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Algoritmo neoliberal

Publicado en Libertad Digital

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No es la injusticia y el abuso de las empresas lo que caracteriza nuestra sociedad, sino su competitividad y eficiencia.

Leí en el Diario de Mallorca un artículo de Paco Tomás con título provocador: «El algoritmo neoliberal y tu pensamiento».

Empieza afirmando que, como en algunas compañías aéreas elegir asientos específicos es una opción que hay que pagar, aparte del billete, esto prueba lo que «sabemos que las empresas son capaces de hacer para recaudar dinero». Cualquier barbaridad, como someter la asignación de asientos, si no pagamos, a un «algoritmo» que nos puede separar aleatoriamente de quienes deberían viajar junto a nosotros.

Por eso, por esa voracidad empresarial, a veces «muy poco compatible con la convivencia», es que «lamentamos que el neoliberalismo más radical se haya asentado en medio planeta y haya impuesto sus reglas del juego de una manera tan humillante».

Y lo peor es que no nos quejamos cuando nos somete el algoritmo neoliberal:

El neoliberalismo económico ha alterado nuestro pensamiento, nuestra manera de reaccionar ante la vida, ante las injusticias y ante los abusos de poder.

Si usted cree que esto es ponerse dramático y estupendo, espere a ver cómo concluye don Paco su artículo:

Separar a dos personas que han decidido viajar juntas es provocar un conflicto donde no existía para luego cobrar por solucionarlo. Pues eso, aún hay personas que no lo entienden. Su mentalidad ya les bloquea cualquier razonamiento que genere empatía con los demás. Les impide ver la sinrazón, aunque sean capaces de leer la letra pequeña, hasta el punto de justificar cualquier estrategia empresarial, por absurda e injusta que sea, en nombre de la rentabilidad. Esa es la verdadera razón de la desesperanza. Cuando ese pensamiento se instala en los ciudadanos –no ya en los empresarios ni en los accionistas de las empresas; en los propios ciudadanos–, es que estamos empezando a perder la batalla.

Veamos. El término neoliberalismo se utiliza para describir los males de las sociedades modernas llamadas capitalistas, aunque en realidad sean híbridos de mercado y Estado. Ese híbrido no refleja un liberalismo genuino, pero tampoco, y esta es la clave para refutar la fantasía de don Paco Tomás, una humillante sujeción completa, incluso intelectual, de los ciudadanos al poder empresarial.

Lo más notable que ha sucedido en las empresas aéreas no son sus injusticias y abusos, que existen, pero no son la regla y tampoco vedan las quejas de los pasajeros, que protestan, entre otras cosas porque tienen derecho: después de todo, un billete es un contrato.

No es la injusticia y el abuso de las empresas lo que caracteriza nuestra sociedad, sino su competitividad y eficiencia. Lo más notable de la aeronavegación no es el trato degradante a los pasajeros sino la reducción del precio de los billetes, que en medio siglo ha convertido el viajar en avión de un lujo minoritario en una industria popular y masiva.

Esto no atrae el interés del señor Tomás, como tampoco lo atrae la alternativa a las empresas privadas, es decir, el Estado. Es curioso que emplee para las empresas la expresión «recaudar dinero», que solemos usar para una institución que sí somete a los ciudadanos. A ver, a ver, marchando unos algoritmos. Y que pase usted un buen verano.

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