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Vacunación (obligatoria), el remedio peor que la enfermedad

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Es el liberalismo el que mejor entiende lo mucho que dependemos unos seres humanos de otros, y cómo el bienestar presente y futuro depende de que haya la mayor libertad posible.

Algo que casi todo el mundo sabe intuitivamente, pero que cuando lo oyen por primera vez en voz alta les sorprende, es que la mayor parte del precio de una vivienda se basa en valoración que hace el mercado de tus futuros vecinos.

No hablo sólo del vecino de arriba o de abajo, sino de todos los vecinos de la zona. No es lo mismo que la tienda de la esquina se llame Panadería Pepe a que se llame El Corte Inglés, o que la empresa más cercana sea una nave industrial de embalaje a una moderna oficina de Telefónica.

Cuando a alguien le hablas de liberalismo te empiezan a imaginar como a una especie de huraño que vive en lo alto de una montaña, pero curiosamente es el liberalismo el que mejor entiende lo mucho que dependemos unos seres humanos de otros, y cómo el bienestar presente y futuro depende de que haya la mayor libertad posible, la cual posibilita que esas relaciones sean de mutuo acuerdo y puedan establecerse y deshacerse sin impedimentos de terceros.

Por eso es perfectamente normal que se valore en gran medida poder vivir en una zona donde tus vecinos ponen a tu alcance oportunidades de comercio, ocio y sanitarias mejores que las que ofrecen vecinos de otras zonas.

Pero del mismo modo en que vivir en sociedad nos beneficia también nos obliga a tener que sufrir las consecuencia de las decisiones de los demás.

Un ejemplo de esto es un nuevo problema que está afectando al sistema de alcantarillado de muchas ciudades occidentales. Al parecer hay bastante gente que no tiene el sentido común suficiente para saber utilizar un retrete y, por el funcionamiento comunitario del alcantarillado, termina afectado a todos los vecinos de la zona. La respuesta de muchos ayuntamientos está siendo la normal en los políticos: promulgar nuevas leyes absurdas que no van a tener forma de hacer cumplir.

Lo normal sería aceptar que entre los residentes hay gente con tan pocas luces como para comportarse de este modo, y pedir colaboración entre los fabricantes de los productos depositados, medios de comunicación, etc para difundir los efectos de estos comportamientos para intentar reducirlos en la medida de lo posible.

A todos nos gustaría vivir en un lugar donde no hiciera falta decirle al vecino qué no se puede tirar al retrete sin provocar un atasco. Pero la realidad es la que es, y con leyes absurdas solo complicamos más la convivencia entre todos.

Y esto nos lleva al tema de las vacunas; sobre ellas me remito a este magnífico post de Luis. I. Gómez en Desde el Exilio. Si hay padres que están haciendo una elección que la mayoría consideramos errónea, habrá que intentar dar mejores argumentos y en última instancia aceptar que una parte de la población no se quiere vacunar.

Individualmente se puede escoger poner barreras mayores a los partidarios de la no vacunación. Por ejemplo, exigiendo que el colegio al que asiste tu hijo verifique el historial de vacunaciones de los estudiantes matriculados (proporcionados voluntariamente por los padres). Pero deberían ser medidas descentralizadas y en las que el Estado no intervenga en absoluto.

A nadie en sus cabales se le ocurriría dar acceso a nuestros aseos a inspectores de retretes para verificar qué depositamos en ellos, ni a nadie se le tendría que ocurrir dar la potestad al Estado de inocularnos a la fuerza.

Por desgracia existe un peligro mayor que el movimiento antivacunas: la creencia de una parte enorme de la sociedad en que todos los problemas se arreglan por medio de un Estado que se me inmiscuya totalmente en nuestras vidas. Y en este caso, a diferencia de lo que ocurre con las vacunas, el remedio es  siempre peor que  la enfermedad.

14 Comentarios

  1. Fernando… la pregunta es
    Fernando… la pregunta es por qué.

    Lo que no me queda muy claro de tu artículo, más allá de que estés en contra de la intromisión del Estado en la vida de las personas, claro, es si es bueno o malo imponer obligación a las personas para que vacunen a sus hijos.

    Lo cierto es que en tu comentario sí pareces afirmar que sí se puede, individualmente, claro, imponer determinados comportamientos a los demás para acceder, en este caso, a un colegio. Es decir, si estás de acuerdo con que un colegio imponga a aquellos que quieran acceder al mismo a que los hijos estén debidamente vacunados contra todo aquello que “alguien” considere que es bueno estarlo. Pero es malo si quien impone es el Estado.

    Bueno. Lo cierto es que puede parecernos a los liberales, sobre todo a los muy muy muy liberales que todo aquello que el estado haga es malo para el buen funcionamiento de una sociedad libre, pero lo cierto es que igualmente que se piensa eso, sí es lícito y legítimo exigir, o al menos elegir aquello que consideremos bueno y adecuado nosotros para que todos aquellos que compartan espacio se acomoden a lo que nosotros queremos en la medida que tengamos la posibilidad de exigirlo. Y como clientes, en sí, es muy fácil exigir determinadas cosas. En los colegios las vacunas, incluso, si igualmente hubiera libertad, una determinada disciplina, un determinado ideario, un determinado nivel de exigencia, un determinado nivel de urbanidad…. Es decir, libremente sí aceptamos que se impongan restricciones a la libertad de otros para poder compartir un servicio que se presta a una variedad más o menos amplia de personas en un mismo centro.

    Igualmente, podría responder como hice hace ya algún tiempo a quien estaba en contra de la privatización de la sanidad sobre particular de la vacunación que quien se preocuparía de vacunar a la población y evitar que se produjeran pandemias…. Yo le contesté… ¿No crees que las empresas de seguros médicos son las primeras interesadas en vacunar ya que es mejor prevenir que curar, sobre todo más barato? La contrapartida, en este caso, es que si alguien, como en este caso, no quiere vacunar a sus hijos, la empresa de salud se negará a hacerle el seguro médico. Es decir, si quieres seguro médico has de tener obligatoriamente , es decir impuesto, el que estés vacunado.

    La diferencia en un caso o en otro me parece mínima. La diferencia, sin embargo, por practicidad, está a favor de la labor del estado en este caso porque simplifica en mucho las relaciones sociales. No es lo mismo que un colegio se ponga a revisar las cartillas de vacunación de los niños, o hacerles análisis, ahora que se puede como refleja una noticia de estos días, saber los virus, y de hecho las vacunas, que has pasado, a los niños que van a admitir en su centro, o que los seguros médicos hagan otro tanto. Si lo hace el Estado, más que nada por practicidad, es mejor.

    Lo que no quita que puestos a legislar los seres humanos somos capaces de pergeñar leyes absurdas tanto o incluso más aun, estúpidas por ñoñas como por su posterior aplicación.

    Pero ese es otro tema.

    • La diferencia es que de la
      La diferencia es que de la imposición del Estado no se puede escapar. De la del colegio sí. Ese es el problema del Estado, que se basa en que su acción es global sobre todos los ciudadanos. Además, que el Estado obligue a que pongamos vacunas a nuestros hijos puede ser igual de efectivo que la prohibición de conducir bajo los efectos del alcohol. Creo que análisis utilitarista es poco realista, ya que se basa en que la gente va a hacer caso al Estado.
      https://avecesmesientoapensar.wordpress.com/2015/06/09/sobre-las-vacunas-y-su-obligatoriedad/

      • Disculpa pero es que antes se
        Disculpa pero es que antes se me pasó poner mi nombre.

        NO, de la del colegio no. La del colegio se te impone como se ha impuesto siempre, aquel que quiera integrarse en una sociedad debe aceptar las normas de esa sociedad.

        Puedes, si, escaparte, pero la presión social en forma rechazo a aquel que no guarda las costumbres existe y ha existido siempre. De manera que al final de lo que se trata es de conseguir un bien común, y en este caso sí existe una clara identificación del bien común, por lo que es aceptable la actual legislación al caso.

        Lo sería aún más si en vez de pensar en obligar a pasar lista de vacunas a la hora de aceptar a alguien en un colegio, que es en sí lo que se propone, se hiciera hincapié en que si un niño o una persona que se ha negado a vacunarse enferma los gastos asociados a combatir la enfermedad sean de su cuenta y no a cuenta del Estado. Es ahí donde está el problema. Esos padres ahora no van a pagar nada por salvar la vida de su hijo. Esa sí es una falla en el estado del bienestar… que la irresponsabilidad no se paga.

        Pretender que es mejor dejar al albur de cada cual poder contaminarse o no de una enfermedad sólo sería razonable en el momento en el que se paguen las consecuencias de su irresponsabilidad en uno mismo y los suyos e incluso en los demás.

        Imagínate si ahora los padres de los niños en los que se ha detectado el bacilo de la difteria les denuncian por haber puesto en riesgo su salud… ¿sería factible? No lo sé. Pero esa sería razonable pensar que sí. Ahora bien….¿una indemnización revivirá a un hijo muerto por la irresponsabilidad de otro en algo tan ampliamente aceptado que incluso aceptas que colegios y seguros médicos pongan como condición para prestar su servicio el estar vacunados?

        That’s the question.

        • Estimado Bastiat,

          Estimado Bastiat,

          Evidentemente una indemnización no reviviría al hijo muerto, pero tampoco al marido muerto en un atentado, y no por eso sería lícito prohibir una ideología con riesgo de volverse radical y acabar en atentados. Efectivamente tendría que haber una restitución a todos los afectados, y un castigo a los culpables, cosa que en nuestro sistema es, digamos, complicado.

          Aunque pueda parecer que el bien común pueda estar bien determinado en el caso de las vacunas, no es del todo cierto. Tan pronto la comunidad de Madrid quitó del calendario de vacunaciones el Neumococo y el Rotavirus, mucha gente dejó de vacunar a sus hijos, a pesar de que los pediatras en su mayoría seguian recomendándolo. Seguramente en ciertas vacunas habría consenso y en otras no tanto.

          Yo creo que uno de los problemas básicos es la delegación de la resposabilidad de muchos ciudadanos en favor de la opinión del Estado. Por ejemplo, muchos padres no estudian en condiciones las guarderias donde llevan a sus niños, porque están aprobadas por la administración, como si eso significara algo. Posiblemente sin Estado, la gente tendería a ser más responsable, creo yo.

          Un cordial saludo,
          G.

          • G.Quintana… Evidentemente
            G.Quintana… Evidentemente que el Estado del bienestar borreguiza a los ciudadanos. Pero aquí no estamos comparando acciones directamente dañinas, cuya voluntad es hacer daño, matar al contrario con víctimas colaterales, sino a que una actitud libremente elegida, de riesgo, pueda provocar daños a los demás, responsabilizarse de las consecuencias.

            Y digo, y repito, si se acepta que un colegio o un seguro médico pueda imponer cono fundamental para prestar su servicio que se esté vacunado o se acepten vacunas…. ¿qué problema hay que lo haga el Estado? ¿El hecho de que en algunos sitios unas si y otras no? ¿Qué criterio crees que seguirían los colegios y los seguros médicos? Los que a ellos más seguridades les dieran… No a nosotros… A ellos

            Y luego está el asunto de la evolución de los conocimiento del cómo actúan los medicamentos y las vacunas a largo plazo y ya aplicados a la población y no a muestras de laboratorio… Eso es otra cosa.

  2. Buen artículo. La gente esta
    Buen artículo. La gente esta como loca por regular incluso su propia vida. Hace poco oí en la radio a alguien que pedía que cambiaran el prime time a las nueve y media porque se acostaba muy tarde y no le cundía en el trabajo. ¡Como si hubiera que irse a dormir por decreto ley!

    Te dejo un enlace con mi análisis particular sobre el temas de las vacunas.
    https://avecesmesientoapensar.wordpress.com/2015/06/09/sobre-las-vacunas-y-su-obligatoriedad/

  3. Menudos disparates hay que
    Menudos disparates hay que leer. El que decide no vacunar a su hijo de una enfermedad potencialmente mortal, no ejerce la libertad, sino el libertinaje. Con su libertad mal entendida está matando la libertad de muchos padres y poniendo en juego la vida de los hijos estos y de los suyos propios. No es un liberal, es un liberticida y potencial homicida.

  4. Me sorprende que todos los
    Me sorprende que todos los comentarios al artículo sean firmados por alias o directamente anónimos. Es un buen síntoma de libertad de expresión. Miedo?. cada uno sabrá porqué oculta su identidad.
    Como casi siempre en este país aparece el maniqueísmo de los buenos y los malos. A FAVOR O EN CONTRA.
    No es tan simple. ¿ Os lo podeís imaginar? o ¿ estaís agustito machacando y » a los leones» con los padres irresponsables primero con sus hijos, luego con toda la sociedad?.
    Hasta donde yo sé , el planteamiento no es a favor o en contra. Se trata de ver qué vacunas, cuándo se administran , cómo se administran. Porque no todos los estados, con sus epidemiólogos y pediatras incluidos, coinciden en el qué y el cuándo, y el cómo. Y si es tan evidente, porqué estas diferencias?.
    Hay vacunas que ya no se administran por ineficaces y perjudiciales como la de la tuberculosis, en otras se denosta la administración oral por dañina y se asegura que la actual(pparenteral) es inócua como la polio, vacunas de las que cuelgan incandescendentes los intereses solo de algunos como la del papiloma humano en las niñas, u otras que en el mismo estado( España) no se ponen de acuerdo pediatras y epidemiólogos.
    Por cierto si la fuente de infección del niño no vacunado es alguno de los niños si vacunados pero portadores del virus ¿ Quién paga?.
    Joder con los liberales!!!

    • Cierto Alfredo…

      Cierto Alfredo…

      El niño infectado lo ha sido por otro. Portador. Ahora bien. Un portador, vacunado, acaba con el problema por sus propios medios en poco tiempo. Pudo ser el niño o pudo ser en el metro. La cuestión es que el virus está. Si se está vacunado el virus muere. Si no lo está, aparte de sufrir las consecuencias, se convierte en un vector mucho más eficaz para el virus que el vacunado.
      ¿Si o no?

      En cuanto a determinadas vacunas en las que hay disputa… mira. Las vacunas sobre las que hay disputas son porque no hay un gran consenso científico. Sobre las retiradas, como los medicamentos, porque hay pruebas bastante concluyentes de su ineficacia o perjuicio. Pero las que se administran cuentan con un gran consenso… Alguien tiene que decidirlo y sobre algo que uno no está preparado, lo suyo es seguir a quien sabe de ello. Y, salvo guion de película conspiranoinca…. el Estado no va a proporcionar vacunas para exterminar a la población…..

      ¿O si……..?

      Lo de los nicks. No todos en nuestra vida privada tenemos la certeza de el que nos conozcan no implique un riesgo. Hay un caso en el que en el momento en el que empezó a escribir con su nombre, en concreto en Libertaddigital, le hicieron el vacío en su empresa y al final lo echaron.

      ¿Lo entiendes? Lo echaron por liberal.

      Es lo que hay.

    • Bartolomé, deja de hacer

      Bartolomé, deja de hacer pajas mentales con las identidades. Tu nombre puede ser tan inventado como el de cualquier otro. Ja, ja, menudo personaje.

  5. El autor de esta bazofia es
    El autor de esta bazofia es un tarado.

    • Gracias por tu aporte y por
      Gracias por tu aporte y por habernos librado de conocer tu nombre…. en el fondo no nos interesa ni lo uno ni lo otro.

  6. Los partidatrios de la
    Los partidatrios de la vacunación siempre ponen el ejemplo de la erradicación de la viruela. Olvidan que la cobertura vacunal en aquel entonces era ridícula comparada con la que tenemos hoy. Se vacunaba exclusivamente cuando se producía una epidemia. Sin embargo bastó.

    Si tan poca vacuna bastó para acabar con una enfermedad tan virulenta, ¿por qué hoy se exige que todos los niños se vacunen contra 11 enfermedades de pronóstico leve o rarísimas por estar prácticamente erradicadas del pais?

    ¿Por qué a pesar de esta elevadísima cobertura vacunal no se consiguen erradicar enfermedades mucho menos virulentas que la viruela? ¿Son tan efectivas como se nos anuncia insistentemetne desde la industria y sus voceros políticos?

    Respecto a su seguridad, el análisis riesgo/beneficio tampoco está tan claro. Recordemos que si bien hay estudios de seguridad para cada vacuna aislada, los riesgos acumulativos de todas estas inyecciones no se han estudiado jamás. ¿Son todas estas vacunas necesarias? No hace falta ser un genio para darse cuenta de que no.

    Nos han vendido la vacunación como el único factor de prevención de epidemias. Sin embargo la vacunación masiva es algo reciente (años 70 y 80) que coincide en el tiempo con mejoras generales y continuadas del nivel de vida (vivienda, nutrición, higiene. condciones laborales, etc.). En contraste, las vacunacipnes masiva en zonas del mundo donde reina la miseria no consiguen erradicar ninguna enfermedad. El tercer mundo pone en evidencia que las vacunas no funcionan y que son otros los factores de peso en el control de las epidemias.

  7. Los consensos médicos no son
    Los consensos médicos no son la palabra de Dios pero nadie les niega su buena intención y que se basan en la ciencia de la que se dispone en cada momento.

    Enterrar/incinerar los cadáveres, no consumir agua estancada o productos en putrefacción, lavarse las manos antes de manipular alimentos, evitar los hacinamientos y el contacto íntimo y desprotegido con enfermos contagiosos conocidos, no abandonar la medicación sin más, hacerse reconocimientos médicos periódicamente, acudir al médico ante síntomas alarmantes o pertinaces, seguir unos hábitos de vida saludables, atender a las indicaciones de las autoridades sanitarias en temas como la vacunación, los aislamientos…

    Incumplir estas normas, pudiendo cumplirlas. pone en riesgo al incumplidor y a su entorno por lo que cualquier juez puede hacerlas cumplir para proteger a primeros incapacitados, segundos y terceros afectados.

    Afortunadamente la sensatez de lo propuesto hace que la intervención judicial sea la excepción.

    El Estado puede sumarse a esta labor si es capaz de no liarla más que aportar algo.


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