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El FMI alerta: estimaciones optimistas y riesgos a medio plazo

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Nos enfrentamos a una desaceleración moderada, que debería ser una oportunidad única para atraer más inversión.

I hate to say I told you so, The Hives.

El Fondo Monetario Internacional ha vuelto a avisar a España del riesgo de revertir las reformas y aumentar los desequilibrios.

Pide profundizar en la reforma laboral del PP para acabar con el paro estructural y medidas creíbles para el presupuesto de 2019.

Al FMI se le suele criticar por muchos lados. Se le acusa de “neoliberal” a pesar de que en casi todas sus recomendaciones nunca exige grandes recortes de gastos, sino moderación en su crecimiento. Y se le critica equivocadamente, en muchas ocasiones, por ser negativo. Es exactamente lo contrario. El FMI suele ser excesivamente diplomático y, sobre todo, poco exigente con los gobiernos.

Un FMI claramente diplomático ha constatado los importantes riesgos de la economía española. Como explicaba nuestro compañero Juan Sanhermelando, “el crecimiento se ralentiza más rápidamente de lo previsto, los riesgos que amenazan la recuperación han aumentado y muchos de los anuncios del Gobierno socialista podrían resultar contraproducentes y acelerar una recaída”.

De manera muy diplomática, pero contundente, el FMI alerta sobre las optimistas e infladas estimaciones de ingresos fiscales. No es de extrañar, porque la media de error en estimaciones de ingresos por nuevos impuestos en nuestro país es muy importante, una media de 5.000 millones anuales. Es un truco fácil para cuadrar déficits. Hacer estimaciones imposibles de ingresos fiscales mientras que los aumentos de gastos son muy reales.

Los propios Inspectores de Hacienda lo han avisado: “Sería, además, muy interesante que aquellos que hablan una y otra vez de esas llamativas cifras aportaran los estudios en los que se basan para poder contrastarlas. De unos estudios previos sin fundamento surgen propuestas inadecuadas e imposibles» (Inspectores de Hacienda, enero 2015).

Ese es el primer tirón de orejas suave del FMI. En España, desde 1998, la consolidación fiscal nunca se ha conseguido vía ingresos y aumentando gastos.

El FMI es consciente, además de que España no tiene espacio fiscal para aumentar déficits y alerta de que aumentar el déficit y el gasto en periodo de crecimiento llevará a recortes más duros y severos cuando cambie el ciclo económico. Las reservas presupuestarias, que se agotaron durante la crisis, deben reconstruirse, y eso no se hace aumentando gasto e impuestos, porque el FMI y cualquiera de nosotros sabemos que los ingresos estimados no se cumplirán porque están calculados de manera política y falaz, mientras que los gastos se disparan por encima de lo presupuestado.

El FMI alerta de que los gobiernos siempre acuden a subir impuestos para solucionar gastos excesivos (“la herramienta de ajuste preferida por el gobierno”). Pero recuerda que podrían provocar distorsiones y tener un impacto negativo en el crecimiento. Para evitarlo «es clave un diseño cuidadoso de las medidas fiscales». Poco caso le hacen. Estudios empíricos de más de 200 países muestran que “una subida de impuestos de 1% del PIB en periodos de consolidación fiscal lleva a una caída del PIB de un 1% en ocho trimestres” (FMI, Dabla-Norris, Lima).

Ligar las pensiones al IPC es otro error del que alertan. Porque es profundamente antisocial, al poner en peligro todo el sistema y las pensiones futuras por no incluir otros factores esenciales a la hora de valorar las pensiones, como la sostenibilidad y la pirámide de población. Aumentaría el gasto en pensiones entre 3 y 4 puntos del PIB a 2050.

El informe recuerda la importancia de “relanzar el ajuste fiscal estructural y preservar el espíritu de las reformas del mercado de trabajo”, es decir, lo contrario de lo que intenta imponer el PSOE.

Los que critican al FMI por neoliberal se sorprenderán porque lo único que dice es algo que es de sentido común: Aumentar los desequilibrios y los gastos en tiempos de bonanza económica nos llevará a tomar medidas mucho más duras y mayores recortes cuando suba el paro y entremos en recesión.

España no necesita gastar más (lo explicamos aquí). Aumentar el gasto, el déficit y los impuestos ahora no es una política social, sino antisocial, porque supone mayores y peores recortes futuros.

Aumentar impuestos cuando ya se subieron por la crisis y todas las comunidades autónomas del “cambio” han subido los tramos autonómicos hasta superar hasta en tres puntos la media nacional es injusto e inmoral. Además, debilita nuestras bases imponibles de cara a una desaceleración. Subir impuestos indirectos y directos es seguir recortando a los ciudadanos en sus ingresos.

Aumentar gastos es completamente innecesario cuando los presupuestos de 2018 ya incluyen aumentos generalizados en las principales partidas. Aumentar gasto hoy es multiplicar los recortes después.

No, el FMI no hace recomendaciones neoliberales ni liberales, solo advierte, porque después, cuando llega el invierno, echaremos la culpa a los demás.

Nos enfrentamos a una desaceleración moderada, que debería ser una oportunidad única para atraer más inversión y más empleo de todo el mundo, anunciando medidas que hacen a la economía española más frágil, las bases imponibles más débiles y mayor el riesgo de incumplimiento de déficit y con ello mayor endeudamiento cuando suben los tipos de interés.

Nada de ello tiene que ver con política social. Lanzarnos a otra crisis de deuda con estimaciones de ingresos de ciencia ficción y aumento de gasto político no es social. Es anti social.

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