Este año la inflación, la de verdad, nos va a hacer a muchos un poco más ecologistas, al menos en lo que a gasto navideño se refiere. Por si acaso, los duendes de Greenpeace han elaborado una de esas guías responsables, perfectamente solidarias y alternativas, con las que podremos disfrutar del espíritu navideño sin arrasar con nuestras comidas el planeta. Todo un catecismo en catorce puntos; una exposición sucinta del arte del bien comprar con la que, desde luego, no creo que seamos capaces de ahorrar un céntimo. Al contrario.
En cualquier caso se trata de una alternativa voluntaria. Al fin y al cabo uno puede comprar un árbol de plástico por 15€ o mejorar su huella ecológica pagando tres veces más por uno de papel reciclado o diez por una abeto enano; mientras que, quiéralo o no, le sacarán tres euros cuando eche a la cesta un iPod.
De momento no hay un canon ecolojeta para los artistas de Greenpeace, aunque la ubicuidad del "cambio climático", el triunfo mediático del ecoalarmismo, pueden depararnos nuevas soluciones imaginativas vía legislativo. Al fin y al cabo en este asunto el único color político que hay, al parecer, es el verde. Eso pese a que en la última encuesta del CIS sólo el 0,2% de los entrevistados escogieron a los "problemas medioambientales" como el principal problema que existe actualmente en España. Lo que, bien es cierto, contrasta con alguna de las alarmantes respuestas que pudimos leer en la encuesta sobre ecología y medioambiente del pasado junio.
Por ejemplo, el 65,9% de los entrevistados estuvieron de acuerdo en que "hay que conservar la naturaleza aunque ello limite el desarrollo económico". Supongo que la imagen de gigantescas chimeneas humeantes pesaron mucho en esta respuesta, ya que, coincidencias al margen, casi un 60% de los encuestados afirmaron estar poco o nada informados sobre temas de medio ambiente y de los que se consideraron bastante o muy informados, el 40% restante, nada menos que un 82% se ilustran con lo que cuentan los medios de comunicación y, en fin, ya saben cómo está el patio a izquierda y derecha.
En la misma línea, siempre tocando el bolsillo, pensando en esas soluciones imaginativas a las que antes me refería, un 47,4% asintieron que "la defensa y conservación del medio ambiente es absolutamente necesaria, aunque su protección suponga a veces costes altos". Por cierto que, pese al desconocimiento medioambiental declarado, un 60% afirmaron conocer la existencia del protocolo de Kyoto, eso sí, la ministra Narbona puede estar tranquila: desde su anonimato pocos la señalarían como responsable por negligencia del apocalipsis climático que se avecina.
Y, teniendo en cuenta que los recursos del Estado proceden de los impuestos ¿cree usted que las Administraciones Públicas gastan lo suficiente, gastan más de lo que deberían o gastan menos de lo que deberían para proteger y conservar el medio ambiente?
¡Ay! Nada menos que un 54,5% señalaron que gastan menos de lo que deberían frente al 7,8% que dijeron lo contrario. Por cierto, ¿cuánto es? En la encuesta no se menciona si se le dio el dato a los entrevistados. ¿Sobre qué estaban opinando exactamente?
Volviendo a la cesta navideña, la que tendremos que pagar con lo que nos quede del sueldo descontada la inflación y el resto de impuestos, creo que los horrorosos duendecillos de Greenpeace pueden estar moderadamente satisfechos con los hábitos que declararon los españoles, aunque si quieren que muchos más brinden por el planeta tendrán que aplicarse: las más de sus propuestas son sencillamente un cuento de navidaZ, con Z de Zapatero, que no de probidad.
Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!