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Una oportunidad única

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No es posible comprender el Instituto Juan de Mariana sin referirse al seminario de Jesús Huerta de Soto. Por él han pasado, además de su presidente, Gabriel Calzada, muchos otros de los investigadores de la institución, como Francisco Capella, José Carlos Rodríguez, Gorka Echevarría, Jorge Bolaños, Raquel Merino o un servidor. La gran noticia es que para el curso académico 2007-2008 se pone en marcha un Master de postgrado en Economía de la Escuela Austriaca completo con hasta cinco profesores impartiendo clases y tutelando a los doctorandos.

George Stigler –premio Nobel de Economía en 1982– escribía en su relato autobiográfico Memorias de un economista no regulado que tenía el convencimiento de que «al menos la mitad de lo que uno aprende en la universidad, lo aprende de los compañeros. Conviven juntos y discuten entre ellos con un vigor y un candor que se considera inapropiado en las discusiones con los profesores de la facultad. Si uno fuese capaz de atraer buenos estudiantes sin necesidad de disponer de un buen plantel académico, se podría llevar una gran universidad de una forma muy económica.»

Milton Friedman añadía a este respecto que «el papel de los profesores tiene que ser doble: atraer buenos estudiantes y proporcionarles el material para el debate y la investigación. Un buen profesor no sólo suministra buenos temas para el debate, sino también el suficiente contenido inicial para poner en marcha la discusión intensiva. Nosotros somos nuestros maestros, pero no existe diálogo socrático que pueda equiparase a las intensivas sesiones de discusión entre estudiantes consagrados seriamente al estudio de su materia.»

Efectivamente, es extraordinario el grado de ebullición intelectual que se puede llegar a alcanzar en estos seminarios. Joseph Schumpeter solía señalar que las universidades deberían acoger sólo a postgrados (licenciados realizando su especialización y tesis doctoral) e investigadores, pues ese era el auténtico ámbito de la educación superior.

Schumpeter sabía bien de lo que hablaba. En su juventud había sido miembro del Seminario Böhm-Bawerk en Viena. Repasando la lista de participantes descubrimos que un buen número de ellos tendrían un más que notable impacto en el devenir intelectual del siglo XX. El propio Schumpeter, además de efímero ministro de Hacienda de Austria, formuló una muy sugestiva teoría del desenvolvimiento capitalista y llegó a ser uno de los más importantes historiadores del pensamiento económico. Peter Drucker se convirtió en el mayor gurú del management y la teoría de la administración de empresas de todo el siglo. Ludwig von Mises siguió con la magnífica tradición de Carl Menger, Böhm-Bawerk y Wieser, rematando además la teoría del dinero y los ciclos capitalistas, denunciando la imposibilidad del cálculo en las economías socialistas e investigando toda una serie de cuestiones epistemológicas y de ámbito de la ciencia económica. Félix Somary destacó en el campo de la teoría y la práctica bancaria.

Asimismo, el seminario vio desfilar una panoplia de teóricos y futuros cabecillas socialistas que recalaron en el seminario para tratar de encontrar puntos débiles en la refutación de la teoría de la explotación del propio Böhm-Bawerk: Nikolai Bujarin (que tan importante papel desempeñaría en la puesta en marcha de la NEP), Otto Bauer (líder de los socialdemócratas austriacos y presidente del país tras la Primera Guerra Mundial), Rudolf Hilferding (afamado teórico socialista y Ministro en Weimar), Henryk Grossman (economista de referencia para el trotskysmo), Emil Lederer, etc.

Si el seminario de Böhm-Bawerk produjo tan distinguida hornada, el de su discípulo Mises no le anduvo a la zaga. Por el seminario de Viena desfilaron dos premios Nobel: F. A. Hayek, cuyas investigaciones destacaron en campos tan variados como la teoría del capital, la moneda, el carácter evolutivo de las instituciones o los desarreglos producidos por la ingeniería social, y Oskar Morgenstern, uno de los padres de la teoría de juegos. También fueron miembros regulares del seminario Lionel Robbins (a quien se debe la definición más comúnmente utilizada de economía como «ciencia que trata de la asignación de recursos escasos susceptibles de usos alternativos»), Gottfried Haberler (comercio internacional, efecto Haberler-Pigou), Ragnar Nurske, que tanta relevancia tendría –desgraciadamente– en la teoría del desarrollo merced a su hipótesis del círculo vicioso de la pobreza y del ensanchamiento de la brecha, o Fritz Machlup (crédito, bolsa y formación de capital).

El seminario de Nueva York vio florecer a Murray N. Rothbard (que reformuló la teoría del monopolio, propuso una ética anarco-capitalista y realizó una incansable labor de investigación histórica), George Reisman (autor del monumental Capitalism y crítico extraordinario de la doctrina ecologista), Israel Kirzner (empresarialidad, proceso dinámico del mercado) o el que ha sido seguramente el más famoso banquero central de la historia moderna, Alan Greenspan.

Con un poco de suerte y en un ámbito más reducido este nuevo Master tiene visos de convertirse en otro foco de ebullición investigadora que quien tenga la posibilidad y las ganas de aprovechar haría bien en no perderse.

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