Claudio Sapelli, doctor en Economía por la Universidad de Chicago, demuestra con datos que Chile tiene cada vez menos desigualdad.
Aunque Chile ha pasado del subdesarrollo a la prosperidad en un tiempo récord, su sistema económico liberal está bajo ataque desde hace algunos años. Uno de los argumentos más recurrentes de los críticos con el llamado «modelo chileno» tiene que ver con la «desigualdad», descrita a menudo como una lacra que no ha parado de aumentar conforme se ha profundizado la apuesta por el capitalismo.
Sin embargo, esta tesis pesimista se está resquebrajando gracias al esfuerzo de investigación que está liderando desde hace años el director del Instituto de Economía de la Universidad Católica, Claudio Sapelli. Sus trabajos empezaron a crear debate en 2011, cuando salió a la luz el libro «Chile, ¿más equitativo?».
Ahora, Sapelli vuelve a la carga con una versión revisada de dicha obra que tumba con datos fríos el relato políticamente correcto según el cual Chile tiene una desigualdad creciente que debe ser atajada. De hecho, el doctor en Economía por la Universidad de Chicago afirma todo lo contrario y demuestra, con datos, que Chile tiene cada vez menos desigualdad.
Desde 1930 hasta hoy
Para hacer estas afirmaciones, Sapelli ha acudido a las encuestas CASEN, que miden la evolución del ingreso de los chilenos desde el año 1992. En la revisión de «Chile, ¿más equitativo?» se presentan los datos de las encuestas CASEN separados en dos periodos: 1992-2003 y 2000-2013. Esto permite observar cómo evolucionan los ingresos de los nacidos en las distintas décadas que van de 1930 a 1990.
Este enfoque permite observar cómo evoluciona la desigualdad por generaciones. Y la conclusión de Sapelli es clara: hay una brecha de 26 puntos entre las diferencias de ingresos de los chilenos más viejos y los más jóvenes. Por tanto, las divergencias salariales se han ido estrechando durante las últimas décadas, de manera que el coeficiente de Gini que engloba a todos los chilenos ya ha caído de 0,58 a 0,50 puntos durante el periodo que va del año 2000 al 2013.
Por tramo de ingresos
La izquierda política chilena no duda en afirmar que los ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez más pobres. Incluso algunos sectores de la derecha política se han sumado a la campaña igualitarista de la bancada progresista.
Pero Sapelli ha demostrado que, en realidad, lo que está pasando en Chile es que los pobres son cada vez más ricos. Lo vemos en la siguiente gráfica, que compara el ingreso por hora de los trabajadores a tiempo completo (full time), tomando como referencia el período comprendido entre 1996-1998 y 2011-2013.
Estos datos, tomados también de las encuestas CASEN, apuntan que los hombres con un trabajo a tiempo completo que se encuentran en el 10% de menos renta han visto aumentar sus ingresos casi un 90%, mientras que para las mujeres la subida ha sido del 50%.
En el resto de niveles de renta, el ingreso por hora ha aumentado de manera similar para hombres y mujeres, con un promedio que apunta a una subida media del 50%. No obstante, entre el 10% de más ingresos, la subida ha sido mucho menor y ronda el 10%.
La educación, factor clave
Claudio Sapelli cree que la educación ha jugado un factor clave a la hora de favorecer la caída de la desigualdad en Chile. Para demostrarlo, calcula un coeficiente de Gini que no se refiere a los ingresos sino a los años de educación de cada generación. El resultado es que, para los nacidos a finales de la década de 1920, la desigualdad en los años de educación era de 0,35 puntos. Sin embargo, los niveles registrados entre los nacidos en la década de 1990 se mueven en el entorno de los 0,10 puntos, tres veces menos.
¿Por qué el debate?
¿Por qué, entonces, las quejas sobre la desigualdad? ¿Y por qué muchos de estos lamentos abordan el debate con un criterio educativo, a pesar de que precisamente en ese campo se han registrado importantes avances? Sapelli entiende que, al margen de los interés políticos que empujan este debate con independencia de los datos reales, hay una serie de cuestiones que merece la pena explicar.
La primera es la disminución en la tasa de retorno que brindan los estudios superiores. Según Sapelli, la generalización del acceso a la educación ha tenido también el efecto de reducir la prima salarial de los estudiantes más preparados, que antes rondaba el 80% pero que ahora está en niveles del 20%. Evidentemente, conforme la economía tiene más trabajadores cualificados, la retribución «extra» que percibe este segmento laboral va a reducirse.
Por otro lado, también subraya Sapelli que la movilidad social ha aumentado sustancialmente en Chile, generando mayores posibilidades de ascenso, pero también de descenso. Esa nueva situación, inseparable de una economía más competitiva y flexible como es el Chile de 2016, genera oportunidades de progreso, pero también tensiones y miedos entre las clases medias.