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Trump y el narcoterrorismo en México

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Faltan unos cuantos días para que Donald Trump asuma por segunda ocasión la Presidencia de los Estados Unidos, y así comience a cumplir su amenaza de declarar a los carteles mexicanos como «Terroristas» y además, aplicar un arancel del 25% a las exportaciones mexicanas y canadienses, de no concentrarse sus gobiernos en disminuir la llegada de inmigrantes indocumentados a EEUU.

Declarar a los carteles de drogas como terroristas o como Foreign Terrorist Organization o abreviando, FTO, tiene su sustento en la Antiterrorism and Effective Death Penalty Act de 1996, emitida por William Clinton., que se complementa con el apartado 219 de Immigration and Nationality Act, y con el decreto ejecutivo de George W. Bush, del 23 de septiembre de 2001, que permite al Secretario del Tesoro de aquel país el designar como tales a entidades o personas que apoyan a las FTO.

En síntesis, la denominación conlleva la prohibición al gobierno, ciudadanos y corporaciones estadounidenses de dar apoyo a las FTO, declara los miembros de éstas como inadmisibles en EEUU, y susceptibles de deportación, y obliga finalmente, a sus instituciones financieras y bancarias nacionales a retener los fondos de dichas organizaciones y reportarlos al Departamento del Tesoro.

Muchos mexicanos, comenzado por el expresidente López Obrador y ahora hasta los mismos legisladores del partido MORENA en el poder, han sobreactuado y agitado las aguas, señalando que eso implicaría una posible invasión a México por el Ejército estadounidense, en la línea de lo que han señalado el propio Trump y varios senadores republicanos, que han venido exigiendo en los últimos años, una actitud más dura contra los carteles mexicanos del crimen organizado. 

Narcoterrorismo

En respuesta, en un documento que circuló a fines de 2024 entre los legisladores de MORENA, supuestamente elaborado por el propio López Obrador, se advierte de revueltas o alzamientos armados (previsiblemente en México por parte de ciudadanos mexicanos) en caso de que EEUU haga la declaratoria de «narcoterrorismo».

Esto ha obligado al gobierno mexicano, aún contra sus propios intereses, a sobrerreaccionar y pedir a Trump no hacer tal declaratoria. Tras esto, creo que para sectores en México y EEUU queda la impresión de que tal actitud del gobierno de Claudia Sheinbaum, tiene por objeto defender no la soberanía nacional, sino a los carteles y sus presuntas alianzas con López Obrador, hoy por hoy, factótum último entre bambalinas de la política mexicana.

Ha sido una sobrereacción inapropiada y sin bases. La declaratoria, de hacerse, sólo permitirá al gobierno de Estados Unidos, el negar visas, congelar cuentas, decomisar activos y amenazar con acusaciones de asociación delictuosa a personas dentro de Estados Unidos, que no necesariamente podrían ser acusados sin este procedimiento. No mucho más, ta vez en ese «mucho más», pueda obstaculizarse con revisiones y trámites el dinámico intercambio comercial entre nuestros países.

Pero no autoriza ni la intervención militar en otro país, la cual requeriría un procedimiento diferente, ni tampoco operaciones extraterritoriales de ajusticiamiento de los cabecillas del crimen organizado mexicano. Pero para hacer esto, el gobierno estadounidense en realidad no la necesita tal declaratoria para proceder como desee, no necesita siquiera el permiso o visto bueno del gobierno mexicano, tal como vimos en el reciente secuestro del jefe narco «El Mayo» Zambada por el FBI, y mucho antes, en 1990, en el de Humberto Álvarez Machaín, por la DEA.

López Obrador

La supuesta postura de López Obrador y de MORENA y sus sectores duros y más ligados al bolivarianismo latinoamericano, obedecería más bien a buscar jugar a «las vencidas» con el gobierno Trump. Les funcionó en 2019, cuando William Barr, el procurador nombrado entonces por Trump, tuvo que guardarse una declaratoria similar. Creen que hacer alharaca y azuzar la indignación nacional, igual les funcionará hoy. Tal vez, pero en el ínter, van dejando en actores políticos clave de EEUU, la impresión de que ejercen una defensa corporativa del narco mexicano, lo que sin duda jugará en contra del país, durante la renegociación del TMEC en 2026. 

Según López Obrador, en el documento señalado, la oposición alienta la intervención militar estadounidense en México. Esa afirmación, aún como hipótesis, es claramente falaz y una mentira deliberada. Reconocer que México está gobernado hoy por un régimen cuasi-criminal y coincidir con Trump en ello, no convierte a los críticos u opositores en traidores a la patria ni significa apoyar una invasión extranjera. Esta percepción alienta al régimen mexicano con ánimo de rentabilidad política.

Aunque la oposición mexicana hoy es casi inexistente y un cero a la izquierda, mi percepción es que el gobierno Sheinbaum es consciente de las progresivas dificultades de la economía mexicana, hoy prácticamente en recesión. Así que desprestigiando aún más a la oposición y culpando a Trump y a los «gringos» de las dificultades del país, está sentando la narrativa para no sufrir un castigo electoral severo en las elecciones legislativas intermedias de 2027, ante el agravamiento de una posible crisis económica en México.

Es más fácil morir asesinado

En realidad, ante el agravamiento de la situación de violencia en México, que alguien haga algo contra los cárteles del narcotráfico se vería como una buena promoción de mexicanos. Al respecto, el pasado gobierno dejó una pesada herencia a Sheinbaum: 200 mil homicidios en los seis años de ese gobierno y más de 100 mil personas desaparecidas. Y en el gobierno de Sheinbaum esta trágica situación no tiene trazas de solucionarse: hoy el homicidio es ya la principal causa de muerte en varones mexicanos de entre 15 y 44 años de edad.

En México es más fácil que te asesinen a que te dé un infarto o mueras por un accidente. Frente a la incompetencia de Sheinbaum y un régimen militarizado fallido que lleva casi siete años diciendo que combate al narcotráfico, sin ningún resultado aparente, excepto el crecimiento exponencial de los homicidios violentos y las masacres reiteradas: en los primeros 100 días del gobierno de Sheinbaum, más de 7 mil familias mexicanas han perdido a un ser querido por homicidio doloso.

Frente a tal desastre y la ineptitud estatal, no es de extrañar que muchos mexicanos vean en las amenazas de Trump, un clavo ardiente al cual aferrarse. Estamos a días de ver si tales amenazas son creíbles y qué significan, pero sea cual sea el resultado: El régimen de izquierda mexicano solo podrá acusarse a sí mismo. 

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