La cuestión de las libertades civiles solo puede ser resuelta satisfactoriamente partiendo del axioma central libertario de la autoposesión. Todo individuo, dice este, es propietario de su cuerpo y únicamente le está vedado el ejercicio de la violencia o de la amenaza de su uso. El entramado de relaciones libres, base de la sociedad de cooperación voluntaria, es posible en este contexto y se bloquea en cualquier modo coactivo de vínculos.
En los últimos años se observa una renovada batería de argumentos conservadores acerca de la práctica de la homosexualidad y de su asunción por parte de cada vez más amplios sectores como una opción legítima. Esta carga conservadora acude a la divulgación de estudios y observaciones en las que la homosexualidad se presenta como una práctica fruto del aprendizaje y en ningún caso como una variante biológica con fundamentos genéticos. Dado, no obstante, que muchas propensiones y rasgos precursores de la homosexualidad surgen en individuos de corta edad, se intentan recluir las consignas bajo el estigma de la enfermedad. Por si eso no cubriera el espectro de posibilidades, es decir, si ni la conducta aprendida ni la enfermedad cubrieran todo el espectro de casos de homosexualidad, los defensores de la postura contraria a esta apelan a la inconveniencia social. Esta parte argumental acudea la institución familiar como eje de la civilización y vincula estadísticamente a las familias con la prosperidad. Sería así que las sociedades con una estructura familiar sólida gozarían de mayor desarrollo.
En el lado opuesto, algunos defensores de la homosexualidad como opción personal se entregan tambiéna la búsqueda de una evidencia científica que apoye la postura genetista. Salvo en estos argumentarios la homosexualidad como opción personal es lo que prima entre sus defensores.
Una de las ventajas de la postura libertaria arriba mencionada consiste en que es, por un lado, más consciente de la provisionalidadde todo estudio científico acerca de fenómenos infinitamente complejos como son los biológicos y los sociales; por el otro, presenta la evidencia histórica de que solamente la sociedad abierta puede albergar a cada vez más número de seres humanos, ofrecerles un marco de relaciones donde la mayoría encuentre prosperidad y en el que las diversas opciones vitales, consustanciales al aumento de población y a la creciente complejidad social, tengan cabida.
Los apoyos científicos en contra de los homosexuales y de la homosexualidad son ejercicios de puro constructivismo social, mera coacción para ordenar la conducta de unos individuos según las preferenciasde otros. Ni existe ni existirá posibilidad alguna de condenar médica ni socialmente la homosexualidad sobre bases científicas y todo intento de hacerlo se precipita en la más pura manipulación.
La supervivencia de una especie tan compleja como la humana en continuo crecimiento depende tanto de asegurar la reproducción como la convivencia y la libre determinación de lazos sociales. Es lo único que se puede asegurar al respecto. Es por eso que se precisa apoyar desde el axioma libertario toda práctica sexual entre individuos que consienten.
Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!