Recientemente, el INE ha publicado unos datos realmente interesantes, referidos a la pobreza y a las personas sin hogar. Los medios de comunicación no han entendido, o querido entender, qué significa ser pobre estadístico para este organismo y han destacado que, pese a la prosperidad de los años de Aznar, aún queda un 20% de pobres en España. El problema es que la pobreza se mide como porcentaje con respecto a un ingreso medio. Si por algún método mágico todos nos enriquecieramos en un día hasta llegar a poseer diez veces más de lo que tenemos ahora, estadísticamente seguiríamos teniendo un 20% de pobres.
Comparemos esto con la investigación sobre personas sin hogar. Las necesidades materiales básicas de las personas son la comida, el vestido y el techo bajo el que habitar. Cuando hablamos de pobres, son aquellos que carecen de alguna de ellas quienes nos vienen a la cabeza; por eso sorprende y escandaliza ese porcentaje del 20%. Dado que hace décadas que la estadística de muertos de hambre dejó de ser empleada en España, es el número de los que se encuentran sin hogar nos puede dar una aproximación al número real de quien es realmente pobre en España. Aunque la encuesta del INE no se atreve a dar una estimación, el que el número total de atendidos por los centros especializados en municipios de más de 20.000 habitantes es de 21.000 personas. Aún suponiendo que la cifra total doblara ésta, no llegaría al 0’1% de la población española.
Pocas tácticas tan socialistas como la de definir la pobreza de forma relativa; así el número de pobres permanece constante y permite descalificar al sistema capitalista como la principal solución que es y ha sido siempre para el problema de la pobreza. Es lo que permite decir que en Estados Unidos hay 35 millones de pobres, pero dado que ser pobre según esa definición significa ganar menos de 18.000 dólares al año, estos pobres suelen disponer de casa, automóvil, televisión y ordenador.
Curiosamente, el perfil de las personas sin hogar parece, en algunos aspectos, un póster de diversas buenas prácticas vendidas por los socialistas. Son hombres, generalmente sin familia ni pareja estable (¡viva el amor libre!), extranjeros (¡papeles para todos!), con problemas de drogas y/o alcohol (¡a colocarse y al loro!), parados y con problemas con la justicia. Desgraciadamente, el informe no incopora el porcentaje de enfermedades mentales, que parece ser bastante alta por la experiencia de los trabajadores del gremio. Pese a ser el Estado, supuestamente, el responsable de crear una red de seguridad para los ciudadanos, el 72,8% de los centros de acogida son de titularidad privada, buena parte de ellos dirigidos por alguna entidad religiosa.
En definitiva, no es sólo el capitalismo el responsable de la reducción de la pobreza, sino que la moral tradicional tan denostada es uno de las mejores opciones para evitar caer en ella y, además, es la iniciativa privada quien realmente se hace cargo de los verdaderamente pobres, en lugar del supuestamente omnipresente estado del bienestar. Una fotografía notablemente diferente a la que nos intentan hacer creer.
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