La peculiar coalición está formada por unos productores musicales sedientos de mayores regalías en Estados Unidos y el Defensor del Consumidor noruego (un tipo nombrado por el rey del país escadinavo para, según dicen, defender a los consumidores de esa nación).
La Asociación Nacional de Editores Musicales (NMPA) ha reclamado que la cantidad que tiene que pagar Apple a sus miembros por cada canción vendida aumente en un 66 por ciento, de 9 a 15 centavos de dólar. Si esto ocurriera, la venta de canciones a 99 centavos dejaría de ser rentable, por lo que la compañía de la manzana ya ha amenazado con cerrar su tienda de música si las autoridades deciden dar la razón a la NMPA. Y es de temer que el poder político actúe como quieren los editores. Quien debe decidir sobre la cuestión es la Copyright Royalty Board (CRB), que anteriormente ya ha demostrado tener poco cariño por internet. Esta institución, adscrita a la Biblioteca del Congreso y formada por tres jueces, decidió el año pasado que a partir de 2010 las tasas que pagan las radios online por derechos de autor se tripliquen, con lo que desembolsarán mucho más que las emisoras tradicionales.
La NMPA argumenta que el beneficio de Apple está en la venta del iPod, por la que ellos no ingresan un céntimo, y que los editores musicales necesitan ganar más ahora. No se plantean que es mejor ganar algo (que dado el volumen de ventas de iTunes no es una cifra pequeña) que no ganar nada debido al cierre de iTunes o a que esta pierda su clientela por subir los precios para que siga siendo rentable, lo que también conduciría a su clausura.
Y es precisamente el iPod lo que abre el frente noruego para iTunes. El Defensor del Consumidor pretende obligar a Apple a que las canciones vendidas a través de su tienda puedan ser escuchadas con reproductores diferentes a los suyos. Si el gigante informático no cede a sus presiones, amenaza con llevarle ante los tribunales. Por supuesto, si esto ocurre y los juzgados dan la razón a ese tipo nombrado por el rey de Noruega, puede haber una reacción en cascada en todos los países de la Unión Europea y no es descartable que las autoridades comunitarias, tan intervencionistas como son, se sacaran de la manga una sanción contra la compañía fundada por Steve Jobs y Stephen Wozniak.
Si una buena parte del negocio de iTunes está en que favorece la venta del iPod, obligar a abrir sus canciones a otros reproductores haría de la venta de música un negocio nada rentable para la compañía, con lo que el cierre en Europa sería algo factible. Algo que no parece plantearse el noruego en cuestión. Un señor que además no da la impresión de haberse enterado de que existen otras tiendas que también venden canciones sueltas, por lo que nadie tiene la necesidad de comprar el producto de Apple.
Tan sólo falta que un grupo de editores musicales y supuestos defensores del consumidor asalten con antorchas la sede de Apple al grito de ¡acabemos con iTunes! Los efectos no serían peores.