El Instituto Juan de Mariana celebró su cuarta Cena de la Libertad, durante la cual hizo entrega de su premio a una trayectoria ejemplar en defensa de la libertad. El galardonado no era otro que Carlos Alberto Montaner, que, tras medio siglo de exilio se ha convertido en un símbolo vivo de la oposición a la tiranía castrista y se ha ganado un lugar destacado entre los grandes intelectuales en lengua española de las últimas décadas.
Carlos Alberto Montaner dejó su patria apenas saliendo de la adolescencia. Aun así, cuando marchaba al exilio desde su Cuba natal ya conocía la experiencia de las prisiones de un entonces recién instaurado régimen castrista y del hacinamiento durante meses en una embajada en la que se refugió junto a docenas de personas. Desde entonces, la lucha contra la dictadura que sufre su pueblo ha ocupado un lugar central en su vida. Eso no le ha impedido, sin embargo, reflexionar, escribir e implicarse personalmente en el esfuerzo por la libertad de millones de seres humanos en muchos otros puntos del planeta.
El gigante homenajeado el pasado viernes denuncia la falta de libertad bajo cualquier tirano, con independencia de en nombre de qué ideología ejerza su poder, en cualquier punto del planeta. Ha hecho suya también la causa por la igualdad (la auténtica, no la de cuotas y similares) de todos los seres humanos con independencia de sexo, raza u orientación sexual. Una igualdad que, por cierto, es negada en los hechos a negros, mujeres y homosexuales en la Cuba de los hermanos Castro.
Buena muestra de su compromiso con la libertad y de su talla intelectual es el hermoso discurso con el que recogió el premio concedido por el Instituto Juan de Mariana. Especialmente emotivo resultó que terminara su intervención dedicando el galardón a Orlando Zapata Tamayo, una de las últimas víctimas mortales del castrismo. Tanto Montaner como Zoe Valdés, exiliada en París que acudió a España para participar en la entrega del premio, lograron llegar al corazón de todos los presentes. Sin rencor, pero con firmeza, las palabras de ambos fueron de compromiso con la libertad.
No en vano el castrismo siente un especial temor ante Montaner. Con su trayectoria intachable de honestidad, valor y fuerza intelectual, la suya es la voz de la esperanza para millones de seres humanos que sueñan cada día con una Cuba libre.
Felicidades, maestro, nunca un premio fue tan merecido