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Los problemas del crudo están en la superficie

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El precio del barril de crudo traspasó los 144 dólares el pasado mes de julio y su suelo de resistencia está en torno a los 105. Los poderes públicos y sus economistas a sueldo lo tienen claro: lo determinante ha sido la especulación, por tanto hay que regular más el sector financiero para que los inversores no entren en los mercados de futuros libremente.

Es lo típico del dirigismo económico, a saber, crear un chivo expiatorio (con visos de veracidad) al que poder achacar todos los males de la situación para tener justificación de intervenir más en el "deficiente" mercado y, de paso, ocultar otros motivos bien reales del alza del precio del crudo en los últimos años pero incómodos de reconocer; a saber:

  • Producción (oferta) insuficiente o, al menos, demasiado ajustada o rígida que, junto a la creciente demanda inelástica, supone una combinación explosiva. Lo siento por la imaginería progre, pero todas las petroleras juntas, las llamadas International Oil Companies (IOC), tales como ExxonMobil, Chevron, ConocoPhillips, BP, Shell, etc., por mucho poder que se les atribuya, sólo aportan un 10% de la producción mundial y mantienen sólo un 3% de las reservas actuales. Si hay que buscar responsables por parte de la deficiente oferta hay que mirar más bien a los gobiernos petroleros.

    El 97% de las reservas actuales y más del 80% de todos los recursos mundiales de hidrocarburos están en manos (más bien manazas) públicas mediante las llamadas National Oil Companies (NOC) bien directamente o bien por sus contratos con las petroleras internacionales. Ejemplos de NOC son, Pdvsa (Venezuela), Petrobras (Brasil), Pemex (México) Aramco (Arabia Saudí), NIOC (Irán), Gazprom (Rusia) o Pertamina (Indonesia).

    Se sabe que los gobiernos petroleros otorgan desde hace años renovaciones o licencias de nuevas explotaciones de forma casi exclusiva a sus propias compañías NOC que, por su voracidad recaudatoria, tan sólo explotan los yacimientos descubiertos por las IOC (lo fácil) mostrando una aversión congénita a explorar y evaluar nuevas zonas (lo difícil).

    Por su parte, el cártel de la OPEP, que controla el 40% de la oferta mundial y casi un 70% de todo lo que se negocia internacionalmente, asegura que la producción actual de 86 millones de barriles diarios es suficiente. A pesar de que no lo desmienta la Agencia Internacional de la Energía –adversario teórico de la OPEP que representa a los países consumidores– parece que las expectativas del mercado apuntan hacia otra dirección.

  • Devaluación brutal del dólar debida a la mala práctica de la Fed de bajar agresivamente los tipos en EEUU para salvar el sistema financiero americano. Lleva aparejado, entre otros efectos perturbadores, el deterioro de los ingresos por ventas de petróleo de los países productores que se ven abocados a subir, lógicamente, su precio referenciado a dólares.

  • Inestabilidad geopolítica de los países exportadores tanto real (Nigeria, Irak) como latente (Irán, Venezuela, Rusia) que obliga a pagar suculentas primas de riesgo para garantizar su suministro.

  • Aumento de población mundial y despegue económico de países emergentes, especialmente China e India. Es más, ciertos países (India, Malasia, Indonesia, Sri Lanka) han subsidiado los combustibles para no alterar su producción. Con esta intervención pública sus ciudadanos ignoran su encarecimiento y la demanda tarda en modularse en ellos.

  • Aumento progresivo del "Government take" que las autoridades nacionales (intentos incluidos de la ex-candidata americana) han venido imponiendo a las IOC. Esta confiscación ha pasado en la mayor parte de los casos a un 90% de la rentabilidad de la explotación de los yacimientos en origen (entre regalías, impuestos o topes a las ganancias). Además está la altísima fiscalidad del crudo en los países de mayor consumo. Estos bocados de los gobiernos en ambas puntas impiden aumentar el beneficio y, por ende, las inversiones de las IOC y otras empresas para desarrollar las innovaciones tecnológicas tan deseadas en perforación, producción, recuperación o refino para atender la demanda creciente. Recordemos que las NOC están a otra cosa (al mero recaudar sin la mirada empresarial).

  • Falta de inversión, cuadros profesionales y tecnología adecuada para perfeccionar y extender todas las actividades del upstream (exploración, evaluación y producción) y del downstream (transporte, refino, petroquímica y comercialización). El crudo vale cero si no llega al depósito del motor de transporte (como gasolina o gasóleo), del avión (como queroseno) o se transforma en derivados, plásticos, lubricantes o, simplemente, en energía. Desde 1986 a 2002 los bajísimos precios del mercado (25-30 dólares por barril de media) no estimularon la anticipación inversora necesaria para atender la actual demanda. El tiempo está maduro para invertir en explotaciones de nuevas zonas menos accesibles ahora que los precios de mercado están por encima del coste marginal de los campos menos productivos. No obstante, las presiones que algunos ejecutivos "petronacionalistas" ejercen sobre las IOC (rompiendo contratos unilateralmente, cambiando las reglas de juego y elevando aún más la presión fiscal) han creado una inseguridad jurídica que desalienta el acometer grandes proyectos intensivos en capital que necesitan largo tiempo de maduración.

  • Intensificación de la especulación o inversión financiera en mercados de futuros de commodities (entre ellas el crudo) huyendo de otros activos poco fiables o de bajo rendimiento. Como causa sobrevenida del encarecimiento del crudo está, efectivamente, este ligero trasvase de los activos dentro de las carteras de muchos inversores particulares e institucionales al haberse convertido el mercado de petróleo, y el de otras materias primas, en un activo refugio. Pero esto es un síntoma, no el fundamento del alza del precio del barril del crudo. Además, la responsabilidad última de que la conservación de los saldos líquidos en dólares les queme "gesellianamente" en las manos a los inversores ha sido de los bancos centrales (especialmente la Reserva Federal) por sus temerarias políticas llevadas a cabo de expansión crediticia sin respaldo de ahorro verdadero.

Pese a que lo que vende más son las anteojeras interesadas de los planificadores estatales, lo cierto es que, si nos fijamos en todos y cada uno de los factores antes mencionados, es siempre de algún modo u otro el quehacer de gobiernos públicos el causante directo o mediato del actual desajuste entre la oferta y la demanda del crudo que no se produciría con tal intensidad de haber un mercado con menos presencia gubernamental.

Con ocasión del último Congreso Mundial del Petróleo celebrado recientemente en Madrid, el representante de BP comentó con acierto en su exposición que los problemas del crudo están más en la superficie de la Tierra (maniobras políticas) que en su subsuelo.

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