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Asesino de internautas

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Quienes estamos en contra de la pena de muerte la rechazamos con independencia de dónde tenga lugar, pero hay algunos casos que resultan aún más repugnantes que el resto. Uno de ellos es el de Irán y la pena capital impuesta a los internautas Saeed Malekporu y Vahid Asghari. Ambos van a enfrentarse, si nada logra impedirlo, a la ejecución por mostrar en la red su disconformidad con la teocracia de Mahmud Ahmadineyad y Alí Jamenei.

Se les ha condenado, en un país en el que las garantías judiciales son inexistentes, por unos delitos que no deberían serlo en ningún lugar del mundo. Van a ser ejecutados por ofensas al islam y por "agitar a la sociedad" contra el sistema islamista. En definitiva, se les impone la pena capital por delitos de opinión. Para que todo resulte más grotesco, y deje más en evidencia lo injusto del sistema judicial iraní, no se ha permitido que sus familias conozcan las sentencias hasta más de un año después de ser dictadas. Pocas cosas pueden reflejar mejor que esto la crueldad del régimen teocrático persa amigo de los Castro, Chávez, Ortega y demás caudillos iberoamericanos.

Es la cara más cruel, pero no la única, de la represión de internet en Irán. La dictadura teocrática teme, como cualquier otra, a la red por ser un ámbito donde resulta muy complicado cercenar la libertad. Por eso no debe de extrañar que Ahmadineyad siga con sus planes de crear una internet propia iraní separada del resto del mundo y sometida a la Sharia. Este ciber-Dar al Islam persa no es más que una copia islamista de la triste y censurada intranet creada por los Castro en Cuba en sustitución de la red libre que podemos disfrutar en otros muchos lugares del mundo.

El iraní es un régimen asesino de internautas, y de ciudadanos en general, cuyos dirigentes odian y temen la libertad. Quienes, por el contrario, defendemos la dignidad y la autonomía de cada ser humano no podemos guardar un cómplice silencio ante sus crímenes, ni ante los de ninguna otra tiranía.

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