Todavía muchos se preguntan qué hacen los rusos en Venezuela.
Según el Banco Central de Venezuela, las reservas internacionales cayeron a 6.630 millones de dólares para el 21 de enero, lo que representa una caída de 779 millones con respecto al 27 de diciembre del año pasado. De esta suma solo 1.000 millones son líquidas. Esta es la suma más baja en los últimos 25 años. Como no hay recursos suficientes para defender la moneda nacional, cuantos más bolívares y petros se emitan mayor será la devaluación.
Ante un panorama como este, el Gobierno de Nicolás Maduro necesita con urgencia un aliado poderoso que pueda lanzarle un salvavidas en forma de auxilio financiero.
El Gobierno ruso ha manifestado su interés en brindar ese auxilio financiero a Maduro. Pero, considerando que las leyes venezolanas establecen que los acuerdos internacionales deben ser ratificados por la Asamblea Nacional, el camino no luce despejado para las inversiones rusas. Por lo tanto, una de las exigencias de los rusos era que Juan Guaidó saliera de la presidencia del poder legislativo.
Según la firma Reuters, desde el año 2006 Rusia ha prestado a Venezuela 17.000 millones de dólares. Le ha otorgado préstamos a PDVSA y ha ayudado a esta empresa a escaparse de algunas sanciones internacionales. Posee importantes participaciones accionarias en empresas mixtas del sector petrolero, por ejemplo, en Petromonagas, Petroperijá y Petrovictoria tienen el 40%, el 32% de Petromiranda, el 27% de Boquerón y el 32% del Bloque Junín 6. Venezuela paga sus deudas a Rusia con petróleo que se entrega a la compañía Nayara Energy Limited, donde la empresa rusa Rosneft tiene un 49% de participación. Todavía muchos se preguntan qué hacen los rusos en Venezuela.
En circunstancias menos apremiantes los chavistas se han saltado muchas veces la legalidad. En esta oportunidad, apoyados por la experiencia rusa y ante la exigencia de ese país, uno de los pocos aliados que le queda a Maduro, ha recurrido nuevamente a la práctica mafiosa y en una descarada jugada, que combinó violencia con soborno, impuso al exdiputado de la oposición Luis Parra como presidente de la Asamblea Nacional con los votos chavistas y sin el quórum necesario para ser electo. Casualmente, Rusia se apresuró a reconocer a Parra como presidente de la Asamblea Nacional, al expresar que “consideramos la elección de una nueva dirección del parlamento como el resultado de un proceso democrático legítimo, que propicia el retorno de la lucha política venezolana a la constitucionalidad”. Para lograr su objetivo, los chavistas establecieron un cerco policial alrededor de las instalaciones del palacio legislativo impidiendo la entrada de los diputados opositores. El plan era evitar la reelección de Guaidó a toda costa, y Maduro no iba a perder la oportunidad de jugarse la carta que guardaba desde hacía cuatro años: apoderarse del último reducto de la oposición que, a su parecer, había debilitado la imagen de su régimen, logrando que 60 países reconocieran a Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional y presidente interino del país. Hasta ahora no había podido anularla con el Tribunal Supremo de Justicia ni con Asamblea Nacional Constituyente. La única salida que le quedaba era tomarla a cualquier costo.
No solo se impidió la entrada a diputados al parlamento, sino que previamente se venía preparando el terreno para dar el golpe parlamentario. Hasta la fecha el régimen mantiene 49 diputados con procesos judiciales, el diputado Juan Requesens está preso y Gilbert Caro, también diputado, secuestrado por los cuerpos de inteligencia del Gobierno; a 29 diputados se les ha revocado la inmunidad parlamentaria y 27, entre principales y suplentes, están en el exilio.
El diputado Luis Parra había sido separado desde el mes de noviembre del partido opositor Primero Justicia, cuando una investigación del portal Armando.info informó de que se estaba formando un grupo de presión internacional para favorecer a empresarios vinculados a Nicolás Maduro, algunos de los cuales ya habían sido sancionados por Estados Unidos.
Como prueba de que hubo soborno, el diputado José Hernández le comunicó a la periodista Beatriz Adrián que le habían ofrecido 700.000 dólares para que apoyara a Parra. Se habla en los medios de comunicación de que el pago a los siete diputados opositores fue por una suma que oscila entre 300.000 y 400.000 dólares.
Mientras tanto, en paralelo, Juan Guaidó logró ser reelegido el mismo día con 100 votos de 167 posibles, en una sesión pública realizada en la sede del diario El Nacional. La OEA y la mayoría de los países latinoamericanos respaldaron esta reelección como legítima.
Tras más de dos décadas de gobierno chavista el panorama no luce muy alentador para el país. Algunos ven alejarse la posibilidad de que Maduro salga a través de negociaciones o de una revuelta interna apoyada por el ejército. Otros abrigan la esperanza de una intervención internacional y ruegan a Guaidó que la pida a sus aliados, pero esta semana el representante para Venezuela de la Casa Blanca aclaró que la intervención en Venezuela no depende de Guaidó sino de Donald Trump.
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