En los actos por los cuarenta años del primer gobierno del PSOE he echado en falta que se resaltará un hito en las campañas electorales españolas: el uso de la publicidad subliminal.
El 19 de junio de 1986, a tres días de las elecciones, en el informativo de televisión española aparecieron sobreimpresas las siglas PSOE mientras se visualizaba un gol de la selección española en el mundial de México. Tan efectivo fue, que durante años he escuchado a multitud de personas que aseguran que vieron el texto VOTA PSOE, en vez de simplemente las siglas. Lo que se ha convertido en motivo de debate en tertulias familiares durante décadas.
Han pasado 36 años y, por suerte, ya no importa mucho lo que salga sobreimpreso en los resúmenes de los partidos de la televisión. Pero sí sigue importando, y mucho, la publicidad a la que estamos expuestos de forma constante al consumir contenidos. Y aquí el PSOE vuelve a demostrar que está en la vanguardia de la innovación: han inventado campañas masivas de autobombo financiadas desde el exterior.
¿Vas a echar gasolina? Reposta en CEPSA barato gracias a la bonificación del gobierno. ¿Has cumplido 18 años? Compra en FNAC gracias al bono de 400 euros del gobierno. No hay que dejar a nadie atrás, renta mínima gracias al gobierno; campaña financiada por los fondos europeos Next Generation. ¿Discursos de odio (de derecha)? El gobierno vigila. Organismo financiado por… En fin, ya sabemos el resto.
Repartir dinero público entre segmentos de la población y presumir de ello es algo muy antiguo. Conseguir que sean las propias empresas privadas las que hablen de ello requiere de más maestría, pero tampoco es demasiado nuevo. Lo que verdaderamente es un logro de nuestra época es que sea una institución supranacional la que te esté financiando todo el embolado (las paguitas y su promoción).
Aquí podríamos decir que en realidad esto ya ha pasado en otras partes. El FMI es responsable de financiar a gobiernos que no conseguirían financiación de otro modo, y usan esa financiación para mantener las redes clientelares que deberían suprimir. Pero esto siempre ha sido un proceso complejo que tiene un coste social para los políticos que lo inician, y va asociado a la pérdida de independencia del país que recurre a él.
En cambio, el gobierno del PSOE ha conseguido ser financiado durante cuatro años por una institución que solo amenaza con intervenir (si es que al final lo hace) al gobierno que le suceda. Y se puede dar la circunstancia de que gracias a esa financiación esa sucesión no exista, y tengamos este mismo gobierno operando hasta 2027. ¿Qué van a intervenir entonces? ¿Las políticas cuya promoción están financiando ahora?
Existe un debate interesante estos días sobre si el PSOE es una organización criminal. Desde luego, es la organización cuyos gobiernos han propiciado situaciones económicas desastrosas durante las últimas décadas. Gracias a la democracia, esa responsabilidad, en última instancia, siempre ha recaído en sus votantes y, por extensión, en el conjunto de la sociedad española.
Podemos estar ante un punto de inflexión en la historia, ya que la próxima situación desastrosa que vivamos próximamente debería estar claramente vinculada a aquellos que han financiado desde el exterior las políticas que la han provocado. Votar cada cuatro años está muy debajo en nivel de complicidad que financiar directamente a los que están fraguando la crisis.
No va a ser necesario que ningún técnico de RTVE pulse un botón para que acompañando a las futuras imágenes de recesión, todos leamos claramente: PSOE Next Generation UE.
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