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Una alternativa a EuroVegas

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Las opiniones son como los culos, todos tenemos la nuestra. Por eso una vez conocido que la empresa Las Vegas Sands ha decidido que Madrid albergará su nuevo complejo de hoteles y casinos en Europa, todo el mundo ha sacado a relucir su opinión sobre el tema.

Por supuesto, como esto es España, hay dos frentes opuestos que casualmente coinciden con la derecha y la izquierda. Unos creen que es una inversión fantástica que debe ser fomentada, ya que nos ayudará a salir de la crisis, y otros que caminamos firmes hacia Sodoma y Gomorra.

Puede parecer curioso que quien saque a relucir argumentos moralistas sea la izquierda. Pero ya se sabe que para algunos el vicio y la perversión sólo son malos si van a acompañados del lucro. Si fuera gratis (pagado por todos) o los casinos fueran públicos seguramente les parecería bien.

Pero dejando a un lado las neuras de la izquierda, a las que no se les debería dar tanta importancia, lo cierto es que unos y otros vuelven a cometer uno de los errores típicos en los que siempre cae el español común: pensar que su opinión le debería importar a alguien.

Si una empresa quiere construir una docena de hoteles en los secarrales que rodean Madrid está en su derecho. No se entiende que nadie argumente a favor (como si diera su bendición) o en contra (como si dependiera de su permiso). Sólo una sociedad tan liberticida como la española puede pensar que todo, hasta actos que ni les va ni les viene, tiene que pasar por su aprobación.

Alguno me replicará que el problema no es lo que piensen construir, sino cómo lo van a construir. Vamos, que les van a dar dinero o financiación pública o algún tipo de ventaja fiscal.

Si el gobierno regional, el estatal o algún ayuntamiento le da dinero, financiación o ventajas fiscales a alguien, es simple y llanamente porque puede hacerlo. Así que en vez de malgastar electricidad en escribir sobre lo malo que es EuroVegas, sería bastante más recomendable hacerlo sobre el exceso de poder político, que permite gastar nuestro dinero en inversiones que ni nos van ni nos vienen, o realizar tratos de favor según les convenga.

Pero claro, si nos centramos en eso resulta que también habría que criticar multitud de proyectos que cuentan con el beneplácito de unos u otros, según quién sea el que se beneficie del asunto.

Por último están los que se quejan amargamente de que al apostar por EuroVegas nos agarramos a una economía del ladrillo y la burbuja, sin más aspiraciones que vivir del turismo y el juego. Demostrando así que hay personas que siguen sin enterarse de nada pese a llevar cuatro años sumergidos en información económica a diario.

El problema del ladrillo fue que se construían viviendas porque la gente estaba dispuesta a comprarlas, y la gente estaba dispuesta a comprarla porque podían financiar su compra y luego venderlas por más dinero. Por lo tanto cuando se acabó la financiación explotó la burbuja.

En el caso de EuroVegas es una empresa la que corre con una parte importante de la financiación y tendrá que buscar que otros inversores (esperemos que privados) confíen en que la rentabilidad de su modelo de negocio sea lo suficientemente sólida como para que se les devuelva la inversión con sus correspondientes plusvalías.

Evidente, se pueden equivocar, y el proyecto puede ser un fracaso. Pero en ese caso Las Vegas Sands, y sus inversores, verán disminuido su capital y Madrid ganará 12 hoteles que podrán ponerse al servicio de otros modelos de negocio más rentables.

Por supuesto, eso será así sólo si el gobierno de turno no decide intervenir por el bien común y regar el proyecto con dinero público. Aunque esto nos llevaría a lo de siempre: el problema no sería EuroVegas, sino un gobierno con capacidad de hacer con nuestro dinero lo que le da la gana.

Y sí, muchos preferimos tener a lado de casa un complejo de Google o Apple que un casino. Pero resulta que la realidad es la que es, y Google y Apple no se plantean ni por un segundo establecerse en España. ¿Y por qué? Me imagino que por muchas razones, entre ellas impuestos muy altos, trabajadores poco cualificados, poca cultura empresarial, electricidad cara, etc.

Así que todos aquellos que quieran una alternativa a EuroVegas solo deben empezar a trabajar por conseguir un entorno adecuado para inversiones más a su gusto. Un buen comienzo sería pedir un impuesto de sociedades y rendimientos de capital por debajo del 10%, la supresión de cualquier barrera a las empresas (incluidas laborales e importación), un sistema educativo libre, que permita innovar y conseguir jóvenes con una formación orientada al mercado y no a intereses políticos y burocráticos, y un mercado energético verdaderamente liberalizado sin trabas (no subvenciones) a ninguna tecnología segura.

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