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Sobre teoría monetaria y bancaria

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Nunca olvidaré la frase definitiva para caerme del caballo en lo que a teoría monetaria se refiere: «los bancos no son garajes».

En 2009, el Instituto Juan de Mariana, en colaboración con el Mises Institute, organizó un evento para homenajear a la Escuela de Salamanca (entre los siglos XIV y XVII) y analizar los orígenes del liberalismo y la teoría económica, coincidiendo con el cuatrocientos aniversario de la publicación de De monetae mutatione del Padre Juan de Mariana: el lugar, el Convento de San Esteban en Salamanca, España. El nombre del evento lo resumía perfectamente: “Salamanca: cuna de la teoría económica”.

Aparte de la brillantez habitual de Gabriel Calzada, recuerdo especialmente algunas de las conferencias: fue la primera vez que escuché a Peter Klein, Guido Hülsmann, Jeffrey Tucker o Lew Rockwell. Pero sobre todo, fue la primera vez que vi a Jesús Huerta de Soto hablando sobre el concepto de eficiencia dinámica: me pareció espectacular. Además, le compré, literalmente a precio de saldo, la última copia que le quedaba por allí de su libro “Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos”: bien escrito y fácil de entender, incluso para alguien como yo, que estaba muy lejos de ser un experto en la materia, pero que estaba previamente convencido de estar ante la teoría correcta.

Hay que reconocer que suena bien y es sencillo de explicar: los bancos hacen negocio prestando el dinero que se les ha prestado con anterioridad, de manera que no todos podemos recuperarlo a la vez. Para evitar el colapso, patrón oro y reserva fraccionaria del 100%: el dinero que depositamos en el banco, siempre está disponible íntegramente cuando se reclama.

Pero en 2011, durante la Universidad de Verano del IJM en Lanzarote, me empecé a caer del caballo: casi sería mejor decir que me empujaron, aunque mi caída fue lenta. Algunas personas, a las que admiro mucho intelectualmente, me explicaron que, bueno, en fin, eso está bien, pero tiene un problema: es que el negocio de los bancos es otro (nunca olvidaré la frase definitiva: los bancos no son garajes).

Digo que me caí lentamente porque nunca conseguí entender bien la alternativa sugerida hasta que, en 2014, estudié “Teoría Monetaria y Bancaria”, una de las asignaturas fundamentales del Máster en Economía UFM-OMMA: me gustaría compartir aquí un resumen del análisis que hice al profundizar en el estudio de dicha alternativa.

La división del trabajo requiere cooperación social para intercambiar nuestros excedentes productivos: esos intercambios de bienes (ya sean inmediatos o diferidos) presentan una serie de problemas de coordinación y de cálculo económico, resueltos por unos bienes concretos (bienes dinerarios o dinero), que actúan como medios de intercambio indirectos, de manera que el dinero surge de manera natural en la sociedad a medida que ésta evoluciona: históricamente, el oro o la plata han cumplido este papel, por ejemplo.

Sin embargo, utilizar exclusivamente dinero para pagar estos intercambios también presenta ciertos inconvenientes (coste, velocidad de circulación, etc.), por lo que surgen incentivos para pagar a crédito, es decir, para intercambiar un bien presente por una promesa de pago en el futuro. Esta promesa siempre implica cierto riesgo entre las partes, lo que facilita la actuación de los bancos como especialistas a la hora de canalizar dichos pagos a crédito.

El problema aparece cuando los bancos no preservan su liquidez y no son capaces de ajustar los plazos entre los préstamos que conceden a largo plazo por el lado del activo, y las deudas que contraen a corto plazo por el lado del pasivo, de manera que se produce una descoordinación entre ahorro e inversión que, finalmente, da lugar a los ciclos económicos.

Frente a la opción que supone resolver este problema exigiendo a los bancos que operen con una reserva fraccionaria del 100%, esto es, que actúen como bancos de guarda y custodia con nuestro dinero, se puede justificar la existencia de un sector bancario especializado en establecer contratos que den lugar a deudas monetarias, incrementando las transacciones comerciales sin necesidad de aumentar la cantidad de dinero disponible.

Para entender esta alternativa, el profesor Rallo me recomendó primero acudir a las fuentes: tanto Adam Smith en el siglo XVIII como Jean-Baptiste Say en el siglo XIX, enunciaron las condiciones mediante las cuales los bancos comerciales pueden sustituir el dinero por crédito comercial líquido siguiendo la Doctrina de las Letras Reales.

Dicho crédito comercial líquido consiste en monetizar deudas comerciales a corto plazo por medio de letras de cambio, siempre que estén respaldadas por bienes de consumo en alta demanda y emitidas por el valor de dichos bienes en dinero (oro o plata): dado que el medio de pago, esto es, la letra de cambio, aparece con las mercancías presentes y desaparece cuando éstas son retiradas del mercado por los consumidores finales que las pagan, su utilización no aumenta la cantidad de dinero y, por tanto, no estamos ante un proceso inflacionario.

Pongamos un ejemplo: imaginemos que soy un proveedor de ciertos bienes de consumo y que mi cliente acepta pagarme por adelantado, quizás por un valor algo menor, la producción ya existente, pues tiene certeza de que, a su vez, venderá esos productos en cuanto estén a disposición de sus clientes.

En lugar de pagar en dinero, podemos utilizar una letra de cambio en la que se especifica la fecha de vencimiento, es decir, cuándo se puede cobrar. Yo podría esperar a que llegara a vencimiento y cobrarla: llegada esa fecha, mi cliente me pagaría la cantidad acordada en la letra de cambio y saldría beneficiado al haber pagado un precio algo menor por los productos.

Normalmente, la realidad es diferente: yo puedo utilizar la letra de cambio para pagar otros compromisos, descontando del valor facial de la letra los días hasta su vencimiento. Desde el punto de vista de la liquidez de los agentes económicos implicados, podemos decir que, en estas circunstancias de confianza mutua, los bienes de consumo usados como colateral son sólo ligeramente menos líquidos que el dinero que podría circular en su lugar.

Cuando no se dan esas condiciones de conocimiento directo, los bancos comerciales coordinan a los posibles ahorradores e inversores con distintos perfiles (plazo, riesgo, liquidez), lo cual agiliza las transacciones entre ellos y beneficia al sistema financiero en su conjunto, siempre que esos bancos protejan la liquidez de su activo (vigilando la facilidad para obtener tesorería) y de su pasivo (vigilando esa necesidad de tesorería para saldar sus deudas): en este sentido, aunque una letra de cambio no es estrictamente un sustituto del dinero, el crédito comercial asociado sí es el mejor activo que un banco comercial puede tener para cubrir su pasivo, ya sea en billetes emitidos por el propio banco o en depósitos bancarios.

Cuando esos bancos comerciales no coordinan los plazos de vencimiento de sus obligaciones y sus derechos de cobro, ni aseguran la calidad de sus activos para que sean fácil y rápidamente convertibles en dinero, se encontrarán a corto plazo en riesgo de suspensión de pagos y a largo plazo en riesgo de quiebra: esta situación, cotidiana hoy, sólo puede sostenerse gracias a la protección estatal de la que goza la banca comercial, que garantiza su progresivo endeudamiento y permite seguir emitiendo papel moneda inconvertible.

Es decir, la alternativa no consistía en negar la posibilidad de que algunos bancos puedan hacer negocio guardando nuestro dinero como si fueran cajas fuertes, sino en explicar cómo pueden facilitar el crédito siempre que cuiden su liquidez: un banco comercial estará en una posición de liquidez si compra crédito comercial líquido como parte de su activo, creando los pasivos correspondientes (en forma de billetes o depósitos) por el valor de dicho activo.

28 Comentarios

  1. Cuando la realidad del
    Cuando la realidad del negocio bancario: reserva fraccionaria, crédito, creación de dinero, falta de liquidez, suspensión de pagos, quiebra, enjuague con la protección estatal: más creación de dinero y deuda ad infinitum; resulta evidente, y la bien intencionada coordinación de intercambios indirectos se muestra en crisis financiera.

    Entonces, batacazo desde el equino: la solución es reserva fraccionaria y enseñar a los bancos a moderar ganancias-riesgos y a prescindir del paraguas estatal.

    Caerse de un caballo para montar un unicornio.

    • Pizarro:
      Pizarro:

      Creo que en mi comentario queda claro que estamos de acuerdo en que la protección estatal a la banca distorsiona claramente el mercado; no tanto en que la solución sea una reserva fraccionaria del 100%.

      Un saludo.

  2. Si alguien quiere 100% de
    Si alguien quiere 100% de coeficiente de caja para los depósitos, y un banco está dispuesto a aceptar esas condiciones con ese cliente, ¿habría que impedir este contrato por ley, por temor a que semejante arreglo perjudicara a la banca en su totalidad, o quizás con la excusa de que ese ahorrador está desigualmente protegido, hasta el punto de tener una situación de ventaja sobre otros ahorradores?

    • Colombo:
      Colombo:

      ¿Por qué habría que impedir por ley un contrato que acordaran voluntariamente banco y cliente en esos términos? No veo cómo eso podría perjudicar a nadie, excepto quizás a ellos mismos, en todo caso. Quizás no entendí bien el razonamiento detrás de la pregunta…

  3. Fernando:
    Fernando:
    Te recomiendo releer Dinero, crédito bancario y ciclos económicos.
    Estás confundiendo las causas con los efectos. Te sucede como a Rallo.

    • Ángel de la Fuente: ¿Es usted
      Ángel de la Fuente: ¿Es usted el director de Fedea?

    • Angel:
      Angel:

      lo tengo pendiente y, de hecho, me apetece mucho: sigo pensando que es un gran libro y quiero volver a leerlo ahora que puedo ser un poco más crítico que entonces, cuando simplemente me pareció estar ante la única verdad posible.

      Te agradecería que me dieras alguna pista para entender mejor eso de las causas y los efectos, por favor.

      Un saludo.

    • Anónimo = Fernando
      Anónimo = Fernando

    • Anónimo = Fernando
      Anónimo = Fernando

    • Fernando:
      Fernando:
      Según la explicación que da la teoría austríaca del ciclo económico, las crisis no son el resultado del descalce de plazos. En una economía con banca sin reserva fraccionaria y con coeficiente de caja del cien por cien, el descalce de plazos no plantea problema alguno de crisis económica.
      La causa de las crisis se debe a la mala inversión generalizada inducida en el sistema por una banca que actúa con reserva fraccionaria y al margen de los principios generales del derecho ( banca privilegiada por el favor estatal).
      Reserva fraccionaria e intervención estatal ( estatismo, socialismo) van de la mano.

    • Fernando:
      Fernando:
      Según la explicación que da la teoría austríaca del ciclo económico, las crisis no son el resultado del descalce de plazos. En una economía con banca sin reserva fraccionaria y con coeficiente de caja del cien por cien, el descalce de plazos no plantea problema alguno de crisis económica.
      La causa de las crisis se debe a la mala inversión generalizada inducida en el sistema por una banca que actúa con reserva fraccionaria y al margen de los principios generales del derecho ( banca privilegiada por el favor estatal).
      Reserva fraccionaria e intervención estatal ( estatismo, socialismo) van de la mano.

  4. Si anticipo un pagaré, previo
    Si anticipo un pagaré, previo pago por el descuento, y a su vencimiento el emisor no ha liquidado el importe, el Banco va contra mí, directamente. Un Banco guarda mi dinero (¡cobrando muchas veces por un ingreso!) y lo invierte según sus directrices, pide crédito para dármelo a mí y si a la hora de devolverlo (mi dinero o el que debe) no lo tiene, ¿a quién lo pide?

    No lo pide. Es rescatado precisamente por quien le dio a guardar su dinero.

  5. Hay según los a favor y en
    Hay según los a favor y en contra del 100 por cien dos tipos de contrato, uno es el contrato de deposito a la vista y otro es el contrato a la vista que no se cumple. Y que siga vuestra juerga….

  6. Deposito en mi banco un
    Deposito en mi banco un millón de euros. El banco hace una reserva del 2% y presta el resto. Esto es, presta $980,000 euros que son depositados en otro banco y que a su turno son de nuevo prestados, dejando la misma reserva 2%. Esto es:$960,400. Ahora sumemos y vemos que con dos prestadas a partir del millón de euros inicial tenemos en circulación $2,940,400. Y esto puede suceder en menos de un minuto. Es decir, el millón se multiplicó casi por tres y en menos de un minuto. En una sola frase: Los bancos con reserva fraccionaria crean dinero de la nada. Lo único bueno de la banca libre con reserva fraccionaria es la palabra LIBRE.

    Desde una visión libertaria se puede dejar funcionar dos clases de bancos: uno con reserva 100% y otros con reserva fraccionaria; en el primero se le dice al cliente: Aquí conservamos el poder adquisitivo de su dinero; en el otro, Aquí le envilecemos su dinero, Usted decide.

    • Pero ¿ese dinero se crea
      Pero ¿ese dinero se crea realmente «de la nada» o, por el contrario, está respaldado en todo momento por «algo» que garantice el pasivo del prestatario? Porque sabemos que el banco siempre exige un aval (nómina, bienes inmuebles, etc.) que cubra ese préstamo.
      Lo pregunto con humildad, porque tampoco estoy puesto en la materia y me ha asaltado la duda.

    • Oscar: Opino que no todo
      Oscar: Opino que no todo activo físico (edificios, terrenos, maquinarias…etc) puede respaldar una deuda monetaria. Un activo físico puede tardar mucho tiempo en liquidarse -o no lograrlo- y si se liquida no puede el banco garantizar que lo logra por el monto de la deuda. El «valor» de los activos no monetarios de los bancos es incierto. Ya sabemos que lo que arruina a un banco es su iliquidez, es por ello que los bancos comerciales necesitan del Banco Central.

      Cuando un banco presta el depósito de uno de sus clientes, crea una cantidad de dinero superior al depósito inicial ocasionando, en la economía real, una distorsión de los precios relativos. ¿No es eso lo que hemos visto en las burbujas inmoviliarias? En resumen yo lo veo así: la reserva fraccionaria no sólo ocasiona una distorsión de la economía real sino que no garantiza la devolución de los depósitos de sus clientes.

    • Oscar: Opino que no todo
      Oscar: Opino que no todo activo físico (edificios, terrenos, maquinarias…etc) puede respaldar una deuda monetaria. Un activo físico puede tardar mucho tiempo en liquidarse -o no lograrlo- y si se liquida no puede el banco garantizar que lo logra por el monto de la deuda. El «valor» de los activos no monetarios de los bancos es incierto. Ya sabemos que lo que arruina a un banco es su iliquidez, es por ello que los bancos comerciales necesitan del Banco Central.

      Cuando un banco presta el depósito de uno de sus clientes, crea una cantidad de dinero superior al depósito inicial ocasionando, en la economía real, una distorsión de los precios relativos. ¿No es eso lo que hemos visto en las burbujas inmoviliarias? En resumen yo lo veo así: la reserva fraccionaria no sólo ocasiona una distorsión de la economía real sino que no garantiza la devolución de los depósitos de sus clientes.

    • Óscar:
      Óscar:

      Para responder a tu pregunta, tenemos que diferenciar dinero (oro) y medio de pago (billete de banco): los bancos comerciales no crean dinero de la nada, sino deuda. Hoy en día, no pueden emitir sus propios billetes, pero pueden crear depósitos a la vista, que en el fondo es lo mismo: una deuda por la que se comprometen a entregar cierta cantidad de dinero.
      Por lo tanto, la banca comercial no presta dinero contra su tesorería, sino que compra deuda (crédito comercial) con su propia deuda (depósitos a la vista): crea pasivos por el valor de los activos que compra a otros. La clave, como refleja Mario en su comentario, es la liquidez de esos activos: si el banco se endeuda excesivamente en activos difícilmente convertibles en tesorería, tendrá problemas de liquidez.

      Un saludo.

    • Gracias por la aclaración,
      Gracias por la aclaración, Mario.
      En el primer párrafo me ha quedado claro el sencillo meollo del asunto que he pasado por alto: la no inmediata liquidez de los activos.

    • Fernando:
      Fernando:
      De tu último parrafo deduzco entonces que, más que la banca fraccionaria, es el descalce de plazos el verdadero causante de los problemas de liquidez de los bancos, ¿es así?
      Aunque igual me estoy metiendo en un terreno pantanoso…

    • Óscar:
      Óscar:

      Así es, pero los bancos no serían tan irresponsables si el Estado dejara de emitir papel moneda incovertible cuando tienen problemas de liquidez.

      Un saludo.

    • Asi es Fernando. Las crisis
      Asi es Fernando. Las crisis económicas (ciclos) son consecuencia directa y única de la envilecida injerencia de la politizada banca central de los gobiernos en el sistema financiero y bancario de un pais. La banca libre, en competencia de monedas, en ausencia de bancos centrales, jamas provocaría los catastróficos ciclos como el del 2008. Pero si la banca continúa con su políticamente correcta reserva fraccionaria, ( cómplice necesaria de los bancos centrales para su expansión insensata del crédito) generando dinero de la nada, con una lúdica administración bancaria de descalce de plazos, ni siquiera las Letras Reales (una política de administración bancaria) evitara la quiebra de los bancos.
      El descalce de plazos no causa los ciclos, como opinan algunos prestigiosos economistas de nuestro medio que siguen a Fekete, como tampoco lo causaría la reserva fraccionaria en un sistema de banca libre en competencia de emisores, sin la presencia del ogro monopolista de emisión (Banco central) .
      Resumiendo, el problema es únicamente institucional: Los nefastos bancos centrales son los que provocan los desequilibrios monetarios que causan los ciclos. En ausencia de estos engendros políticos, solo quebrarían los bancos ineficientes provocando localizados pequeños desequilibrios (fluctuaciones hayekianas) que serian controlados por la compensación bancaria.
      En otras palabras el problema de las crisis económicas no es monetario sino institucional : la envilecida intervención política de la banca central en el sistema financiero de un pais

    • Asi es Fernando. Las crisis
      Asi es Fernando. Las crisis económicas (ciclos) son consecuencia directa y única de la envilecida injerencia de la politizada banca central de los gobiernos en el sistema financiero y bancario de un pais. La banca libre, en competencia de monedas, en ausencia de bancos centrales, jamas provocaría los catastróficos ciclos como el del 2008. Pero si la banca continúa con su políticamente correcta reserva fraccionaria, ( cómplice necesaria de los bancos centrales para su expansión insensata del crédito) generando dinero de la nada, con una lúdica administración bancaria de descalce de plazos, ni siquiera las Letras Reales (una política de administración bancaria) evitara la quiebra de los bancos.
      El descalce de plazos no causa los ciclos, como opinan algunos prestigiosos economistas de nuestro medio que siguen a Fekete, como tampoco lo causaría la reserva fraccionaria en un sistema de banca libre en competencia de emisores, sin la presencia del ogro monopolista de emisión (Banco central) .
      Resumiendo, el problema es únicamente institucional: Los nefastos bancos centrales son los que provocan los desequilibrios monetarios que causan los ciclos. En ausencia de estos engendros políticos, solo quebrarían los bancos ineficientes provocando localizados pequeños desequilibrios (fluctuaciones hayekianas) que serian controlados por la compensación bancaria.
      En otras palabras el problema de las crisis económicas no es monetario sino institucional : la envilecida intervención política de la banca central en el sistema financiero de un pais

    • Por lo que veo (o al menos me
      Por lo que veo (o al menos me lo parece), ninguno de los participantes en este debate sois muy partidarios del patrón oro, ¿estoy en lo cierto?

    • César:
      César:

      estoy de acuerdo en que los bancos centrales agravan la situación, pero la degradación de la liquidez durante la fase expansiva del ciclo económico también podría originarse endógenamente, esto es, en ausencia de banca central.

      Recomiendo leer detenidamente el apasionante debate entre Rallo y Ravier al respecto: creo que en total fueron 3 artículos, disponibles en su página web (http://juanramonrallo.com/2013/09/el-descalce-de-plazos-si-es-la-causa-del-ciclo-economico/).

      Un saludo.

    • Óscar:
      Óscar:

      En mi caso, al menos, no. Soy partidario de que los pasivos de los bancos sean pagaderos en oro, convirtiéndose en el garante último de la liquidez del sistema. El oro impondría una rigidez de la que no goza el dinero fiduciario: por eso los gobiernos no quieren oir hablar de ello…

      Un saludo.

  7. César:
    César:

    Perdón por no identificarme al responder tu última entrada (soy Fernando, el autor del comentario original).

  8. Gracias Fernando por el link
    Gracias Fernando por el link . Lo estoy disfrutando al igual que en debates anteriores en IJM


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