Este texto se corresponde con la ponencia pronunciada el 15/11/2022 en la Cátedra Extraordinaria de Derecho Militar de la Universidad Complutense de Madrid junto al Ministerio de Defensa: “Los retos que plantea Bitcoin para la Defensa: incensurabilidad en las transacciones, interés estratégico, relevancia geopolítica. ¿software o softwar?”
Imaginemos un General de Caballería medieval sentado en su despacho el cual es interrumpido por un joven que ha viajado a Asia, donde quedó impresionado por el empleo de un polvo negro. El joven considera que aquello que tiene que transmitirle al General es de vital importancia no solo para el ámbito militar, sino para toda la sociedad en su conjunto. El General, tras décadas de hacer la guerra, dirigir a sus hombres, y lidiar con todo tipo de adversidades, al ver a aquel joven tan preocupado y entusiasmado con un polvo negro seguramente se echaría a reír, lo menospreciaría y pensaría que el joven está bajo los efectos de alguna droga. Pero lo que vio en Asia era el empleo de la pólvora, que no era más que un polvo negruzco, pero que terminó por transformar la forma en la que se hacía la guerra, se organizaban los ejércitos y las ciudades. Las murallas que defendían las ciudades durante siglos serían derribadas en poco tiempo. Las órdenes de caballeros que gozaban de inmenso poder serían barridas por el uso de infantería con mosquetes y arcabuces. El honor en la guerra se acabó.
La pólvora provocó en gran medida el paso a la Era Industrial, al cambiar la forma de proporcionar seguridad a las industrias emergentes, de forma centralizada y por eficacia. Ahora nos encontramos en el fin de la Era Industrial y en la transición a la Era de la Información. En el Ciberespacio, un nuevo dominio como la tierra, el mar, el aire y el espacio exterior, el Estado no tiene soberanía. En él es un agente más, no el Señor que impone su criterio. Es un dominio crucial para la nueva estrategia militar de guerra multidominio, sin control del Ciberespacio nos quedamos ciegos en todos los demás ámbitos.
Los primeros conquistadores del Ciberespacio fueron los Cypherpunks, un grupo de criptólogos, matemáticos, informáticos y especialistas en diversas áreas. Uno de ellos, John Perry Barlow, escribió la Declaración de Independencia del Ciberespacio en 1996:
“Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, os pido en el pasado que nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos. […] El Ciberespacio está formado por transacciones, relaciones, y pensamiento en sí mismo, que se extiende como una quieta ola en la telaraña de nuestras comunicaciones. Nuestro mundo está a la vez en todas partes y en ninguna parte.”
La OTAN tardó 14 años desde la Declaración en constituir una estrategia de ciberdefensa con la División de Desafíos Emergentes de Seguridad. En España hasta 2013 no se desarrolló el Mando Conjunto de Ciberdefensa, que desde 2020 se conoce como el Mando Conjunto del Ciberespacio.
Los Cypherpunks querían recuperar la privacidad en el ámbito digital, en el cual era problemático pues entendían la privacidad como revelarse selectivamente, y en Internet al haber normalmente un proveedor del servicio siempre hay un tercero observando mínimo: el proveedor del servicio. Si en una habitación hablamos en privado, nadie más tiene por qué conocer este mensaje si no lo revelamos selectivamente. Si pagamos en una tienda con efectivo, el tendero no tiene por qué saber nuestra identidad, ni el emisor del efectivo saber qué hemos comprado, a quién ni cuándo. Sin embargo, si enviamos un correo o un mensaje a través de un servicio de comunicaciones digital, o pagamos con nuestra tarjeta de débito, suprimimos nuestra capacidad de revelarnos selectivamente, acabamos con la privacidad.
También ellos fueron los primeros en percatarse de ello, y por eso se pusieron a trabajar en conseguir tanto mensajes cifrados como efectivo electrónico, algo distinto al dinero digital. Para lo primero emplearon un remailer anónimo, conocido como La Lista de Correos Cypherpunk. El primer correo enviado a la Lista fue una ponencia de Chuck Hammill en la Conferencia del Futuro de la Libertad de 1987, De las Ballestas a la Criptografía:
“La tecnología representa una de las vías disponibles más prometedoras para recuperar nuestras libertades de aquellos que las han robado. Por su propia naturaleza, favorece a los brillantes (aquellos que pueden ponerla en práctica) frente a los aburridos y con poco interés (aquellos que no pueden). Favorece a los que se adaptan (que son rápidos para ver lo nuevo) frente a los perezosos (que se aferran a los métodos probados por el tiempo)
Y… ¿Qué dos palabras pueden describir mejor la burocracia gubernamental que aburrida y lenta?
[…]
Uno de los triunfos más claros y clásicos de la tecnología sobre la tiranía, es la invención de la ballesta portátil. Con ella, un campesino no entrenado podía atacar un objetivo a cincuenta metros, de forma totalmente fiable y letal incluso si ese objetivo fuera un caballero montado con su cota de malla. […] Además, dado que los únicos caballeros montados a caballo que visitarían al campesino medio serían los soldados del gobierno y los recaudadores de impuestos, la utilidad del dispositivo era clara: Con él, la plebe podía defenderse a sí misma de tanto de otros atacantes como de sus amos gubernamentales. […] Si observamos la evolución posterior, vemos cómo la tecnología, por ejemplo como el arma de fuego, en particular el rifle de repetición y el revólver, seguidos más tarde por la ametralladora Gatling y otras armas de fuego sofisticadas, alteró radicalmente el equilibrio del poder interpersonal e intergrupal. No sin razón el Colt del 45 fue llamado «el igualador».”
Los Cypherpunks vieron muy rápido cómo la criptografía fuerte era una herramienta que permitía cambiar la lógica de la violencia, el coste de defendernos y atacar, y los rendimientos o retornos de emplear la violencia.
No obstante, no todos se consideraban “criptoanarquistas”, ni “punks”. En 1993, Perry E. Metzger dejaba clara su aversión al empleo del nombre porque a su juicio provocaba las connotaciones equivocadas, dando a entender que son criminales y no gente preocupada por la privacidad como herramienta para preservar mejor la libertad personal. Contó con el apoyo de Nick Szabo: “Estoy de acuerdo con Perry en que «cypherpunks» es una mala etiqueta cuando este tipo de cuestiones se plantean en público, y también añadiría «cripto-anarquía». Nuestro principal “tema de conversación” es la privacidad, y otras cosas menos populares es mejor mantenerlas en privado”. En 2008 Perry creó la Lista de Correo de Criptografía. En junio de ese mismo año, Nick Szabo publicaba en su blog su artículo Estado vs. Anarquía, la falsa dicotomía, en la que incidía en su crítica: “Aquellos de nosotros que nos gustaría reducir en gran medida los poderes brutales y derrochadores de los gobiernos modernos nos hacemos un gran perjuicio al adoptar el término estatista «anarquista». La anarquía es el coco de los estatistas. Un libertario que se hace llamar «anarquista» es como un agnóstico o un ateo que se hace llamar «satanista». No busque opuestos imaginarios, sino alternativas reales”.
Una vez conseguidas formas de comunicarse de manera privada, se hacía necesario conseguir formas de transaccionar de manera privada: el efectivo electrónico.
Varios fueron los intentos: eCash, b-money, BitGold; finalmente, y tras décadas de trabajo por su parte, el 31 de octubre de 2008 Satoshi Nakamoto dejó en la Lista de Correo de Criptografía el Whitepaper de Bitcoin: “He estado trabajando en un nuevo sistema de efectivo electrónico que es totalmente peer-to-peer, sin un tercero de confianza. Las principales propiedades: se evita el doble gasto con una red peer-to-peer. Sin terceras partes de confianza. Los participantes pueden ser anónimos.”
Con Bitcoin no se consigue solo efectivo electrónico, sino que, al conseguir una forma de transaccionar y atesorar valor en el Ciberespacio sin el tercero de confianza, se crea el primer y único activo real digital, hasta el momento, y se redefine el derecho de propiedad, haciéndolo absoluto al depender del conocimiento de las claves privadas. Bitcoin resuelve los problemas históricos del doble gasto y del tercero de confianza (problema de los generales Bizantinos), y con ello se consigue el primer activo digital incensurable y el primer activo inconfiscable.
Un cambio de tal magnitud necesariamente provocará cambios en la Defensa y en la forma de organizarnos socialmente, al igual que lo hizo la pólvora en su momento. El uso armamentístico de la pólvora tardó siglos en desarrollarse, y las primeras armas eran pájaros con una bolsa de pólvora atada al cuello que se lanzaban como proyectiles a las estructuras de madera de los enemigos para incendiarlas. Seguramente, a día de hoy no sepamos exactamente el impacto que tendrá Bitcoin en la Defensa, la geopolítica y su relevancia estratégica. Sin embargo, al igual que aquel joven que iba a visitar al General, me veo obligado a llamar la atención sobre Bitcoin para que reflexionemos sobre los cambios que puede producir la incensurabilidad e inconfiscabilidad de un activo diseñado para preservar valor en periodos largos de tiempo, y analicemos sus posibles implicaciones en todos los ámbitos.
De forma similar a especular desde la propia Edad Media sobre los cambios que produciría la pólvora, considero que debemos especular sobre los cambios que producirá Bitcoin para prepararnos mejor para ellos. Sin tratar de hacer un numerus clausus, pensemos en las posibilidades de financiar el terrorismo, en la facilidad para realizar sobornos privados a funcionarios, la venta de secretos de Estado, inducir a falta de diligencia debida, extorsiones que pidan rescates en Bitcoin, la posibilidad de comerciar de países con embargos como Corea del Norte, Irán o Cuba; las ventajas que proporciona a los ciudadanos para salirse del sistema, para tener mayor poder de negociación con el Estado y tener riqueza fuera de sus manos; su posible revalorización dará mucho más poder a aquellos Estados que lo atesoren frente a aquellos que lo persigan y “prohíban”.
Con la pólvora la moralina sobre la pérdida del honor en la guerra y los argumentos de que afectaba al poder constituido y a la jerarquía social fueron rápidamente desplazados por su éxito. Aquellos que atrajeron a los especialistas en su uso, a los diseñadores de armas, a los comerciantes, prosperaron; los que la persiguieron y prohibieron perdieron su hegemonía. Con Bitcoin veremos lo mismo. Por ello lo más inteligente es promover el desarrollo de la industria, atraer inversiones, aprender a utilizar las herramientas que posibilita, los desarrolladores, las empresas de minería, en definitiva, ser un país Bitcoin-friendly. Con todo ello, además, vendrán especialistas en ciberseguridad, lo cual es una prioridad nacional.
En Estados Unidos, la Space Force tiene entre sus filas a un investigador que está realizando su tesis en el MIT sobre las implicaciones para la Defensa de Bitcoin, Jason Lowery:
“Pero, ¿qué pasa con las cosas que la sociedad puede cambiar? ¿Tiene la sociedad la sabiduría para reconocer la diferencia entre las cosas que pueden y no pueden cambiar? Suponiendo que tengan esa sabiduría, ¿podemos esperar que la sociedad reúna el coraje para hacer el cambio? Soy optimista sobre esto; creo que podemos. Este optimismo es la razón por la que dediqué mi tiempo a desarrollar una teoría fundamentada sobre Bitcoin. Creo que comprender la importancia sociotécnica de los activos digitales de prueba de trabajo y la importancia estratégica nacional de Bitcoin es fundamental para desarrollar la sabiduría que necesitamos para ver la diferencia entre lo que podemos y no podemos cambiar, y reunir el coraje que necesitamos para cambiarlo.
[…] Hay importantes implicaciones de seguridad estratégica nacional de Bitcoin, el protocolo de defensa de activos digitales de prueba de trabajo más adoptado del mundo. Las superpotencias cinéticas de hoy deberían tomar Bitcoin extremadamente en serio y reunir toda su capacidad para producir una política estratégica responsable que realmente entienda esta tecnología por lo que es, y posicione a su nación para prosperar en esta nueva era de competencia de poder estratégico. Como todos los ejemplos de cuándo surgió la nueva tecnología de proyección de poder en la historia, el futuro de la guerra digital dependerá en gran medida del camino; las primeras naciones en adoptarlo serán recompensadas asimétricamente, y probablemente no habrá segundas oportunidades”. Jason Lowery, Preservación Mutua Asegurada)
Nuestras sociedades se deben preparar para estar mejor posicionadas ante las ventajas y riesgos y realizar una adecuada estrategia nacional. La OTAN tardó 14 años en prestarle atención al Ciberespacio, justo los años que acaba de cumplir Bitcoin. Trabajemos juntos por un futuro mejor para nuestras sociedades, con las nuevas tecnologías que se nos presentan.
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Alvaro brillante en su exposición, cada día superándose.