Lo que nos distancia de ella no es ni la lotería ni una herencia, sino el trabajo honrado y el ahorro. Y el mero conocimiento de que ese camino existe y es plenamente viable.
Para vivir necesitamos consumir, y para poder adquirir los bienes de consumo necesitamos una renta. En la primera etapa de nuestra vida laboral, la única renta que obtenemos proviene del trabajo. En esa etapa transformamos parte de la renta en riqueza: es decir, ahorramos e invertimos para crear un patrimonio. En una segunda parte de nuestra vida la renta derivada del trabajo ya no es tan importante porque obtenemos otra renta independiente que procede del patrimonio que hemos creado. Veamos cómo.
Partiremos del estudio del Instituto Juan de Mariana Una sociedad de propietarios. En él se observa que la rentabilidad histórica de la Bolsa española, la rentabilidad real, descontada la inflación, es del 7 por ciento. Es decir, que si uno hace una inversión en valores representativos de la evolución de la Bolsa y lo hace durante un período largo de años, obtendrá una rentabilidad media anual de en torno al 7 por ciento. Y ahí propone un sencillo supuesto: una familia ahorra 4.200 euros el primer año, a razón de 350 al mes. Y ese ahorro se aumenta a razón de un 4 por ciento al año, a medida que la mejora profesional permite un aumento de las aportaciones a la inversión.
Gracias a la magia del interés compuesto, cuantos más años se siga el plan de ahorro, más crece la riqueza acumulada. ¿Qué resultados obtendríamos? En 10 años habremos ahorrado 11 millones de pesetas, y en sólo 5 más, el doble. En 20 años casi 40 millones y en 30, 101. Supongamos que una persona sigue ese plan desde los 25 hasta los 65 años, es decir, durante 4 décadas. Entonces habrá acumulado un patrimonio en Bolsa de 237 millones de pesetas, que (al 7 por ciento supuesto), le darían una renta anual de 16,6 millones de pesetas.
¿Que se ve incapaz de seguir ese plan de ahorro? Pero si usted aporta mucho más en una Seguridad Social que (todo el mundo lo reconoce), da unas pensiones misérrimas. ¿Qué ocurriría si un cotizante medio destinase la cuota de la Seguridad Social a la inversión en Bolsa? El Juan de Mariana también ha hecho ese cálculo. Si un cotizante medio hubiese destinado sus pagos a la SS de 1992 a 2006 (un período de 15 años, no los más de 30 que estamos pagando al Estado), dispondría en ese tiempo de un patrimonio de 246.865 euros (41 millones de las antiguas pesetas), que le darían una renta mensual de 1.500 euros (250.000 pesetas), más del doble de la pensión media actual.
Trabajo, ahorro, constancia y años. Ésa es la fórmula para ser rico en una sola generación.