Los socialistas pueden terminar pagando unos costes políticos análogos a los que descalabraron el PP en los últimos años.
Ya hemos abordado en este rincón liberal los costes que el Gobierno de Warren Sánchez impondrá a las trabajadoras (cf. “Hostilidades laborales”). Pero sus políticas antiliberales también le costarán al propio Warren.
Como dicen los manuales, y han intuido los economistas desde hace al menos tres siglos, los gobernantes suben los impuestos al principio de la legislatura, no al final, de modo que el pueblo vaya olvidándose del saqueo a medida que pasa el tiempo. Los socialistas no han sido una excepción, y lo primero que han hecho es lanzar las propuestas de subidas de impuestos según llegaron a la Moncloa. Warren había prometido no castigar a los trabajadores y la clase media y, como lo hará, si puede, le conviene hacerlo pronto para que la mentira tenga un coste político decreciente hasta las próximas elecciones.
Entre anuncios y globos sonda, la lista es notable: la banca, las transacciones financieras, Impuesto de Sociedades, “tasa Google”, el diésel, las cotizaciones a la Seguridad Social, la “armonización”, o sea subida, en Sucesiones y Donaciones, las empresas contaminantes, etc.
Esto también tiene lógica: las malas noticias, mejor todas juntas. Además, el Gobierno hará un inmenso esfuerzo de propaganda, no solo en capítulos de gasto y regulaciones (pobreza infantil, brecha salarial, explotación laboral, etc.) sino en medidas supuestamente identitarias del progresismo, que servirán como tinta del calamar: eutanasia, Franco, etc.
En términos de impuestos, se jugarán dos bazas: proclamar que los impuestos no los pagará el pueblo, una mentira espectacular, que ya hemos denunciado (cf. “Gran pirueta fiscal de Warren”), y otra jugada maestra opuesta, que es asegurar que el castigo, en realidad, es algo que los ciudadanos deseamos; en palabras del propio Warren: “queremos tener unos ingresos fiscales de primera para tener un estado de bienestar de primera”. Es un chantaje, porque el Gobierno no hace lo que queremos los ciudadanos, que siempre que nos preguntan rechazamos las subidas de impuestos.
Se dirá que el saqueo fiscal tiene costes políticos mayores para la derecha que para la izquierda. Seguramente en la Moncloa lo piensen también. Y puede ser verdad. Pero si no lo es, los socialistas pueden terminar pagando unos costes políticos análogos a los que descalabraron el Partido Popular en los últimos años. Tendrá, pues, un saldo negativo el balance que más le preocupa a Warren Sánchez: el suyo