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Network, la falsa globalización

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"Network (Un mundo implacable)", película ganadora de cuatro Oscar en 1976 y dirigida por Sydney Lumet, es una muestra representativa del cine progresista del momento. "Network", más allá de su argumento principal sobre los entresijos de la televisión, adelantó al gran público una concepción errónea sobre la globalización que probablemente subsiste en la actualidad.

La historia es la siguiente: el presentador televisivo Howard Beale (interpretado por Peter Finch) cae en la agonía profesional y en la depresión. Ante su próximo despido, pretende desvelar las hipocresías del medio y anuncia su suicidio en directo. Los ejecutivos de la cadena, horrorizados al principio, descubren la función catártica de Beale entre los telespectadores, y la inversión publicitaria, junto con la audiencia, suben como la espuma. Beale insiste en sus jeremiadas hasta que un día denuncia la adquisición de la televisión para la que trabaja por parte de un consorcio árabe. Eso no gusta ni mucho menos en las alturas. Entonces llega el momento cumbre del film. El patético comunicador acude al despacho del líder de los accionistas, y éste le lanza una diatriba de dimensiones colosales. En un escenario terrorífico, le intimida con la subversión de las fuerzas de la naturaleza; compara falazmente el sistema de cálculo soviético con la economía de mercado, afirma que no existen pueblos ni personas sino la IBM y la ITT, y define al mundo como "un colegio de corporaciones dirigido por los estatutos inimitables de los negocios". Una especie de Gran Sistema de Sistemas domina a los hombres, concluye el mandamás corporativo.

Beale, anonadado, asume visionariamente la economía cosmológica de su superior y afirma ante los televidentes que el individuo está acabado, que el concepto de independencia está también finalizado y que los ciudadanos de Norteamérica deben convertirse en "una nación de cuerpos transistorizados". A sus numerosos seguidores les disgusta el nuevo mensaje sombrío y le dan la espalda. Los responsables de la programación, asustados por la caída en los anuncios, deciden el asesinato del presentador, por causa de su sobrevenido discurso para anestesiados, a pesar de que contaba con el beneplácito del líder accionarial.

"Network" –junto con otras películas que le han seguido– refleja una aceptación inasible, automatizada, casi esotérica de la globalización. O se está contra ella o se asumen descarnadamente sus postulados. Pocas voces del cine se han atrevido a reflejar que la globalización es simplemente un eficaz instrumento que redime de la miseria a millones de seres humanos en este preciso instante. El estilo "Network" permanece y su influencia es infinitamente superior a cualquiera de las melonadas a las que nos tienen acostumbrados los globafóbicos.

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