En 2015, el Instituto Juan de Mariana cumple 10 años. Una década de continuada, comprometida e independiente defensa de la libertad frente a todos aquellos que han pretendido cercenarla, ya sea para meterse en nuestra cama o para arrebatarnos nuestra cartera. Frente a las comunas socialistas y a las comunas distributistas, el liberalismo promueve el ideal de una sociedad abierta donde convivan en recíproca tolerancia concepciones de la vida plurales y heterogéneas: vive y deja vivir (libertad), haz el amor y no la guerra (paz y ausencia de coacción), mi casa es mi castillo (propiedad).
Atendiendo, sin embargo, al estado de nuestra sociedad, parecería que en diez años hemos avanzado más bien poco o que, incluso, hemos retrocedido. Reaccionarios de izquierda y de derechas se han instalado en el gobierno o aspiran a hacerlo a corto plazo, garantizando una sostenida merma en nuestras libertades. ¿Acaso han caído en saco roto los millares de artículos, los centenares de conferencias o las decenas de intervenciones televisivas y radiofónicas de los miembros del Instituto Juan de Mariana a lo largo de estos últimos diez años? Sinceramente no lo creo: si el precio de la libertad es la vigilancia permanente, no nos queda otra que continuar vigilantes aun en medio de un continuado retroceso de nuestras libertades. Acaso en mayor medida cuando la coyuntura es especialmente adversa.
Por eso en 2015 seguiremos desplegando las actividades que han venido caracterizando al Instituto durante su primera década de existencia: nuestras charlas semanales, nuestros artículos diarios, nuestros seminarios de formación intensiva, nuestra Universidad de Verano, nuestra Cena de la Libertad, nuestro Congreso de Economía Austriaca, nuestra Feria de Libros liberales o nuestros informes de investigación. Continuaremos haciendo aquello por lo que nos hemos caracterizado durante una década y, en la medida de nuestras posibilidades, trataremos de hacerlo mejor.
Pero tras diez años de actividad probablemente no baste con un «más de lo mismo aunque mejor». Los nuevos retos para nuestras libertades representan nuevas demandas que atender y el desarrollo de las nuevas tecnologías proporciona nuevas modalidades de oferta con las que atenderlas. Ya lo alertó Mises cuando nos exhortó a no ceder jamás ante el mal y a combatirlo con mayor audacia: audacia, astucia y perseverancia. Así, 2015 será un año de cambios y de novedades para el Instituto: cambios y novedades que esperamos sean de vuestro agrado y, sobre todo, que os proporcionen nuevas herramientas para librar la muy esencial batalla de las ideas, en particular durante esta etapa crepuscular para las libertades.
Mas, justamente por ello, este 2015 también necesitaremos de vuestro más activo y entusiasta apoyo. Pese a ser regados con decenas de millones de euros por las omnipotentes oligarquías globales e intergalácticas, el Instituto es un centro de pensamiento humilde y austero que sobrevive merced a las microaportaciones de sus varios centenares de comprometidos miembros. A todos ellos: muchas gracias por habernos permitido nacer y crecer durante estos diez años; sin vosotros no existiríamos. A todos los demás: gracias por visitarnos, por nutrirnos con vuestros comentarios y con vuestras críticas; ojalá este 2015, a la luz de las novedades que os presentaremos próximamente, os decidáis a ayudarnos para así contribuir a sostener y amplificar el escaso número de altavoces con los que hoy cuenta el liberalismo en nuestro país.
De ahí que, a pesar de las más que evidentes amenazas que se ciernen sobre nuestras sociedades, me gustaría brindar por un esperanzador 2015: brindemos por esta conclusa década de vida del Instituto en defensa de la libertad y brindemos, también, por esta incipiente nueva década de lucha infatigable por la libertad. Por todos vosotros: gracias por estar ahí durante estos diez años. Os emplazamos a que nos sigáis acompañando en los próximos diez.
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