Solbes lo justificaba en el Senado diciendo que el oro "ya no es rentable", porque no proporciona ninguna renta. Y Solbes es ministro ¡de Economía! El oro es dinero por excelencia, y el dinero no produce renta, pero su valor varía con el tiempo; vaya que si lo hace.
Desde entonces el oro se ha revaluado un 27,4% en euros, y de haber mantenido su stock el BdE, según los cálculos del Instituto Juan de Mariana, el valor de sus reservas sería hoy de 10.098 millones de euros, un 86% superior a los 5.430. Teniendo en cuenta el valor de los ingresos por sus ventas (reconocidos en 3.500 millones de euros) y el balance de su revalorización hasta el momento, (4.668 millones de euros). Unos 1.200 millones de pérdidas, que serían 1.000 si suponemos que hubiese invertido lo ingresado en bonos públicos, con una rentabilidad media del 4%.
Mas lo preocupante de las ventas de oro por el Banco de España no es sólo las pérdidas del valor de sus reservas, con ser ello importante. Una pérdida, además, que es mayor con cada día que pasa, pues hay una crisis de liquidez, un momento en el que el oro recupera plenamente todo su valor. Los expertos lo sitúan en los 1.000 dólares en breve plazo, hay quien piensa que podemos volver a los niveles de 1980 (2.200 dólares de hoy). Acaso sea más inquietante que la institución reguladora ha renunciado en gran parte a un activo esencial para afrontar crisis financieras como esta a que estamos abocados.
El oro ha sido denostado tradicionalmente por el inflacionismo; razón no le falta para temerlo. La adoración a Keynes, falso ídolo como ningún otro, ha hecho olvidar a dos generaciones de economistas qué es en verdad el amarillo metal y su función económica. En momentos de dificultad, de inflación, de crisis, reaparece con toda su fuerza; una oportunidad para redescubrirlo.