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Una llamada a la acción: el resurgimiento del debate sobre el cálculo económico

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En este año 2022 se cumplen cien años de la publicación del famoso libro de Mises (2012) Socialismo: un análisis económico y sociológico (1922). Esta obra tuvo una gran influencia en muchos economistas, como es el caso de F. A. Hayek, quien abandonó el socialismo fabiano tras leer a Mises. Originalmente, este trabajo fue un desarrollo de la crítica al socialismo y la planificación centralizada que Mises (1935) había delineado previamente, dos años antes, en un extenso artículo titulado El cálculo económico en la comunidad socialista (1920). A su vez, este mismo artículo fue escrito en respuesta a la propuesta que Otto Neurath realizó en 1919 en favor de la planificación central en especie (Neurath 1973). Este primer choque de posiciones entre Neurath y Mises es lo que dio lugar al famoso debate sobre el cálculo económico socialista.

A Neurath y Mises se unieron numerosos autores que prosiguieron con el debate durante parte de la primera mitad del siglo XX. Por un lado, economistas austriacos como F.A. Hayek y Lionel Robbins se sumaron a Mises en la crítica a la planificación central. Los argumentos se referían a la imposibilidad del cálculo económico racional bajo un sistema de planificación central (Mises) y a problemas de conocimiento e impracticabilidad del socialismo (Hayek y Robbins). Por otro lado, partiendo del esquema de equilibrio general, Frederic Taylor, Frank Knight, H.D. Dickinson, Abba Lerner y, de manera más relevante Oskar Lange, defendieron la idea de que la planificación central era posible de acuerdo a la teoría económica. El Estado solo tenía que resolver las mismas ecuaciones simultaneas que ya resolvía el mercado, se demostraba una similitud formal entre el sistema socialista y el capitalista.

La primera interpretación del debate por pate de la economía estándar concluía que los socialistas neoclásicos habían conseguido demostrar la viabilidad de la planificación central, declarando la victoria de los socialistas de mercado sobre los austriacos (Bergson 1948; Samuelson 1948; Schumpeter 2006). Sin embargo, años más tarde, Don Lavoie (1981; 1985) realizó una reinterpretación del debate argumentando que los economistas neoclásicos no lograron entender la posición austriaca. En realidad, los austriacos no negaron la posibilidad de que dada la información necesaria, bajo condiciones estáticas, el cálculo económico fuera posible mediante la planificación central. Esto podía resolverse como un ejercicio de optimización. Alternativamente, señalaban que dichos supuestos de información dada o condiciones estáticas no se correspondían con la realidad y, por ello, propusieron un enfoque dinámico. De esta forma, la posición austriaca dice que el cálculo económico no puede realizarse por un comité central en una economía dinámica donde la información no está dada, porque precisamente se va creando mediante un proceso empresarial descentralizado, bajo el contexto de instituciones como el dinero y la propiedad privada. Así, este análisis austriaco, de la mano del florecimiento de la ideología liberal con gobiernos como el de Reagan o Thatcher y la caída de la URSS, pareció quedar como conclusión final del debate sobre el cálculo económico. Al menos, para los austriacos.

No obstante, pocos años después de la obra de Lavoie, algunos autores socialistas identificaron este hueco, señalando que existía una “respuesta ausente” a este nuevo desafío dinámico austriaco. Entre estos autores destacaron Allin Cottrell y Paul Cockshott, que a finales de los 80 y principios de los 90 empezaron a trabajar en una nueva propuesta socialista, que sería presentada de forma más estructurada en 1992 con un libro llamado Towards a New Socialism (1992). Con el paso del tiempo, este nuevo enfoque ha pasado a conocerse como ciber-comunismo, y es que, una de las principales tesis de esta nueva perspectiva es que el avance tecnológico y la mayor capacidad de computación permiten la planificación central. Dicho así, parece no diferir demasiado de la propuesta de Oskar Lange sobre el uso de computadoras para hacer la planificación central (Lange 1967). Sin embargo, se puede encontrar una notable diferencia con respecto a este último enfoque por el hecho de que Cottrell y Cockshott rechazan el paradigma walrasiano y la teoría del valor subjetivo, abogando por el uso de la teoría del valor trabajo y la complejidad computacional. En consecuencia, esta nueva posición inaugura una nueva ronda del cálculo económico socialista.

La alternativa ciber-comunista no es la única en esta nueva ronda. Podemos encontrar otras visiones como la conocida planificación participativa (participatory planning, en inglés), en la que Adaman y Devine (1996; 2002) reconocen la importancia del conocimiento descentralizado y tácito, en línea con lo que planteó Hayek (1945; 1952), pero a su vez mantienen que el socialismo podría realizarse de manera descentralizada y participativa, aprovechando así el conocimiento descentralizado. En un artículo recientemente publicado, Emilio Carnevali y André P. Ystehede (2022) hacen una recopilación del estado actual del concepto de “socialismo” en economía en cinco puntos: (1) el socialismo como un esfuerzo voluntario y su ética; (2) el socialismo como proceso de democratización; (3) el socialismo, la eficiencia y la maximización del beneficio; (4) el nuevo debate del cálculo económico; y (5) el socialismo como un medio o un fin.

La novedad en esta nueva ronda del debate del cálculo económico socialista es que el bando socialista ha aprendido de los errores y ha mejorado considerablemente su teoría, tomando como referencia las críticas austriacas. De esta manera, por ejemplo, Cottrell y Cockshott (2007) consideran inválido el famoso “problema del conocimiento” hayekiano como imposibilidad para el cálculo socialista, dado que la información relevante y necesaria para llevar a cabo el plan central es objetiva y articulable en forma de, por precisar, coeficientes técnicos de producción (suponiendo que se usan tablas Input-Output como método para la planificación). Estos autores sostienen que no habría problema de información alguno en que empresas propiedad del Estado transmitieran continuamente información sobre demanda de consumidores y coeficientes técnicos de producción. Además, justifican la racionalidad del uso del valor trabajo en vez del valor subjetivo en base a teoría de Mises , solventando dos problemas que Mises identifica en el uso del valor trabajo: la no homogeneidad del trabajo y la imputación de valor de bienes no reproducibles. El partitipatory planning de Adaman y Devine es otro ejemplo de adaptación del argumento socialista a las criticas austriacas. Es decir, en el nuevo debate del cálculo económico es necesario que el bando austriaco repiense y refine sus argumentos si quieren verse involucrados de nuevo en el debate. Ya sea mejorando argumentos anteriores o ideando algunos nuevos, la cuestión fundamental es que no se puede tomar este debate como algo ya cerrado o sobre el que no hay que volver a pensar argumentos nuevos. Por el momento, los austriacos apenas han participado en esta nueva ronda, solo hay algunos artículos al respecto (Bylund and Manish 2017; Moreno-Casas, Espinosa, and Wang 2022). Es más, como he escuchado decir al propio Paul Cockshott, pareciera que los austriacos no hayan leído nada acerca de estas nuevas propuestas socialistas desde la obra de Lavoie. Por tanto, es imprescindible conocer todas las propuestas socialistas hechas desde Lavoie hasta hoy, si es que los economistas austriacos quieren tomarse en serio esta crucial y contemporánea ronda del debate.

El artículo citado previamente de Carnevali y Ystehede puede ser un buen punto de referencia para conocer el estado actual de los distintos desarrollos teóricos que tienen que ver con el socialismo. De ahí se puede partir, adentrarse en la literatura más reciente e intentar analizarla y/o criticarla. Sirva este artículo como una llamada a la acción: se necesitan economistas austriacos participando en este debate, con conocimiento sobre las posturas contrarias y con argumentos refinados y frescos. De otra manera, estaremos ante el riesgo de perder el histórico debate y que el socialismo triunfe, al menos, en el plano teórico-económico.

Referencias

Adaman, Fikret, and Pat Devine. 1996. “The Economic Calculation Debate: Lessons for Socialists.” Cambridge Journal of Economics 20 (5): 523–37. https://doi.org/10.1093/oxfordjournals.cje.a013632.

———. 2002. “A Reconsideration of the Theory of Entrepreneurship: A Participatory Approach.” Review of Political Economy 14 (3): 329–55. https://doi.org/10.1080/09538250220147877.

Bergson, Abram. 1948. “Socialist Economics.” In A Survery of Contemporary Economics, edited by Howard S. Ellis, Vol. 1, 412–48. Homewood, Ill: Richard D. Irwin.

Bylund, Per L., and G.P. Manish. 2017. “Private Property and Economic Calculation: A Reply to Andy Denis.” Review of Political Economy 29 (3): 414–31. https://doi.org/10.1080/09538259.2017.1352193.

Carnevali, Emilio, and André Pedersen Ystehede. 2022. “Is Socialism Back? A Review of Contemporary Economic Literature.” Journal of Economic Surveys, 1–32. https://doi.org/10.1111/JOES.12488.

Cockshott, Paul, and Allin Cottrell. 1992. Towards a New Socialism. Nottingham: Bertrand Russell Press.

Cottrell, Allin, and Paul Cockshott. 2007. “Against Hayek.” MPRA Paper No. 6062.

Hayek, Friedrich August. 1945. “The Use of Knowledge in Society.” The American Economic Review 35 (4): 519–30.

———. 1952. The Sensory Order: An Inquiry into the Foundations of Theoretical Psychology. Chicago: The University of Chicago Press.

Lange, Oskar. 1967. “The Computer and the Market.” In Socialism, Capitalism and Economic Growth: Essays Presented to M. Dobb, edited by Charles Feinstein. Cambridge: Cambridge University Press.

Lavoie, Don. 1981. “A Critique of the Standard Account of the Socialist Calculation Debate.” The Journal of Libertarian Studies V (1): 41–87.

———. 1985. Rivarly and Central Planning: The Socialist Calculation Debate Reconsidered. Cambridge: Cambridge University Press.

Mises, Ludwig von. 1935. “Economic Calculation in the Socialist Commonwealth.” In Collectivist Economic Planning, edited by Friedrich A. Hayek, 87–130. London: Routledge & Kegan Paul.

———. 2012. Socialism: An Economic and Sociological Analysis. Socialism: An Economic and Sociological Analysis. Indianapolis: Liberty Fund. https://doi.org/10.2307/2548660.

Moreno-Casas, Vicente, Victor I. Espinosa, and William H. Wang. 2022. “The Political Economy of Complexity: The Case of Cyber-Communism.” https://papers.ssrn.com/abstract=4012265.

Neurath, Otto. 1973. “Through War Economy to Economy in Kind.” In Empiricism and Sociology, 123–57. Dordrecht: Springer Netherlands. https://doi.org/10.1007/978-94-010-2525-6_5.

Samuelson, Paul A. 1948. Economics. 1st ed. New York: McGraw-Hill.

Schumpeter, Joseph A. 2006. History of Economic Analysis. New York: Routledge.

1 Comentario

  1. Por qué las universidades están tan inclinadas hacia la izquierda
    Why are Universities so Left-Wing? Thomas Sowell:
    https://www.youtube.com/watch?v=aMU2udkoBsk

    Los ideólogos también se adaptan al ambiente. Por ello no deberíamos sorprendernos por encontrar a la izquierda concentrada en aquellas instituciones en que las ideas no tienen por qué funcionar para poder sobrevivir.
    El mundo académico es el hábitat natural de las ideas a medio cocinar.
    El socialismo en general tiene un historial de fracasos tan flagrantes que solo un intelectual podría ignorarlo o evadirlo.


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