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Podemos y la prensa, varias historias verdaderas

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Un dirigente de Podemos contesta una llamada y responde al periodista de un medio nada apreciado por el partido de Pablo Iglesias: «Te he cogido el teléfono porque no sabía quién eras». Una vez que haya guardado el número en su agenda del móvil seguramente, la próxima vez deje que el aparato suene hasta que el comunicante se aburra. Es lo que hacen otros altos cargos de la formación y algunos responsables de prensa de la misma.

Uno de estos últimos responde de forma excepcional a una llamada del mismo periodista, que le pide poder entrevistar a una dirigente del partido. La respuesta es contundente: «Os concederemos entrevistas cuando veamos que sois un medio de fiar». Traducido del ‘podemita’ a román paladino significa: «cuando nos doréis la píldora en vez de escribir sobre nuestras miserias, os concederemos entrevistas».

Se celebra la rueda de prensa de presentación de Ahora Madrid (partido instrumental con el que Podemos se presenta a la alcaldía de la capital de España). El mismo periodista habla con uno de los portavoces y le pregunta si ellos sí van a atender a sus llamadas. La respuesta no tiene tampoco precio: «No sé decirte, eso lo tendrán que decidir los de prensa».

Todas y cada una de estas anéctodatos son reales. Las ha vivido durante las últimas semanas el autor de este artículo. Es el testimonio de cómo trata el partido de Iglesias, Monedero, Errejón, Bescansa y compañía a los medios que no les jalean.

Y hasta con los medios que podrían considerar afines empiezan a perder las formas. Cada vez son más las ocasiones en las que los dirigentes de Podemos protestan en un programa de televisión porque se tratan temas que no le gustan. Pablo Iglesias ya ha abroncado a Javier Gallego (Carne Cruda) por preguntarle por Monedero y a Jesús Cintora (Cuatro) por permitir que le inquieran sobre Venezuela. En ambos casos se trata de presentadores que siempre se han mostrado complacientes con la formación ultraizquierdista española.

Las muestras de prepotencia y la actitud de ordeno y mando se han producido en otros programas. Luis Alegre le exigió a Ana Rosa Quintana (Telecinco) que purgara de sus tertulias a Alfonso Rojo y Eduardo Inda. Ramón Espinar, que representa a Podemos en Un Tiempo Nuevo (Telecinco), ha exigido en dos programas seguidos que se deje de hablar de Venezuela. La presentadora, Sandra Barneda, le ha tenido que recordar en la segunda ocasión que cuando va al programa ya sabe los temas que se van a tocar y tiene la opción de no acudir.

Hay otros ejemplos. Pero no dejan de ser más casos en los que los representantes de Podemos pretenden vetar cuestiones o periodistas para que no se les moleste.

Asunto aparte son las ruedas de prensa de Podemos y sus filiales. Cuando un político comparece ante los medios, suele haber un toque de seriedad y cierta austeridad. El ponente dice unas pocas palabras, se le pregunta, él responde lo que quiere y cuando se acaba, todo el mundo se marcha o se hacen corrillos sin que se oiga un aplauso. Podemos funciona de otra manera.

Introducen militantes bien entre los periodistas bien en los laterales y al fondo. Tras la intervención inicial, que suele ser larga y mitinera, suenan aplausos. Como un profesional toque temas incómodos en sus preguntas, no es descartable que se oiga algún improperio amedrantador del tipo «ya están los de siempre», «lo mismo de todas las veces»  o «ya están tocando las narices». Lo cierto es que de poco les sirve, pero lo hacen. Y al terminar el acto, vuelven los aplausos.

Todas estas prácticas demuestran una falta total de respeto a la libertad de expresión y de prensa. Son señales del papel que otorgan a los medios, que para ellos son o meras comparsas o enemigos. ¿A qué recuerda todo esto?

6 Comentarios

  1. Me parece normal que se
    Me parece normal que se cansen, solo se habla de Venezuela cuando se tendría que hablar de España. Como que no hay cosas que hacer en España…Además supongo que cuando les tratéis igual de bien que tratáis a los demás partidos pues os contestarán. NO están obligados a contestar, a contestar y rendir cuentas solo está obligado el que gobierna y el que cobra de lo público.

    • Iglesias, Monedero, Errejón,
      Iglesias, Monedero, Errejón, Bescansa y compañía viven de las hermanitas de la caridad, No?. Por lo demás un poquito de educación y respeto al gremio de los periodistas. Entienda y asuma el concepto del artículo y no defienda lo que no procede. Un saludo

  2. Tengo que añadir que estaría
    Tengo que añadir que estaría bien poner un sello de calidad a los medios de información, eso NO quiere decir censurar sino que un organismo independiente valore si la información es contrastada y veraz.
    Si a los países les pone una nota una agencia de calificación como Moody´s según la confianza que generan y nadie se escandaliza también se podría hacer con la información.

  3. Pablo Iglesias empezó en
    Pablo Iglesias empezó en Intereconomía siendo el más educado de la tertulia y le fue muy bien, y en sus tertulias (La Tuerka) son respetuosos en el uso de la palabra y en las formas. Pero detrás de todo eso hay una verdadera intención de introducir la censura más absoluta y arbitraria en cuanto tengan ocasión de hacerlo. Las anécdotas que cuentas lo ilustran muy bien.

  4. ¿A qué recuerda todo esto? A
    ¿A qué recuerda todo esto? A una dictadura. A la dictadura del pensamiento único.
    Lo que me extraña es que siga habiendo medios que le den cancha a Pablo Iglesias y a Podemos, como por ejemplo La Sexta. Si ganan las elecciones, al dueño de la cadena se le va a quedar cara de tonto cuando se la expropien.

  5. Lina:

    Lina:

    1º) Solo se habla de Venezuela porque apoyan la represión chavista y luego niegan lo probado con la seguridad de que los borregos que los jalean los van a creer como dogma de fe

    2º) Ninguna agencia es independiente si es estatal, véanse bancos centrales.

    3º) No están obligados a nada porque son unos chorizos que viven de lo que producen los demás sin ofrecer contraprestación alguna, pero podrían disimular.

    4º) Las agencias de rating son un horrible oligopolio estatal.


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