltos en la bandera arcoiris, sino porque las empresas con una cultura más abierta acaban triunfando y cada vez menos personas toleran actitudes homófobas.
claro es bueno ala ves malo por que si los demás están bien y alguien viene y hace algo malo que no les hiso nada nadie si se aplica este dicho todos saldrían perjudicados