La desigualdad, suponiendo que aumente, no representa ningún riesgo para la recuperación.
Leí lo siguiente en el suplemento dominical de Economía de ABC:
Desigualdad. La reactivación económica no llega a todos los bolsillos. El Foro de Davos ha alzado la voz de alarma sobre el riesgo para la estabilidad global que supone una recuperación que no ha logrado reducir los desequilibrios generados durante la crisis.
Son pocas líneas y pocas palabras. Pero todo lo que ahí se dice es más que dudoso.
¿Cómo puede interpretarse que la reactivación económica no se reparte igualitariamente? Solo en un sentido: como una gansada. No hay nada que se reparta igualitariamente, ni el dinero, ni el talento, ni la fuerza, ni la belleza, ni el poder ni nada. En el caso de la economía hay un error adicional, porque la riqueza se reparte cuando se crea, y por eso se reparte siempre de manera desigual, porque así es como se crea. Esa desigualdad, por cierto, nos beneficia a todos, como se comprueba fácilmente imaginando qué sucedería si la envidia institucionalizada alcanzara su máximo esplendor y el Estado lograse igualarnos a todos: el resultado solo podría ser la miseria.
Llamar la atención porque el Foro de Davos se alarme por la desigualdad es no haberse enterado de qué cosa es dicho foro, a saber, un cuento de un grupo de listos que se han hecho de oro explotando la vanidad de muchos políticos y la necesidad de muchos empresarios de congraciarse con el poder. El Foro siempre ha seguido las modas políticas, y jamás ha remado a contracorriente.
Alarmarse ante la desigualdad es simplemente seguir el camelo que esgrimen ahora los poderosos para legitimar su poder, cuando en realidad solo hay una desigualdad alarmante: precisamente, la generada por el poder con sus intervenciones. Pero no hay absolutamente nada de malo en que Amancio Ortega sea cada día más rico que nosotros, siempre que no nos impida a nosotros enriquecernos, lo que evidentemente el acaudalado empresario gallego no hace.
La desigualdad, suponiendo que aumente, no representa ningún riesgo para la recuperación. El riesgo de la misma es, como siempre, provocado por la política, en particular las políticas monetarias y fiscales expansivas.
Y por fin, si la recuperación equivale a la disminución del paro, ¿cómo es posible que se afirme que los desequilibrios generado durante la crisis no se han reducido?