No es Hillary Clinton la primera mujer que aspira a la presidencia de EEUU, sino que hace nada menos que más un siglo hubo otra candidata: Victoria Woodhull.
Hoy, con Hillary Clinton como candidata del Partido Demócrata a la presidencia de EEUU, todos parecemos dar por hecho que es la primera y única mujer hasta la fecha que logra esto. Pero no es cierto. No sólo en estas elecciones de 2016 el Green Party tiene una candidata, Jill Stein, sino que hace nada menos que más un siglo hubo otra candidata a la presidencia de EEUU.
Se trata de Victoria Woodhull, nominada en 1872 como candidata a la presidencia de EEUU por el Equal Rights Party (antes People’s Party). Victoria Clafin, pues ése era su nombre de soltera, nació en 1838 en el estado de Ohio. Con 9 hermanos, apenas fue sometida a escolarización. En 1869 acudió a una reunión sobre el sufragio femenino y enseguida se convirtió en una seguidora de la causa. En 1871 testificó en el House Judiciary Committee que las mujeres ya habían ganado el derecho al voto bajo las enmiendas 12 y 15 de la Constitución americana. Las mujeres son ciudadanos y “todo ciudadano sometido a impuestos debe tener voz en cuanto a la fiscalidad”. En mayo de 1872 fue elegida como candidata del Equal Rights Party junto con el famoso abolicionista Frederick Douglass (aunque él nunca reconoció esa candidatura).
Si bien es cierto que en algunas cuestiones económicas sus ideas no eran precisamente libertarias, sin embargo sí fue más que adelantada a su tiempo en la defensa de muchas libertades individuales. Defendió no obstante también ideas de comercio libre, aparte de creer en la libertad de prensa sin restricciones. En su vida se dedicó a diversas y aun variopintas dedicaciones, incluyendo la clarividencia junto con alguna de sus hermanas, y entre sus logros más reseñables está el hecho de que fue la primera mujer en EEUU que fue corredora de valores en bolsa en Wall Street. Una vida de trabajo que le permitió poder iniciar su propio periódico desde el que difundir sus ideas. Entre ellas estaba sin duda la de la libertad de amar, una causa que tomaría por influencia de sus lecturas de Fourier. También abogaría por la abolición de la pena de muerte.
En su periódico semanal, Woodhull & Claflin’s Weekly, se propugnaba una defensa de la mujer como un agente libre e independiente moralmente capaz de tomar sus propias decisiones en los negocios o en sus relaciones sexuales y amorosas. Woodhull defendía el derecho de los conservadores y monógamos a serlo, así como el derecho del resto de personas a elegir su modus vivendi. Woodhull defendía una radical igualdad de derechos y cuestionó privilegios proteccionistas como las tarifas aduaneras.
No sólo los conservadores, sino también los muy puritanos marxistas, llegaron a condenar a Woodhull debido a que ésta acabó en la cárcel por enviar artículos y cartas con detalles de relaciones extramaritales de personajes de la sociedad neoyorkina. Uno de los contribuyentes del semanal de Woodhull fue Stephen Pearl Andrews, un anarco-individualista de la época.
Aunque Victoria Woodhull nunca fue como tal una liberal-libertaria, tampoco se consideraba marxista, y defendió casi antes que nadie muchas causas asumidas por el pensamiento liberal-libertario como la libertad de prensa y de opinión, la legalidad de la prostitución, el amor libre o la libertad reproductiva al margen del Gobierno.
Woodhull ha sido injustamente olvidada por la historia no sólo occidental sino por la propia de EEUU. Pero no podemos completamente entender la lucha por muchas libertades civiles sin recordar su ejemplo y su vida.
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