La existencia de ciclos económicos recurrentes no se debe a disfuncionalidades inevitables del mercado que los gobiernos pueden paliar, o incluso evitar, a través de medidas macroeconómicas, sino a la asignación errónea de inversiones en procesos productivos más elaborados sin la existencia previa de un aumento del ahorro de la sociedad. Pero veamos cómo explica este proceso el profesor Huerta de Soto en su tratado "Dinero, crédito bancario y ciclos económicos".
Supongamos que Robinson Crusoe se encuentra recién llegado en su isla y que, como único medio de subsistencia, se dedica a la recolección de moras, que recoge de los arbustos directamente a mano. Dedicando todo su esfuerzo diario a la recolección de moras, cosecha frutos en tal cantidad que puede subsistir e incluso tomar algunas más de las estrictamente necesarias para sobrevivir cada día. Después de varias semanas a ese régimen, Robinson Crusoe descubre empresarialmente que si se hiciera con una vara de madera de varios metros de largo, podría llegar más alto y lejos, golpear los arbustos con fuerza y conseguir la cosecha de moras que necesita con mucha más rapidez. El único problema es que calcula que en buscar el árbol del que pueda arrancar la vara y luego en prepararla, quitándola sus ramas, hojas e imperfecciones, puede tardar cinco días completos, durante los cuales tendrá forzosamente que interrumpir la recolección de moras. Es preciso, pues, si es que quiere proceder a elaborar la vara, que durante una serie de días reduzca algo su consumo de moras, dejando apartado al remanente en una cesta, hasta que disponga de una cantidad suficiente como para permitirle subsistir durante los cinco días que prevé que durará el proceso de producción de la vara de madera. Después de planificar su acción, Robinson Crusoe decide emprenderla, para lo cual, con carácter previo, debe, por tanto, ahorrar una parte de las moras que cosecha a mano cada día, reduciendo en ese importe su consumo. Es claro que esto le supone un sacrificio ineludible, pero piensa que el mismo sobradamente le compensa en relación con la ansiada meta que pretende lograr. Y así durante diez días decide reducir su consumo (es decir, ahorrar) acumulando moras de sobra en una cesta hasta alcanzar un importe que calcula será suficiente para sustentarle mientras produce la vara.
Es una manera sencilla de explicar el axioma de que toda inversión en procesos alejados del consumo, exige la existencia previa de ahorro suficiente por parte de la sociedad. Sin embargo, en el contexto actual, el ahorro voluntario está siendo sustituido por la expansión crediticia, lo que es interpretado por los empresarios, erróneamente, como una señal de que es posible la inversión en procesos más capital-intensivos. Engañados por la expansión crediticia de la banca, los empresarios invierten en maquinaria e instalaciones, en la confianza de que la sociedad liberará el ahorro acumulado llegado su momento, absorbiendo la mayor producción de bienes y servicios al final del proceso. Sin embargo, los agentes económicos no están dispuestos a esperar ese periodo de tiempo tan prolongado, sino que demandan los bienes y servicios mucho antes "de lo que se exigiría para culminar el alargamiento emprendido en la estructura productiva".
En el ejemplo anterior, es como si Robinson Crusoe ahorrara un cestillo de moras que le permite la subsistencia durante cinco días, y en lugar de la elaboración de una vara emprendiera la construcción de una cabaña, que le llevaría un mes. Evidentemente, antes de finalizar la cabaña tendría que abandonar la tarea para atender el consumo inmediato. Lo mismo ocurre con la economía. Cuando se abusa de la expansión crediticia o medios fiduciarios, los empresarios invierten en las etapas más alejadas del proceso productivo hasta que se dan cuenta del error y entonces han de paralizar todos estos proyectos ya iniciados. El resultado es paro y recesión económica.
La pregunta es: ¿en qué fase del ciclo se encuentra en estos momentos nuestro Robinson Crusoe (la economía española)? Una pista: La expansión crediticia está actualmente en niveles estratosféricos.
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