De modo que sólo puedo imaginarme la sensación que produce tener la voluntad de imponerse sobre los demás y creerse con la capacidad de tumbar cualquier oposición, pero me da la impresión de que José Luis Rodríguez Zapatero la conoce perfectamente.
Fíjense, si no, en el caso Endesa. Acuerda entregársela a Gas Natural a 21,30 euros por acción, de los cuales se paga en dinero dos terceras partes, y financiando parte del coste con la venta de una parte de los activos a Iberdrola. Como quiera que ese acuerdo tiene sentido en un patio de colegio o de prisión, pero no en un mercado abierto, E.On ve la oportunidad de adquirir la empresa española a muy buen precio (27,50). Gas Natural no tiene con qué enfrentarse a la alemana, pero Zapatero sí, o al menos eso es lo que hace ver desde el comienzo.
Apela al nacionalismo; él, que no cree en España. Cambia la legislación para dar más poder a la CNE, ese organismo risible, y utilizarlo para hacer menos atractiva a E.On la compra de la española. ¿Qué en el "corazón de Europa" le dicen que allí los Tribunales no son como la fiscalía española? ¿Qué le recuerdan que no le van a permitir saltarse las leyes? Ahí se las den todas, mientras tanto tiene tiempo para imponerse.
Como E.On avanza impertérrita, mueve los hilos buscando alguna empresa española que la frene. Suenan varios teléfonos, pero es el de Acciona el único que da buen resultado. La empresa entra, pero no logra detener a los alemanes. El Gobierno barrunta un acuerdo de la empresa de los Entrecanales con E.On, y le basta con hacer mención de la regulación sobre energías renovables, la gran apuesta de Acciona, para que ésta responda en primer tiempo de saludo. No hay trato con E.On. Aún así, todo indica que los alemanes se llevarán el gato al agua, de modo que Zapatero pactó con Prodi la entrada de Enel.
Adam Smith ya advertía del error de quienes ven la sociedad como un tablero de ajedrez, porque aquí las fichas tienen su propio impulso. Nuestro iletrado presidente no lo ha tenido en cuenta y ha topado con un alfil rebelde: Manuel Conthe, que ya se había atrevido a poner en evidencia que un periodista de la SER fue el encargado de entregar en la CNMV un dossier contra Francisco González; un hombre así resulta imprevisible. Conthe, hasta donde yo sé, no es un hombre dado a compromisos. Y, hablemos claro, se ha negado a ser una pieza más en la estrategia zapateril y tiene más aprecio por su dignidad y su persona de lo que Zapatero es capaz de concebir. Como en todas, en esta historia hay un elemento que mantiene abierto el final: que hay personas que, como Manuel Pizarro o Manuel Conthe, no tienen miedo de alzarse sobre sus pies.