Hicieran lo que hicieran, que generalmente era o malo o nada, los políticos siempre hablaban en el mismo sentido: había que proteger a los autores, esto de la piratería estaba muy mal, había que tomar medidas, etc.
Pero esta última semana parecen haber cambiado las tornas. David Cameron fue el primero en disparar, anunciando que el próximo año se revisará la legislación sobre derechos de autor. Al parecer, el premier británico quedó impresionado por una conversación con los fundadores de Google en la que éstos aseguraron que, de haberse regido por las leyes británicas, nunca podrían haber creado el buscador. La razón: las leyes de propiedad intelectual en el Reino Unido son muy estrictas, y los casos de "uso legítimo" muy limitados.
Lo más probable es que tras la revisión las leyes sean más parecidas a las de otros países, respetando la posibilidad de citar o hacer parodias sin enfrentarte a una demanda por violación de derechos de autor. Pero el cambio de tendencia sí es significativo. Cameron sigue escuchando a los lobbys, mas no sólo a los de siempre.
El bombazo, no obstante, venía de Bruselas. La vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de esa cosa pomposa llamada Agenda Digital, Neelie Kroes, aseguró que el "copyright no es un fin en sí mismo" sino un medio para incentivar la creación y que deja la capacidad de decisión en manos de intermediarios, impidiendo en muchos casos al público acceder a las obras artísticas y dejando "un vacío que es cubierto por contenidos ilegales". Incluso rechazó "enmarcar el debate sobre los derechos de autor en términos moralistas satanizando a millones de ciudadanos".
¿Se traducirán estas opiniones en medidas concretas? Pues previsiblemente no, al menos a corto plazo. Pero parecen indicar que los lobbys culturetas ya no lo tendrán tan fácil en Europa y deberán remar contracorriente.
¿En toda Europa? No. Aquí, naturalmente, la ley Sinde que permite a la administración cerrar sitios web a las órdenes de las esgaes sigue su curso y será aprobada con los votos de PSOE, PNV y CC. Volveremos a llegar tarde, naturalmente.