La reciente incursión de Israel en Gaza se está cobrando cientos de vidas inocentes. Israel apela a su derecho a defenderse de las agresiones de Hamas, cuyos cohetes han matado a 18 civiles israelíes en los últimos años, y asegura que su ejército hace todo lo posible por evitar la muerte de palestinos inocentes que se ven envueltos en la batalla. Pero los "daños colaterales" arrojan un saldo de 30 civiles palestinos muertos por cada civil israelí víctima de los cohetes Qassam. Si la justicia de una guerra se mide por las consecuencias que tiene sobre los inocentes a los dos lados de la frontera, la ofensiva israelí es injusta aunque la motiven intenciones más nobles.
La campaña israelí no es desproporcionada porque el ejército hebreo aproveche su superioridad tecnológica para abatir centenares de militantes de Hamas y sufra solo una docena de bajas propias, sino porque causa más daño del que intenta evitar. Nos estamos metiendo en el pantanoso terreno del utilitarismo y el baile de números, pero mejor eso que la "ética" del todo vale (aunque podríamos ser más estrictos). Desde este punto de vista, el balance de la ofensiva es negativo si la suma de todas las víctimas inocentes es superior al volumen de víctimas estimado que la ofensiva habría evitado. Es imposible calcular lo segundo (tampoco está claro que una estimación de una muerte que aún no ha ocurrido deba contar igual que una muerte real e irrevocable), no obstante cuesta creer que la incursión en Gaza vaya a evitar la muerte de centenares de ciudadanos en los próximos años. Hacer algo puede que sea mejor que no hacer nada, pero no si ese "algo" es un ataque a gran escala que produce semejante volumen de muerte y destrucción (en la práctica puede que también tenga efectos adversos para la seguridad de Israel, pero éste es otro tema).
Una posible objeción a este planteamiento es sostener que la vida de un civil palestino vale menos que la de un israelí. Desde luego esto es así para el Gobierno israelí, que tiene un "mandato" de sus ciudadanos y su poder depende de la opinión pública de los votantes, no de los palestinos. También es así para muchos israelíes, que naturalmente ponen la vida de sus familiares, amigos y vecinos por encima de la vida de palestinos anónimos al otro lado de la frontera. Pero aunque este punto de vista sea comprensible es también sesgado. Están otorgando más valor a las vidas israelíes porque tienen un interés (sentimental, emocional, electoral etc.) en ello. Desde un punto de vista ético todas las personas inocentes tienen exactamente el mismo derecho a la vida, ya sean israelíes o palestinos. Es lógico que el Gobierno israelí no actúe reconociendo a los palestinos el mismo derecho a la vida que a los israelíes, pero debería si atendiera a los principios de justicia y ése es el estándar por el que tendríamos que juzgar sus acciones.
Es verdad que el ejército israelí se toma molestias (y riesgos) para evitar la muerte de civiles palestinos. Lanzan panfletos por aire sobre la población advirtiendo de un inminente ataque, interfieren la emisión televisiva o envían mensajes por móvil para pedir que evacuen la zona, seleccionan objetivos militares y abandonan ciertas operaciones si hay civiles de por medio, permiten la entrada de ambulancias y ayuda humanitaria para asistir a los heridos. Los terroristas, además, se lo ponen difícil escudándose en civiles o refugiándose en hospitales y mezquitas. ¿No prueba lo anterior que Israel sí está asignando a las vidas palestinas el mismo valor que a los israelíes? ¿Qué más puede hacer el ejército hebreo para evitar la muerte de civiles en combate?
Que Israel valore las vidas de los civiles palestinos más de lo que otros Estados en guerra valoran la vida de los civiles del bando contrario (o incluso más que el propio Hamas) no significa que dé a las vidas palestinas el mismo peso que a las vidas israelíes. A la hora de juzgar si Israel trata a los palestinos inocentes como iguales o podría actuar de otro modo cabe preguntarse: ¿cómo actuaría Israel si Hamas se parapetara dentro del territorio nacional y los palestinos civiles fueran ciudadanos israelíes? Las autoridades españolas no bombardean bloques de pisos, arrasan barrios residenciales ni causan daños colaterales cuando intentan capturar a los etarras. El Gobierno no podría asimilar daños colaterales españoles. Si ETA, en cambio, se ubicara en una región extranjera sin siquiera Estado oficial, las autoridades españolas tendrían menos escrúpulos a la hora de eliminar objetivos.
Puede argüirse que precisamente el hecho de ubicarse fuera del territorio nacional hace más difícil una actuación quirúrgica como la que lleva a cabo la policía, pero estoy convencido de que si los palestinos fueran ciudadanos israelíes y solo pudiera intervenir el ejército, el alto mando tomaría más precauciones e incluso se abortarían determinadas campañas por temor a producir demasiadas víctimas israelíes.
Consideremos esta situación desde otro ángulo. El Irgún fue un grupo armado judío previo a la creación del Estado de Israel que llegó a atacar objetivos civiles británicos y árabes. Fue tachado de terrorista y repudiado por el grueso de la sociedad judía. ¿Acaso no hubieran protestado los judíos si el ejército británico o los palestinos hubieran dado caza a Irgún matando a centenares de civiles judíos? ¿No tenían los británicos y los palestinos "derecho a defenderse", aunque ello provocara ingentes "daños colaterales"? En este escenario invertido los judíos se rebelarían y calificarían de "desproporcionado" un ataque masivo contra Irgún si fuera a ocasiones numerosas muertes civiles judías.
La reflexión sobre el valor de la vida de israelíes y palestinos tiene una ramificación que también debería llamar la atención a los estatistas que consideran desproporcionadas las acciones de Israel. Tienen razón cuando señalan que Israel implícitamente minusvalora las vidas de los palestinos, sin embargo incurren en el mismo vicio al defender un Estado del Bienestar nacional. Si para el Gobierno israelí la vida de un palestino vale menos que la de un israelí porque pone la defensa del segundo por encima de la vida del primero, para un socialista la vida (o el bienestar) de un congoleño vale menos que el de un compatriota español, porque defiende la Seguridad Social, educación y sanidad gratuita, ayudas públicas etc. sólo para el ciudadano español. Para el congoleño a lo sumo defiende el 0.7%. De modo que el mismo etnocentrismo que practica el Estado israelí es el que practica el Estado español en todas sus políticas de "bienestar". Si todas las personas valen lo mismo, los progresistas deberían dejarse de localismos y apoyar un Estado del Bienestar internacional. Eso o el desmantelamiento del Estado del Bienestar y la apertura de fronteras.
Israel, por su parte, debería ser más reticente y selectivo en el uso de la fuerza. El derecho a la auto-defensa de los israelíes no justifica la muerte de centenares de palestinos inocentes.
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