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El Ingreso Mínimo Vital: una subvención a la obediencia que ni pueden ni van a pagar

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Ninguna medida de ingresos y nuevos impuestos va a evitar una enorme lista de recortes en el futuro.

“My hair is all mine, my teeth are my own but everything else is on a permanent loan, I’m on low budget», Ray Davies.

El gobierno de España no para de lanzar enormes anuncios de gasto sin memoria económica, espacio fiscal ni presupuesto. Manteniendo el exceso de gasto de la administración más cara de la democracia y anunciando medidas impagables envían al país a un rescate que terminará en una década de recortes.

Esta semana Goldman Sachs revisaba a la baja las estimaciones de crecimiento de España y la Eurozona. España caería en 2020 un 12,7%, y la Eurozona un 11% con una recuperación lenta y endeudada y, en nuestro caso, más lenta y con más paro. Estiman 15,01 millones de afiliados (excluyendo ERTE) a finales de año y una destrucción de más de 130.000 empresas solo en marzo y abril.

El déficit de más de 120.000 millones de euros en el que vamos a incurrir en 2020 no viene exclusivamente por las medidas sanitarias. El gobierno ya se desvió en el déficit en 2019 con ingresos fiscales récord y en dos meses en 2020 se desvió “en todas las rúbricas” más de 7.000 millones.

El gobierno exige a todos una economía de guerra mientras mantiene una administración de bonanza, dándose la coincidencia de que España ha presentado el mayor déficit de la Unión Europea -y será mayor- mientras mantiene el mayor número de ministerios y altos cargos de sus principales socios.

El profesor José María Gay de Liébana recordaba esta semana que el Estado debería cercenar la “industria política, que consume más de 25.000 millones de euros anuales” para acomodar el mayor gasto sanitario (para el que tendremos todo el apoyo de la Unión Europea).

El gran problema es que el enorme déficit de 2020 esconde un enorme aumento de déficit estructural que nos envía a otro agujero superior a los 75.000 millones de euros en 2021, y eso si nos creemos la recuperación anunciada.

El gobierno quiere ahora quedarse con 28.000 millones de superávit de los ayuntamientos y con la caja de las empresas públicas para tapar el agujero fiscal en el que se ha metido.

La verdad: un rescate con enormes recortes. Ninguna medida de ingresos y nuevos impuestos va a evitar una enorme lista de recortes en el futuro. La destrucción de empresas y las pérdidas patrimoniales y de beneficios son tan impresionantes que ninguna veleidad tributaria del pasado va a mitigar el destrozo fiscal. Ninguna de esas medidas “estrella” iban a hacerlo tampoco antes.

Recordemos que el gobierno en sus estimaciones de ciencia ficción asumía un aumento de ingresos por “nuevas figuras tributarias” de poco más de 5.000 millones mientras confiaba en mantener ingresos récord por IVA, IRPF y Sociedades. Podemos se ha inventado el “impuesto a las grandes fortunas” con el que pretende, en estimaciones completamente increíbles, recaudar 11.000 millones de euros en un impuesto, injusto, inmoral, eliminado en casi toda la Unión Europea, y que, encima, no recauda casi nada. En el máximo de 2007, con mayor patrimonio neto que hoy, no se llegaron a recaudar 3.000 millones.

El desplome de ingresos por IVA e IRPF por el cierre forzoso y la destrucción de empleo superará en más del doble la optimista estimación del gobierno. Pero el Impuesto de Sociedades va a llevar años recuperarlo con el erial de empresas y dominó de pérdidas a los que se enfrentan éstas.

¿Qué nos dice esto? Este gobierno sabe que nos lleva a un rescate y a enormes recortes, pero anuncia gastos sin control ni memoria presupuestaria, gastos que además no paga, para intentar generar titulares que digan que son muy “sociales”. No hay nada más anti-social que llevar a un país a la ruina y presentarse como generoso con un dinero que ni tienen ni van a pagar.

Solo el desvío de gastos de los dos meses antes mencionados ya invalida cualquier teoría recaudatoria, y a eso se le añade el colapso en ingresos creado por el cierre forzoso de la economía hecho con ineptitud, falta de coordinación con los agentes económicos y llevado a cabo con el mayor desconocimiento del tejido empresarial de España.

Por negarse a reducir gastos innecesarios y lanzarse a aumentar medidas asistencialistas mientras se hundía la economía nos llevan a un rescate de enormes recortes. Y no, “esto” no le está pasando a todo el mundo ni es una crisis simétrica. España cae mas que la media europea, con mayor paro y aumento de deuda.

El Ingreso Mínimo Vital, una subvención a la obediencia que ni pueden ni van a pagar. El ingreso mínimo vital es un subterfugio creado para sacar personas de la fuerza laboral y que parezca que la sangría del empleo es menor. Primero, es una vergüenza que el gobierno se apropie de ese término cuando las comunidades autónomas ya tienen una renta mínima de inserción y una amplia red de ayudas sociales que ya están en marcha.

Es una medida sin espacio fiscal ni memoria económica, donde el propio ministro reconoce que va a pagarse “acudiendo a los mercados” es decir, endeudándose, y que añade al agujero fiscal que nos meterá en un rescate de enormes recortes. Lo único que busca son clientes rehenes que se crean que les van a dar dinero gratis y, cuando se descubra la imposibilidad de pagarlo, le echarán la culpa a Bruselas, a la derecha o a Franco.

Lo que busca el gobierno es anunciar medidas que sabe que no puede pagar para echar la culpa al que venga detrás de los recortes que ellos están forzando.

Lo peor de la medida es que, al contrario que cualquier país serio, ni se eliminan otras ayudas ya existentes para concederla, ni se hace sujeta a la búsqueda de empleo. En un país con el nivel de economía sumergida de España, es una locura que solo busca disfrazar las dramáticas cifras de paro, desincentiva la búsqueda de empleo reglado e incentiva la economía sumergida.

La irresponsabilidad en el anuncio semanal de enormes medidas de gasto solo lleva a mayores problemas en el futuro. Además, añadir amenazas a empresarios, creadores de empleo y sectores solo aumenta la inseguridad jurídica y empeora nuestra capacidad de recuperarnos.

Es muy triste que haya gente de buena voluntad que se crea que las mismas políticas que destruyen empresas y empleo y que ahuyentan a la inversión van a ser las políticas que aumenten sus salarios y el gasto social. Eso no es buenismo. Es irresponsable y nos lleva a la ruina.

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